sábado, 21 de diciembre de 2019

FRANÇOIS-PIERRE MAINE DE BIRAN CONCEPTOS: DRITTE

FRANÇOIS-PIERRE MAINE DE BIRAN
CONCEPTOS: DRITTE




El yo: Unificación del yo

Yo . Término con el que nos referimos a la identidad o unidad del sujeto, y que ha sido interpretado a lo largo de la historia de la filosofía desde distintas perspectivas, como la psicológica, la gnoseológica y la metafísica, dando lugar a distintas concepciones del mismo.

Concepto central de numerosos sistemas idealistas que presentan el sujeto en calidad de factor primario, activo y ordenador. En tales sistemas, el “Yo” se entiende como portador, por completo independiente, de las particularidades anímicas. 

A partir de Descartes, el concepto de “Yo” estuvo vinculado al problema del “principio” en la constitución de los sistemas filosóficos. Según Descartes, el principio intuitivo del pensamiento racional, el “Yo”, pertenece a la substancia pensante.

Hume, que rechazaba toda substancia, reducía el “Yo” a un “haz” de percepciones.

En Kant, el “Yo” puro, contrapuesto a lo empírico individual, aparece como unidad trascendental de la apercepción y como portador del imperativo categórico.

Fichte cree que el “Yo” es un principio absolutamente creador, el cual se presupone a sí mismo y presupone también todo lo existente como el no-”Yo”.

Hegel, como idealista objetivo, refutó esos intentos de partir del “Yo”, pero lo interpretó como unidad pura de la autoconciencia objetiva. Al “Yo” se le asigna un carácter absoluto en las novísimas tendencias idealistas subjetivas (entre otras, el empiriocriticismo, el neopositivismo y el existencialismo). La forma extrema de la concepción idealista subjetiva del “Yo” se da en el solipsismo.

Freud biologiza al hombre y lo desintegra en “Yo” y “super-Yo”. A la interpretación irracionalista del “Yo”, el marxismo contrapone la concepción materialista de hombre.

Viendo la esencia del “Yo” humano exclusivamente en las relaciones sociales, el marxismo demuestra que el hombre (la persona) corona, precisamente, el desarrollo de toda la naturaleza porque es el creador único de sus relaciones sociales, de toda la cultura material y espiritual.

http://www.filosofia.org/enc/ros/yo.htm



Yo
Concepto filosófico que designa al sujeto de actos previamente trazados, es decir, de actos tales en los que el individuo se da su propia respuesta y por los que asume responsabilidad. Comparemos estas dos expresiones: “Yo pienso” y “Se me vino a la mente (se me ocurrió) esta idea”. En ambos casos se trata sin duda de algo subjetivo, de algo que tiene lugar en mi cabeza y no en el mundo exterior. En la primera expresión, sin embargo, se tiene en cuenta un acto del que el individuo mismo es el iniciador; en el segundo, en cambio, se trata de un estado que el individuo experimenta, por el que pasa.

Los sistemas filosóficos que estudian el problema de la actividad de la conciencia conceden gran atención a la categoría de Yo. Fue esbozada por vez primera por Descartes, quien veía en la actividad del pensamiento cognoscente la manifestación superior y más completa del individuo, de su libre voluntad. Posteriormente fue desarrollada en la filosofía idealista alemana. Según Kant el Yo es el sujeto de actos que pueden ser incriminados al individuo. Partía de que no es posible juzgar al hombre por las acciones que realiza en un tribunal moral, de que no se peca contra la conciencia, así sea involuntariamente o por desconocimiento.

Al examinar los problemas del Yo Hegel fue el primero en tratar de situarse en un terreno histórico, aun cuando, desde su punto de vista, la historia no es más que el proceso de desarrollo de la idea absoluta. En su opinión no es posible definir el Yo de manera abstracta, ya que depende del grado de la autoconciencia moral, del nivel de evolución de las relaciones espirituales en este o el otro período histórico.

En la trayectoria de la historia se va ampliando la esfera de la responsabilidad del hombre, el círculo de los actos sobre los que se tiene conciencia, que se hallan bajo el control de nuestro Yo. No podemos juzgar al griego del período homérico por lo que se juzgaría a un cristiano o a un hombre que vive en una sociedad en la que existen relaciones jurídicas desarrolladas.

