lunes, 29 de octubre de 2018

Simone de Beauvoir: Feminismo, Existencialismo

Simone de Beauvoir



Simone de Beauvoir (pronunciación en francés: /simɔn də bovwaʁ/ ( escuchar); París, 9 de enero de 1908 - París, 14 de abril de 1986) fue una escritora, profesora y filósofa francesa defensora de los derechos humanos y feminista.1​ Escribió novelas, ensayos, biografías y monográficos sobre temas políticos, sociales y filosóficos. Su pensamiento se enmarca en la corriente filosófica del existencialismo 2​ y su obra El segundo sexo, se considera fundamental en la historia del feminismo.3​ Fue pareja del también filósofo Jean Paul Sartre.4​

Juventud y Estudios
Nació en el piso familiar, situado en el bulevar Raspail de París en el marco de una familia burguesa con moral cristiana muy estricta. Era hija de Georges Bertrand de Beauvoir, que trabajó un tiempo como abogado y era un actor aficionado, y de Françoise Brasseur, una mujer profundamente religiosa. Ella y su hermana pequeña Hélène de Beauvoir, con quien mantuvo siempre una estrecha relación, fueron educadas en colegios católicos.1​ Fue escolarizada desde sus cinco años en el Cours Désir, donde solía enviarse a las hijas de familias burguesas. Su hermana menor Hélène de Beauvoir (conocida con el apodo de Poupette) la siguió dos años más tarde.

Desde su niñez, de Beauvoir destacó por sus habilidades intelectuales, que hicieron que acabase cada año primera de su clase. Compartía brillantez escolar con Elizabeth Lacoin (llamada Zaza en la autobiografía que escribe de Beauvoir), que se convirtió rápidamente en su mejor amiga.
Desde adolescente, por otro lado, se rebelaría contra la fe familiar declarándose atea y considerando que la religión era una manera de subyugar al ser humano.1​

Después de la Primera Guerra Mundial, su abuelo materno, Gustave Brasseur, entonces presidente del Banco de la Meuse, presentó la quiebra, lo que precipitó a toda la familia en el deshonor y la vergüenza. Como consecuencia de esta ruina familiar, los padres de Simone se vieron obligados a abandonar la residencia señorial del bulevar Raspail y a trasladarse a un apartamento oscuro, situado en un quinto piso sin ascensor en la calle de Rennes. Georges de Beauvoir, que había planeado vivir con el dinero de su esposa y de su familia, vio sus planes defraudados. La culpa que sintió entonces Françoise no la abandonó nunca a lo largo de su vida y la dote desaparecida se convirtió en una vergüenza familiar.

La pequeña Simone sufrió la situación, y vio cómo las relaciones entre sus padres se deterioraban poco a poco. Hecho importante en el nacimiento de las ideas políticas feministas de Simone, toda su infancia será marcada por el hecho de haber nacido mujer: su padre no le escondió el hecho de que hubiese deseado un hijo, con el sueño de que hubiese cursado estudios en la prestigiosa Escuela Politécnica de París. Muchas veces le comentó a Simone: «Tienes un cerebro de hombre» 5​ . Con su esposa, compartía la convicción de que, dada la mediocre condición económica en la que se hallaba la familia, la única esperanza de mejora social para sus dos hijas eran los estudios.

Los de Beauvoir veranearon a menudo en Saint-Ybard, en la propiedad de Mayrignac situada en Correze. El parque, fundado alrededor de 1880 por su abuelo, Ernest Bertrand de Beauvoir, fue adquirido a principios de siglo XIX por el bisabuelo, Narcisse Bertrand de Beauvoir. De Beauvoir narró estos tiempos felices en sus Memorias de una joven formal. El contacto con la naturaleza y los largos paseos solitarios por el campo hicieron surgir en el espíritu de la joven Simone la ambición de un destino fuera de lo común.

