lunes, 7 de mayo de 2018

El concepto de verdad, de certeza, de mediocridad:

El concepto de “la verdad” según Popper, debería ser suprimido de nuestro vocabulario. Al ser el humano un mortal, es decir, un ser parcial, todas sus verdades son parciales. Y bien, precisamente porque son parciales, nos equivocamos tan a menudo.

Nietzche argumentaba que el error es propiedad de la condición humana, razón por la cual nos vemos obligados a realizar permanentes correcciones. La frase exacta de Nietzsche es: “solo el error es fuente de verdad”. Por lo mismo  para Nietzche corregir y pensar son casi sinónimos.

Con estas premisas resulta que es conveniente emplear el concepto de certeza.  Esta podríamos así definirla, como que es una verdad adaptada a la escala de nuestros sentidos, o si se prefiere, una verdad perceptible, lo que significa que fuera de esa escala la verdad percibida puede que no sea la verdad objetiva (o total).

En la famosa respuesta de Sócrates a Alcibíades, en la parte final de “El Banquete” de Platón, Sócrates sostiene que la máxima condición a la que puede aspirar un ser humano es la de llegar a ser un mediocre.

En la alegoría de la caverna, al examinar sus compartimentos encontramos que en el tercero se encuentran los que han visto la luz fuera de la caverna, pero sin salir de la caverna. Esos serían, siguiendo la lógica platónica, no los mejores pero sí los mediocres, vale decir, los que según Sócrates habitan en medio de la luz y de la oscuridad.

El pesimismo socrático- platónico fue reactivado muchos siglos después por la filosofía política de Immanuel Kant a través de una de sus más célebres frases. “Con esa madera carcomida con la cual está formado el ser humano hemos de carpinterear”. Y bien, para Kant todos los seres humanos, todos sin excepción, estamos construidos con esa madera carcomida.

Luego, el mejor de todos no existe, según Kant. Esa es la razón por la cual debemos ser sometidos a leyes. Los menos peores son los que las han introducido en su propio corazón, sin embargo poseen certeza. Más no hay en este mundo. Por esa madera carcomida de la cual todos estamos formados

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