La interpretación de la categoría de Yo en la filosofía burguesa contemporánea representa en esencia un paso atrás con respecto a la hegeliana: el Yo no es vinculado a la actividad de la razón humana, a la iniciativa, a un propósito de investigación. 

Algunos pensadores burgueses ven en el Yo al “censor” de las inclinaciones animales espontáneamente surgidas, al burócrata que se ha introducido en el hombre y que ha colocado en cualquiera de sus vivencias las etiquetas de “Permitido” y “No permitido”. Desde el punto de vista de algunos filósofos burgueses (por ejemplo de ciertos existencialistas) el Yo humano es el más inconsciente dispositivo del individuo.

El pensamiento integral considera que la personalidad humana se halla determinada en última instancia por el conjunto de todas las relaciones sociales en tal o cual grado de su evolución. Del grado de desarrollo de las relaciones sociales y principalmente de las relaciones de producción materiales dependen no solamente la actividad del hombre sino asimismo el grado de evolución de su autoconciencia, el diapasón de sus actos trazados con antelación, la riqueza del Yo. El concepto de Yo se utiliza también como sinónimo del de conciencia.

...



”Yo” (en filosofía)

Centro espiritual de la personalidad, de la individualidad humana, que mantiene una actitud activa hacia el mundo y hacia sí misma. El “yo” es propio del hombre que controla él mismo sus actos y es capaz de desarrollar la iniciativa en todos los aspectos. Al interpretar el “yo” como principio ideal, las concepciones idealistas no advertían la base activa histórico-concreta del “yo” humano.

A menudo, este problema dichas concepciones la planteaban como el problema del punto de partida de la construcción de los sistemas filosóficos.

Según Descartes, el “yo” se manifiesta como lo que pertenece a la substancia pensante, como principio intuitivo del conocimiento racional, afianzando así su propia independencia. El punto de vista del individuo aislado y la contemplación conducían en el marco del idealismo al solipsismo, y en el del materialismo metafísico, a la reducción del hombre al nivel de objeto pasivo, que se subordina al curso exterior de la historia.

La filosofía clásica alemana renunció a la interpretación psicólogo-individualista del “yo”, propia del empirismo inglés. Pero separó del hombre social viviente el “yo”, convirtiéndolo en “sujeto transcendental”.


Julio de Zan. La filosofía social y política de Hegel. Ediciones del Signo, 2009 - 490 páginas

La Filosofía social y política de Hegel
Especialistas en la materia han destacado que La filosofía social y política de Hegel,  viene a llenar un vacío en las investigaciones sobre la filosofía práctica hegeliana y en las publicaciones existentes en lengua española por lo que su puesta al día en nuestra lengua del estado actual de los estudios sobre el tema. Lo cual lo convierte en texto de lectura obligatoria para el estudio del tema, en una edición en que el autor ha tenido en cuenta especialmente, desde la reformulación del Título de la obra, a los lectores no especializados del público general, porque puede leerse como una introducción general a la Filosofía de Hegel (filosofía que a veces desalienta la lectura por su riguroso aparato sistemático). Se trata del pensamiento político del gran filósofo alemán, que se comprende y se expone aquí como respuesta a los problemas concretos del Estado moderno y de la sociedad burguesa en formación en su época. De Zan  entiende que una buena introducción a la Filosofía hegeliana tiene que comenzar por los contenidos originales de su comprensión de la historia, de la estética, la política o la religión y no por las abstracciones de la lógica difícilmente comprensibles por sí mismas.


Fichte sostiene que tal “yo” es la substancia, principio creador absoluto que no supone sólo a sí mismo, sino también a todo lo existente como su “no-yo”.

El idealismo objetivo, que desarrollaba la dialéctica, interpretaba la esencia social del “yo” humano como fuerza enajenada, que está por encima de los hombres concretos, como razón mundial (Hegel). El irracionalismo reprodujo la sensación de la personalidad en la sociedad burguesa que tropieza con el hecho de que en ella se niega el “yo”. Pero el punto de vista irracional sobre el individuo no hace más que perpetuar la situación de enajenación.