Con solamente quince años ya estaba decidida sobre la forma de este destino: quería ser escritora. Tras haber aprobado el bachillerato en 1925, de Beauvoir empezó sus estudios superiores en el Instituto Católico de París, institución religiosa privada a la que solían asistir las muchachas de buena familia. Allí completó su formación matemática, mientras que ampliaba su formación literaria en el Instituto Sainte-Marie de Neuilly. Tras su primer año universitario en París, logró obtener certificados de matemáticas generales, literatura y latín. En 1926, se dedicó a estudiar filosofía y obtuvo en junio de 1927 su certificado de filosofía general. Tras estos reconocimientos acabó licenciándose en letras, con especialización en filosofía, en la primavera de 1928, tras haber aprobado también unas certificaciones de ética y de psicología. Sus estudios universitarios concluyeron en 1929 con la redacción de una tesina sobre Leibniz, culminación de sus estudios superiores.1​

La Profesora

Tras haber sido profesora agregada de filosofía en 1929, de Beauvoir, o Castor, apodo que le dio su amigo René Maheu y que Sartre siguió usando, en un juego de palabras entre «Beauvoir» y beaver, en inglés,6​ se preparó para ser profesora titular. Su primer destino fue Marsella. Sartre obtuvo a su vez un puesto en Le Havre en marzo de 1931 y la perspectiva de separarse de él destrozó a de Beauvoir. Para que pudiesen ser nombrados en el mismo instituto, Sartre le propuso que se casasen a lo que ella se negó. En La fuerza de las Cosas, explicó el porqué:



Tengo que decir que no pensé en aceptar aquella propuesta ni un segundo. El matrimonio multiplica por dos las obligaciones familiares y todas las faenas sociales. Al modificar nuestras relaciones con los demás, habría alterado fatalmente las que existían entre nosotros dos. El afán de preservar mi propia independencia no pesó mucho en mi decisión; me habría parecido artificial buscar en la ausencia una libertad que, con toda sinceridad, solamente podía encontrar en mi cabeza y en mi corazón.

De la misma forma, de Beauvoir decidió no tener hijos.4​ El año siguiente, logró acercarse a Sartre al ser trasladada a Ruán, donde conoció a Colette Audry, que ejercía también de profesora en el mismo liceo. Mantuvo relaciones amorosas con algunas de sus alumnas, entre ellas, Olga Kosakiewitcz y Bianca Bienenfeld: el pacto que la unió a Sartre le permitía conocer estos “amores contingentes”. También mantuvo una breve relación con un alumno de Sartre, apodado “el pequeño Bost,7​ futuro marido de Olga. Sartre también cortejó a la muchacha, sin conseguir conquistarla.

Este grupo de amigos, que se llamaban entre ellos «la pequeña familia», permaneció unido hasta la muerte de sus miembros, pese a las tensiones ligeras o a los conflictos más serios que atravesaron. Poco antes de la Segunda Guerra Mundial, la pareja Sartre-de Beauvoir fue destinada a París. De 1936 a 1938, de Beauvoir enseñó en el liceo Molière, del que fue despedida tras haber entablado una relación amorosa con Bianca Bienenfeld, una de sus alumnas[cita requerida].

Las editoriales Gallimard y Grasset rechazaron su primera novela, Primaldad de lo espiritual, escrita entre 1935 y 1937, que se publicó tardíamente en 1979 con el título Cuando predomina lo espiritual. 

La Invitada se publicó en 1943; en esta novela, la escritora describía, mediante personajes ficticios, la relación entre Sartre, Olga y ella misma, a la vez que elaboraba una reflexión filosófica sobre la lucha entre las consciencias y las posibilidades de la reciprocidad. Fue un éxito editorial inmediato que la llevó a ser suspendida en junio de 1943 de la Educación Nacional, tras la presentación de una denuncia por incitación a la perversión de personas menores en diciembre de 1941 por la madre de Nathalie Sorokine, una de sus alumnas. Se la reintegró como profesora tras la Liberación de París; durante la Ocupación trabajó para la radio libre francesa («Radio Vichy»), donde organizó programas dedicados a la música.

La escritora comprometida



Con Sartre, Raymond Aron, Michel Leiris, Maurice Merleau-Ponty, Boris Vian y otros intelectuales franceses de izquierda, fue la fundadora de una revista, Les Temps Modernes, que pretendía difundir la corriente existencialista a través de la literatura contemporánea. De forma paralela, continuó sus producciones personales: tras la publicación de varios ensayos y novelas donde hablaba de su compromiso con el comunismo, el ateísmo y el existencialismo. Consiguió independizarse económicamente y se dedicó plenamente a ser escritora. Viajó por numerosos países (EE. UU., China, Rusia, Cuba...) donde conoció a otras personalidades comunistas como Fidel Castro, Che Guevara, Mao Zedong o Richard Wright. En los Estados Unidos, entabló una relación pasional con el escritor americano Nelson Algren con quien mantuvo una intensa relación epistolar, llegando a intercambiar unas trescientas cartas.

Su consagración literaria tuvo lugar el año 1949: la publicación de El segundo sexo, del que se vendieron más de veintidós mil ejemplares en la primera semana, causó escándalo y fue objeto de animados debates literarios y filosóficos. La Santa Sede, por ejemplo, se mostró contraria al ensayo. François Mauriac, que siempre tuvo animosidad hacia la pareja, publicó en Les Temps Modernes un editorial que creó polémica al afirmar: «ahora, lo sé todo sobre la vagina de vuestra jefa».

 El segundo sexo se tradujo a varios idiomas: en los Estados Unidos se vendieron un millón de ejemplares y se convirtió en el marco teórico esencial para las reflexiones de las fundadoras del movimiento de liberación la mujer. De Beauvoir se convirtió en precursora del movimiento feminista al describir a una sociedad en la que se relega a la mujer a una situación de inferioridad. Su análisis de la condición femenina, en ruptura con las creencias existencialistas, se apoya en los mitos, las civilizaciones, las religiones, la anatomía y las tradiciones. Este análisis desató un escándalo, en particular el capítulo dedicado a la maternidad y al aborto, entonces equiparado al homicidio. Describía el matrimonio como una institución burguesa repugnante, similar a la prostitución en la que la mujer depende económicamente de su marido y no tiene posibilidad de independizarse.

Los Mandarines, publicado el 1954, marcó el reconocimiento de su talento literario por la comunidad intelectual: se le otorgó por esta novela el prestigioso Premio Goncourt. De Beauvoir era por entonces una de las escritoras con más lectores a nivel mundial. En esta novela, que trata de la posguerra, expuso su relación con Nelson Algren aunque siempre a través de personajes ficticios. Algren, celoso, ya no aguantaba más la relación que unía a de Beauvoir y Sartre: la ruptura entre ella y Algren demostró la fuerza del lazo que unía a los dos filósofos y la de su pacto. Posteriormente, de julio de 1952 a 1959, de Beauvoir vivió con Claude Lanzmann.

A partir de 1958, emprendió la escritura de su autobiografía, en la que describe el mundo burgués en el que creció, sus prejuicios, sus tradiciones degradantes y los esfuerzos que llevó a cabo para deshacerse de ellos pese a su condición de mujer. También relata su relación con Sartre, que calificó de éxito total. Pese a todo y a la fuerza del lazo pasional que aún los unía, ya no eran una pareja en el sentido sexual, aunque de Beauvoir se lo hiciese creer a sus lectores.

En 1964, publicó Una muerte muy dulce, que relata la muerte de su madre: Sartre consideró siempre que éste fue el mejor escrito de de Beauvoir. La eutanasia o el luto forman el núcleo de este relato cargado de emoción. A lo largo de su luto, a la escritora le acompaña una muchacha que conoció entonces: Sylvie Le Bon, estudiante en filosofía. La relación que unió a las dos mujeres era ambigua: madre-hija, de amistad o de amor. En su cuarto escrito autobiográfico, Final de cuentas, de Beauvoir declaraba que compartió con Sylvie el mismo tipo de relación que la unió, cincuenta años antes, a su mejor amiga Zaza. Sylvie Le Bon fue adoptada oficialmente como hija por la escritora quien la nombró heredera de su obra literaria y de sus bienes.