El freudismo expresó la desintegración de la personalidad bajo el capitalismo y la biologización de sus impulsos como estado de sumersión del “yo” en “ello” (reino de las inclinaciones ciegas), y la percepción desfigurada por el individuo de su propia esencia social, como resultado del control que ejerce el “super-yo”, hostil a él. En las formaciones de clase antagónicas, la desintegración y la enajenación de la actividad conducen en efecto a que el individuo se despersonifique, pierda su “yo”.

Por eso, la base de la supresión de las concepciones falsas del “yo” es la lucha real por el afianzamiento del hombre como artífice de las relaciones sociales y de las normas de vida de la sociedad. La manifestación más plena y libre en cada hombre, como sujeto activo, de su “yo” humano se hace posible en la sociedad que permita las condiciones del desarrollo integral del individuo.

http://www.filosofia.org/enc/ros/yo.htm


SOLIPSISMO:

Solipsismo, del latín "[ego] solus ipse" (traducible de forma aproximada como "solamente yo existo"), es la creencia metafísica de que lo único de lo que uno puede estar seguro es de la existencia de su propia mente, y la realidad que aparentemente le rodea es incognoscible y puede, por un lado, no ser más que parte de los estados mentales del propio yo. De esta forma, todos los objetos, personas, etc... que uno experimenta serían meramente emanaciones de su mente, y, por lo tanto, la única cosa de la que podría tener seguridad es de la existencia de sí mismo. Por otro lado, todo lo que un individuo supone que está a su alrededor puede que (para él) de verdad exista, pero todas las personas, excepto él, pueden no tener una conciencia ni/o alma y estar controladas por Dios o una deidad.

Héctor J. Ayala. Solipsismo y mundo externo en la filosofía de G.W. Leibniz. Universidad Politécnica de Valencia, D.L., 2003,
Diccionario de filosofía, Juan Carlos González García, Biblioteca Edaf (vol. 252), Madrid 2000

Solipsism: noun [ U ]   SOCIAL SCIENCE, PSYCHOLOGY  

the belief that only your own experiences and existence can be known
https://dictionary.cambridge.org/dictionary/english/solipsism

Solipsism is the position in Metaphysics and Epistemology that the mind is the only thing that can be known to exist and that knowledge of anything outside the mind is unjustified. It is a skeptical hypothesis and leads to the belief that the whole of reality and the external world and other people are merely representations of the individual self, having no independent existence of their own, and might in fact not even exist. It is not, however, the same as Skepticism (the epistemological position that one should refrain from even making truth claims).

Solipsism is, therefore, a pure variety of Idealism (more specifically Subjective Idealism or Subjectivism), and is opposed to concepts such as Materialism, Physicalism, and Objectivism which hold that the only thing that can be truly proven to exist matters.

The central assertion of Solipsism rests on the lack of solid proof of the existence of the external world, and Strong Solipsism (as opposed to Weak Solipsism) asserts that no such proof can be made.

It is often considered a bankrupt philosophy, or at best bizarre and unlikely. Critics have argued that the very idea of communicating philosophical ideas would be entirely pointless to a true solipsist as, according to them, there is no other mind with whom they would communicate their beliefs. It also goes against the commonly observed tendency for sane adult humans in the western world to interpret the world as external and existing independently of themselves.

History of Solipsism

Positions somewhat similar to Solipsism are present in much of Eastern Philosophy, particularly in Taoism, several interpretations of Buddhism (especially Zen), and some Hindu models of reality.

The origins of Solipsism in Western Philosophy lie with the Greek Pre-Socratic Sophist Gorgias who claimed that: 1) nothing exists; 2) even if something exists, nothing can be known about it; and 3) even if something could be known about it, knowledge about it cannot be communicated to others. While to some extent merely an ironic refutation and parody of the position of Parmenides and the Eleatic philosophers (that all being is one), Gorgias nevertheless captured at least the spirit of Solipsism.