Muerte de Sartre y últimos años



Tras la muerte de Sartre en 1980 publicó en 1981 La ceremonia del adiós donde relató los diez últimos años de vida de su compañero sentimental, aunque los detalles médicos e íntimos de la vida del filósofo fueron mal recibidos por muchos de sus seguidores. Este texto se completó con la publicación de sus conversaciones con Sartre grabadas en Roma entre agosto y septiembre de 1974. 
En estos diálogos Sartre reflexionaba sobre su vida y expresaba algunas dudas sobre su producción intelectual. Al publicar estas conversaciones íntimas, de Beauvoir pretendió demostrar cómo su difunta pareja había sido manipulada por el filósofo y escritor francés Benny Lévy. Lévy hizo que Sartre reconociera una cierta «inclinación religiosa» en el existencialismo pese a que Sartre y los demás existencialistas hubiesen proclamado siempre que el ateísmo era uno de sus pilares.

 Para de Beauvoir, Sartre ya no disponía de la plenitud de sus capacidades intelectuales cuando había sostenido este debate con Lévy y no estaba en situación de enfrentarse a éste filosóficamente. En estos textos que desvelan la vida de Sartre también dejó ver lo mala que fue su relación con la hija adoptiva de Sartre, Arlette Elkaïm-Sartre. Concluye La Ceremonia del adiós con la frase siguiente: «Su muerte nos separa. Mi muerte no nos reunirá. Así es; ya es demasiado bello que nuestras vidas hayan podido juntarse durante tanto tiempo».

De 1955 a 1986, residió en el número 11 bis de la calle Victor-Schœlcher de París, donde murió acompañada de su hija adoptiva y de Claude Lanzmann. Se la enterró en el cementerio de Montparnasse de la capital francesa, en la división 20, al lado de Sartre. Simone de Beauvoir fue enterrada llevando en su mano el anillo de plata que le regaló su amante Nelson Algren al despertar de su primera noche de amor.

Relaciones personales



A lo largo de su período universitario en París Simone de Beauvoir conoció a otros jóvenes intelectuales, entre ellos Jean-Paul Sartre que calificó con admiración de genio. Una relación mítica nació entre los dos filósofos, que sólo acabó con la muerte de Sartre. Simone será su «amor necesario», en oposición a los «amores contingentes» que los dos conocerán de forma paralela: un pacto de polifidelidad, que renovaban cada dos años, se estableció entre ellos a partir de 1929, más o menos un año tras su encuentro. Ambos cumplieron este pacto filosófico: él tuvo muchos amores contingentes, ella no tantos. El clímax de la carrera universitaria de la pareja sucedió en 1929, cuando Sartre y de Beauvoir se presentaron al concurso de la agregación de filosofía, que ganó él mientras ella quedaba en segundo puesto.

Pese a este éxito, la muerte repentina de su amiga Zaza el mismo año causó un gran sufrimiento a la filósofa. De Beauvoir, criada por una madre religiosa, perdió su fe cristiana con catorce años, tal como relató en sus Memorias de una joven formal:8​ años antes de sus estudios filosóficos, la joven se había emancipado de su familia y de sus valores burgueses.

El encuentro con Sartre supone para de Beauvoir el comienzo de una vida de permanente diálogo intelectual con un interlocutor privilegiado de un nivel que ella definía como mayor al suyo, al menos al inicio de la relación. Sartre y de Beauvoir no se separaron desde que se conocieron, ni durante la separación de ésta de su familia. Su relación perduró hasta la muerte de Sartre. Sin embargo, nunca se casaron ni vivieron bajo el mismo techo. Ambos vivieron en completa libertad, practicando el poliamor y sintiéndose felices con el lazo que habían creado entre ellos. Este esquema relacional novedoso se cimentaba en el rechazo profundo y visceral del modo de vida burgués.

Simone se creía única, pero ante Sartre tuvo que reconocer: «Era la primera vez en mi vida que yo me sentía intelectualmente dominada por alguno». Decidieron unir sus vidas, pero en un amor libre porque ni de Beauvoir ni Sartre aceptaban el matrimonio:

Sartre no tenía la vocación de la monogamia; le gustaba estar en compañía de las mujeres, a las que encontraba menos cómicas que los hombres; no comprendía, a los veintitrés años, el renunciar para siempre a su seductora diversidad.[cita requerida]

De todos modos ella lo amó y lo aceptó tal como era. Sartre propuso la fórmula de su relación: «Entre nosotros se trata de un amor necesario, pero conviene que también conozcamos amores contingentes».[cita requerida] En La Habana, Cuba, cuando visitan a Fidel Castro y se reúnen con Che Guevara, este último les manifiesta a ambos que su amor es un amor revolucionario.[cita requerida]

Obra literaria

Durante la Segunda Guerra Mundial y la ocupación alemana de París, vivió en la ciudad tomada escribiendo su primera novela, La invitada (1943), donde exploró los dilemas existencialistas de la libertad, la acción y la responsabilidad individual, temas que abordó igualmente en novelas posteriores como La sangre de los otros (1944) y Los mandarines (1954), novela por la que recibió el 
Premio Goncourt.1​

En 1945 junto a Jean Paul Sartre y otros eruditos del momento fundaron la revista Tiempos Modernos.

Las tesis existencialistas, según las cuales cada uno es responsable de sí mismo, se introducen también en una serie de obras autobiográficas, cuatro en total, entre las que destacan Memorias de una joven de buena familia (también conocida como Memorias de una joven formal) (1958) y Final de cuentas (1972). Sus obras ofrecen una visión sumamente reveladora de su vida y su tiempo.

Entre sus ensayos destaca El segundo sexo (1949), un análisis sobre el papel de las mujeres en la sociedad y la construcción del rol y la figura de la mujer; La vejez (1970), centrada en la situación de la ancianidad en el imaginario occidental y en donde criticó su marginación y ocultamiento, y La ceremonia del adiós (1981), polémica obra que evoca la figura de su compañero de vida, Jean Paul Sartre.

Además de sus aportaciones en el feminismo cabe destacar sus reflexiones sobre la creación literaria, sobre el desarrollo de la izquierda antes y después de la Segunda Guerra Mundial, sobre el dolor y la percepción del yo, sobre los linderos del psicoanálisis y sobre las premisas profundas del existencialismo.

Feminismo
Simone de Beauvoir definió el feminismo en 1963 como una manera de vivir individualmente y una manera de luchar colectivamente, explica la doctora en filosofía, Teresa López Pardina, una de las principales especialistas en la figura de la escritora y filósofa francesa.10​
No se nace mujer, se llega a serlo

Artículo principal: El Segundo Sexo

De Beauvoir sostiene que "la mujer" o lo que entendemos por mujer es un producto cultural que se ha construido socialmente. Denuncia que la mujer se ha definido a lo largo de la historia siempre respecto a algo (como madre, esposa, hija, hermana) y reivindica que la principal tarea de la mujer es reconquistar su propia identidad específica y desde sus propios criterios. Las características que se identifica en las mujeres no les vienen dadas de su genética, sino por cómo han sido educadas y socializadas. Como resumen de este pensamiento escribió una de sus frases más célebres: "No se nace mujer, se llega a serlo"

Una voz solitaria denunciando la situación de las mujeres

En 1949 cuando publicó El Segundo Sexo era una voz solitaria en la sociedad occidental en la que tras el movimiento sufragista y la obtención del derecho al voto femenino se había vuelto a recluir a las mujeres en el hogar. El libro que en su momento fue un escándalo y que con el tiempo se está considerado un "clásico" que permite hacer balance del recorrido hacia la igualdad de los sexos señala la filósofa Alicia Puleo. Las teóricas de las distintas y contrapuestas corrientes del feminismo (liberal, radical y socialista) que resurgiría en los años sesenta después de un largo paréntesis de silencio -señala Puleo- reconocer ser "hijas de Beauvoir".11​

Referencia en las políticas de igualdad y los estudios feministas

El ser humano, considera de Beauvoir, no es una "esencia" fija sino una "existencia": "proyecto", "trascendencia", "autonomía", "libertad" que no puede escamotearse a un individuo por el hecho de pertenecer al "segundo sexo". La idea fundamental de El Segundo Sexo —destaca Puleo— es hoy asumida por millones de personas que no han leído esta obra ni han oído hablar de ella y sus principios han sido incorporados a las políticas de igualdad europeas y han dado lugar a los estudios feministas y de género de centros universitarios de vanguardia.11​