Solipsism also lies at the heart of Descartes' view that the individual understands all psychological concepts (thinking, willing, perceiving, etc) by analogy with his or her own mental states (i.e. by abstraction from inner experience). Descartes' method of Cartesian Skepticism led him to doubt the existence of the world he perceived, and in his famous formulation "Cogito Ergo Sum" ("I think therefore I am") he retreated to the only thing he could not doubt, his own conscious self.

The Idealist philosopher George Berkeley argued that physical objects do not exist independently of the mind that perceives them and that an item truly exists only so long as it is observed (otherwise it is not only meaningless but simply non-existent). Berkeley, however, further argued that there must also be an all-encompassing Mind (or God), so his position is not one of pure Solipsism.





viernes, 20 de diciembre de 2019

CONCEPTOS PRINCIPALES EMPLEADOS EN LA OBRA DE FRANÇOIS-PIERRE MAINE DE BIRAN: ZWEITE


CONCEPTOS PRINCIPALES EMPLEADOS EN LA OBRA DE FRANÇOIS-PIERRE MAINE DE BIRAN
ZWEITE




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1. Apercepción. En Filosofía es una percepción muy atenta, clara y consciente. Esta palabra fue introducida por Leibniz, quien la definió como la conciencia de la percepción, es decir la percepción al más alto nivel. ... Filosofía.
2. (Del latín ad: hacia; perceptio: percepción.) Dependencia de cada nueva percepción en relación a la experiencia anterior del que percibe y a su estado psíquico en el momento de la percepción. En la filosofía idealista de Leibniz (ver), conciencia de sí mismo (distinguir de la percepción, ver).

En Filosofía es una percepción muy atenta, clara y consciente. Esta palabra fue introducida por Leibniz, quien la definió como la conciencia de la percepción, es decir la percepción al más alto nivel.

(Del lat. ad y percipere, percibir para sí o interiormente): f. Filosofía. Distingue la percepción de la apercepción. Para Leibniz la percepción es simplemente el hecho representativo, interno o psicológico y la apercepción no es sólo, como se ha creído, la reflexión o el estado del espíritu que vuelve sobre percepciones conscientes para conocerlas mejor, refiriéndolas a ideas o principios generales; sino que es más bien la conciencia en el sentido que hoy se la atribuye o el estado del espíritu que conoce lo que pasa en él.

«Así, pues, como una vez despertado de su desvanecimiento uno se apercibe de sus percepciones, es necesario que las haya tenido inmediatamente antes, aunque no se haya apercibido de ellas».
Referencias
 Leibniz, Gottfried Wilhelm (1983). Monadología. Barcelona, España: Orbis. p. § 23. 


En Psicología es "el proceso por el cual una nueva experiencia es asimilada y transformada en residuo de la experiencia anterior de un individuo para formar un nuevo todo". En resumen, es percibir nueva experiencia referente a una experiencia anterior. Este concepto se usa en el Test de Apercepción Temática.

Apercepción trascendental, concepto idealista y metafísico de Kant (ver) para quien la unidad sintética de la experiencia está fundada no en la unidad objetiva del mundo material reflejado en la conciencia, sino en la unidad subjetiva original de la “conciencia pura”.

3. (Del latín: ad: hacia; perceptio: percepción.) Dependencia en que toda nueva percepción se encuentra respecto a la anterior experiencia de la vida del individuo y del estado psíquico del mismo en el momento en que se produce la percepción. El término fue introducido por Leibniz, quien entendía la apercepción como vinculada a la autoconciencia (a diferencia de la percepción). (Véase también Apercepción trascendental.)

4. (del latín, ad, a, y perceptio, percepción.) Proceso de influencia activa de la experiencia acumulada, de los conocimientos adquiridos con anterioridad, sobre la percepción. El carácter de ésta, su contenido, dependen de la concepción del mundo del hombre, del nivel de instrucción de éste, así como de sus intereses y estados de ánimo. Porque con frecuencia las gentes ven de manera distinta una y la misma cosa. Una persona puede prestar atención a tal o cual objeto y otra simplemente puede no advertirlo. Uno y el mismo fenómeno no es percibido por el hombre de idéntico modo si se modifican sus inclinaciones y su experiencia vital.

5. Cuanto más elevada es la cultura de una persona, cuanto más complejo es su mundo interior, tanto más rico y vivo es para ella el mundo exterior. La apercepción revela que el conocimiento no es el simple reflejo de un espejo sino un proceso complejo en el que la acción del hombre, su conciencia, desempeña un papel activo. La filosofía idealista interpreta de un modo deformado la actividad de la conciencia, incluido el fenómeno de la apercepción.

6. Kant, por ejemplo, introdujo el concepto de apercepción trascendental para significar la conciencia “pura”, la que, supuestamente, es innata en el hombre y no sólo no depende de ninguna experiencia sensible sino que, al contrario, organiza esta experiencia, le da unidad y prescribe sus leyes.

Referencia: http://www.filosofia.org/enc/ros/apercep.htm



Apercepción
(del lat. ad y percipere, percibir para sí, o interiormente): f. Filosofía. Esta palabra fue usada la primera vez por Leibniz. Distingue la percepción de la apercepción. Para Leibniz la percepción es simplemente el hecho representativo, interno o psicológico y la apercepción no es sólo, como se ha creído, la reflexión o el estado del espíritu que vuelve sobre percepciones conscientes para conocerlas mejor, refiriéndolas a ideas o principios generales, sino que es más bien la conciencia en el sentido que hoy se la atribuye o el estado del espíritu que conoce lo que pasa en él. 

«El estado pasajero, dice Leibniz, que envuelve y representa una multitud en la unidad o en la sustancia simple es lo que se llama la percepción, que se debe distinguir de la apercepción o de la conciencia, que es lo que han olvidado los cartesianos, no teniendo en cuenta para nada las percepciones, de que no tenemos conciencia» (V. su Principia Philosophiæ). Y en otra parte (V. sus Principios de la Naturaleza y de la gracia).

Muy distintas y a veces opuestas significaciones ha recibido después, en el transcurso de la historia del pensamiento contemporáneo, la palabra apercepción y entre ellas una de las más dignas de tenerse en cuenta es la que le atribuyó Maine de Birán, llamando a la conciencia la apercepción inmediata interna. 

El concepto sintético y compositivo que late en el pensamiento de Maine de Birán, que une a la concepción fundamental del pensamiento el sentimiento del esfuerzo, ha servido a algunos espiritualistas franceses (Janet, Pressensé y otros) para intentar la prueba de la objetividad de nuestros conocimientos sensibles. 

Otros pensadores (señaladamente Wundt) atribuyen a la palabra apercepción el significado de todos aquellos elementos ideales, que, latentes en la tendencia unificadora del entendimiento, surgen con la percepción sensible y sirven como síntesis y soporte para la objetivación del conocimiento empírico.

http://www.filosofia.org/enc/eha/e020390.htm

jueves, 19 de diciembre de 2019

CONCEPTOS EMPLEADOS EN LA OBRA DE FRANÇOIS-PIERRE MAINE DE BIRAN: EINS

CONCEPTOS EMPLEADOS EN LA OBRA DE FRANÇOIS-PIERRE MAINE DE BIRAN:
EINS





Conceptos empleados en la obra del filosofo Marne de Biran

Sensualismo es la doctrina filosófica que reconoce la sensación como la única fuente del conocimiento. ... Los materialistas sensualistas (Locke, Holbach, Helvecio, Feuerbach) enseñaron que las sensaciones son provocadas por la acción de los objetos y fenómenos del mundo exterior sobre nuestros órganos de los sentidos.

El sensualismo, o sensismo, es la doctrina filosófica que pone el origen de las ideas exclusivamente en los sentidos.[1].​[2]​

En la era de la Ilustración

Entre los modernos suele darse especialmente este nombre a la filosofía del abate Etienne Bonnot de Condillac, quien partiendo de la hipótesis de una estatua (modelo usado ya por Descartes y Diderot) que poseyera el sentido del olfato - el más imperfecto - aspira a probar que de la sola sensación proceden todas las ideas y todas las facultades.

A diferencia de su par en Inglaterra, John Locke, quien afirmaba que existían dos fuentes de conocimiento: La que proporcionan los sentidos y la que proporcionan las operaciones de la razón (el juicio, las comparaciones, los sentimientos...). 