De Beauvoir expresó en los términos de la filosofía existencialista todo un ciclo de reivindicaciones de igualdad de las mujeres que comienza con la Ilustración y lleva a la obtención del voto y al acceso a la enseñanza superior en primer tercio del siglo XX destaca la filósofa Celia Amorós.12​
Lucha por el derecho al aborto

De Beauvoir tuvo también un papel determinante en la legalización del aborto en Francia. Con Halimi fundó el movimiento Choisir y fue una de las redactoras del Manifiesto de las 343 -firmado por mujeres de la política, la cultura y distintas áreas de la sociedad francesa como la escritora Marguerite Duras, la abogada Gisèle Halimi o las cineastas Françoise Sagan, Jeanne Moreau y Agnes Vardà reconociendo haber abortado- publicado el 5 de abril de 1971 por la revista Le Nouvel Observateur.13​

Sobre el aborto señaló:

"El aborto es parte integral de la evolución en la naturaleza y la historia humana. Esto no es un argumento ni a favor o en contra, sino un hecho innegable. No hay pueblo, ni época donde el aborto no fuera practicado legal o ilegalmente. El aborto está completamente ligado a la existencia humana…".14​

La actividad de Simone de Beauvoir fue, junto con la Gisèle Halimi y Elisabeth Badinter, clave para lograr el reconocimiento de los malos tratos sufridos por las mujeres durante la Guerra de Argelia.
https://es.wikipedia.org/wiki/Simone_de_Beauvoir

domingo, 21 de octubre de 2018

Sobre el concepto de Criterio}: PCAV

Sobre el concepto de Criterio




Criterio:

m. Carácter o propiedad de una persona o cosa por el que podemos formular un juicio de valor sobre ella.
Juicio o discernimiento.
Diccionario Enciclopédico Vox 1. © 2009 Larousse Editorial, S.L.

En términos generales podemos decir que se trata de aquella regla o norma que usamos para discernir una cosa de otra. Por ejemplo, yo puedo tomar como criterio la altura para colocar los libros de mi biblioteca según tengan más o menos altura y quepan o no en los estantes de que dispongo. O puedo tomar como criterio para ordenarlos el color, o los temas de los que tratan, los que son de historia a un lado, los que son de física a otro, los de botánica en otro bloque, etc. O también podría utilizar el orden alfabético, etc.
.
Normalmente en filosofía y en concreto en epistemología el criterio hace referencia a la regla o norma que nos permite averiguar cuando una cosa es verdadera o no. La teoría del conocimiento siempre necesita de un criterio para fundamentar nuestras certezas y hacer de ellas un conocimiento objetivo.
.
También podemos utilizar el término criterio en un sentido moral. En este caso el criterio sirve para determinar la rectitud del hecho moral. Si el criterio es el placer (ética hedonista) entonces todo lo placentero es bueno, si el criterio es el deber (ética formalista), entonces es malo hacer algo por placer.

La palabra criterio se suele tomar alguna vez por el medio o instrumento de que nos servimos para juzgar de las cosas, y en este sentido no hay más criterio que la razón, con la cual juzgamos de las cosas y de su verdad: tomando el criterio bajo este punto de vista, debe denominarse criterio per quod.

Otras veces se toma por el motivo o razón que induce al entendimiento a asentir o disentir, de manera que en este sentido viene a ser la regla o norma del juicio, y por eso, y para distinguirlo del anterior, se puede llamar criterio secudum quod.
.
Cuando se habla de criterio de verdad se sobreentiende este segundo. Puede definirse en general: motivum ex se infallibile pro judicio certo efformando circa rem determinatam> Abraza la evidencia, la conciencia, el sentido común, los sentidos, y la autoridad humana.

Referencia

No es suficiente que un juicio sea verdadero, es necesario además tener la certeza de verdad; porque puede ser verdadero desde la razón y no concordar con el objeto.
.
La concordancia del pensamiento consigo mismo es un concepto de verdad inmanente; una verdad formal, formada con las leyes y normas del pensamiento que coincide con la lógica, pero si el contenido del pensamiento concuerda con el objeto es un concepto de verdad trascendente.

Referencia