Además, enseña que los móviles únicos de las acciones del alma son el placer y el dolor. Que el alma carece de actividad y de libertad. 

Que la razón no es distinta de la sensibilidad ni superior a ella siendo el lenguaje la única superioridad del humano sobre los animales. Sin embargo, en oposición a su doctrina, afirma Condillac la existencia de Dios, la espiritualidad y libertad del alma, la virtud y el deber moral. 

En realidad, en opinión de muchos especialistas (inclusive contemporáneos suyos) su libro capital, Tratado de las sensaciones más allá de teorizar al imaginarse que haría una estatua a la que sucesivamente se le agregarían uno a uno los sentidos, no es muy sustancioso en conocimientos y nueva teoría. 

Sus discípulos Jean-Baptiste-René Robinet, Pierre-Jean-Georges Cabanis y Antoine Louis Claude Destutt, conde de Tracy (mitad del siglo XVIII) desarrollaron la doctrina sensualista de Condillac en sentido francamente materialista. Estas doctrinas alcanzaron mucho predicamento a principios del siglo XIX con el padre Francesco Soave, Gioia y Gian Domenico Romagnosi. En España, fueron sensualistas en igual época el padre José de Jesús Muñoz Capilla [3]​, religioso agustino, los padres jesuítas Juan Andrés y Antonio Eximeno, el cubano Félix Varela y otros.

[1]. Real Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua Española (2014). «sensualismo». Diccionario de la lengua española (23.ª edición). Madrid: Espasa. ISBN 978-84-670-4189-7.
[2]. Real Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua Española (2014). «sensismo». Diccionario de la lengua española (23.ª edición). Madrid: Espasa. ISBN 978-84-670-4189-7.
[3]  http://dbe.rah.es/biografias/33543/jose-de-jesus-munoz-capilla

Doctrina: 

Una doctrina (del latín doctrīna) es un conjunto global de concepciones teóricas enseñadas como verdaderas por un autor o grupo de autores.[4]​ Puede tener una dimensión ideológica que puede ser política, legal, económica, religiosa, filosófica, científica, social, militar, etc. Las doctrinas a veces pueden ser consideradas falaces, sofísticas o dogmáticas por su origen religioso o mitológico.

La palabra doctrina proviene del latín doctrīna, su significado es ‘ciencia’, ‘sabiduría’. Está compuesta por el lexema docere ‘enseñar’; el sufijo sustantivante ~tor y el sufijo ~ina ‘relación’, ‘pertenencia’. [4]​

El lexema docere proviene de la raíz indoeropea *dek~ que puede significar ‘pensamiento’ o ‘aceptación’. Puede vérsele en dogma, ortodoxo, paradoja, decente, digno y derivados; indagar, discipulo y disciplina, diplodoco, sinécdoque, etc. [5]​

Etimológicamente hablando, doctrina es la enseñanaza que se da para instrucción de alguno. Ciencia o sabiduría. La opinión de alguno o algunos autores en cualquier materia. La catequesis que se hace al pueblo explicándole la doctrina cristiana. El concurso de gente que con los predicadores sale en procesión por las calles hasta el paraje en que se ha de hacer la plática. Durante la colonia española, el curato colativo servido por regulares o el pueblo de indios nuevamente reducido a la religión, cuando todavía no se había establecido en él la parroquia o el curato.[5]​

Doctrina cristiana o catecismo, la que debe saber todo cristiano por razón de su profesión. [5]​

Doctrina común, la opinión que comúnmente llevan la mayoría de autores que han escrito sobre alguna materia.[5] (Política-Argentina), constituida por las 20 verdades peronistas, la tercera posición en política internacional y las 3 banderas Justicialistas: Independencia Económica, Soberanía Política y Justicia Social.

[4]  Anders, Valentín et ál. (Sin fecha). «Etimología de doctrina»
[5] de Echegaray, Don Eduardo (1887). Faquineto, José María, ed. Diccionario general etimológico de la lengua española (Resurso en línea). Tomo II. Madrid: Faquineto. p. 875.

Doctrina y educación

El término adoctrinamiento ha adquirido connotaciones negativas a partir del siglo xx d. C., viniendo a ser sinónimo de reeducación o lavado de cerebro.

La diferencia entre doctrina y educación consiste en que en la educación se persigue que el educando, esto es la persona a educar; permanezca lo más superficial posible a los conocimientos acumulados y los analice; mientras que en la adoctrinación, el educando permanece dentro del cuerpo de conocimientos o creencias y absorbe sus enseñanzas. Por ejemplo, estudiar teología puede considerarse como un proceso de adoctrinación, cuyo equivalente educativo sería el estudio comparativo de las religiones. La diferencia entre el teórico y el doctrinario es que el primero acude a datos y argumentos mientras que el segundo lo hace a creencias y premisas de fe.

El doctrinarismo o liberalismo doctrinario es una doctrina y práctica política de los denominados doctrinarios, un grupo político e ideológico francés del siglo siglo xix d. C., que influyó notablemente en España (el Partido Moderado y Donoso Cortés) y sus colonias.

Doctrina jurídica
En el ámbito jurídico, doctrina jurídica es la idea de derecho que sustentan los juristas. Son directivas que no son directas para resolver una controversia jurídica, indican al juez como debe proceder para descubrir directiva o directivas decisivas para cuestión en el debate, y ayuda en la creación del ordenamiento jurídico. También se utiliza la palabra doctrina para referirse a un principio legislativo.

Principios estratégicos y planes de acción
Véase también: Doctrina de política exterior

En los campos militar, político, diplomático y de gestión. En este caso la doctrina serían los principios en los que se basaría una estrategia y planes de acción.
Militar

El término también es aplicable al concepto de un procedimiento establecido para una operación compleja en la guerra. El ejemplo arquetípico es la «doctrina táctica» en la que se emplea un conjunto patrón de maniobras, tipos de tropas y armas como enfoque predeterminado para un tipo de ataque.

Religión
Pueden listarse las siguientes doctrinas religiosas como ejemplos:


  • En teología cristiana: doctrinas como la santísima trinidad, el nacimiento virginal y la expiación
  • En teología católica: transubstanciación, enseñanzas marianas, la inmaculada concepción, etc.
  • La distintiva doctrina calvinista de la doble predestinación
  • Yuga en el hinduismo
  • Postulación o syādvāda en el jainismo
  • Las cuatro nobles verdades en el budismo
  • Un departamento de la curia romana es llamado Congregación para la Doctrina de la Fe.


Sociología de la religión
Artículo principal: Sociología de la religión

Según el sociólogo estadounidense Mervin F. Verbit (1936), la doctrina puede ser entendida como uno de los componentes clave de la religiosidad. Y la doctrina misma puede dividirse en cuatro dimensiones:
Contenido, Frecuencia, Intensidad, Centralidad

El contenido de una doctrina puede variar de una religión a otra, así como el grado en que puede ocupar la mente de la persona (frecuencia), la intensidad de la doctrina y la centralidad de la doctrina (en esa tradición religiosa).4​5​6​
En este sentido, según Charles Glock , una doctrina se aproxima a la dimensión de «creencia» en la religiosidad.7​

Verbit, Mervin F. (1970). «The components and dimensions of religious behavior: Toward a reconceptualization of religiosity» [Los componentes y dimensiones del comportamiento religioso: hacia una reconceptualización de la religiosidad]. American mosaic (inglés) (P. E. Hammond & B. Johnson).

Faulkner, Joseph E. (1972). «On the study of religious commitment» [Sobre el estudio del compromiso religioso]. Religion's influence in contemporary society; readings in the sociology of religion [La influencia de la religión en la sociedad contemporánea; lecturas en la sociología de la religión]. Merrill sociology series (en inglés). Columbus, Ohio, Estados Unidos de América: C. E. Merrill Publisher. Co. pp. 38-56. ISBN 0675091055. OCLC 417055.

*Küçükcan, Talip (2000). «Can religiosity be measured? Dimensions of religious commitment: theories revisited» [¿Se puede medir la religiosidad? Dimensiones del compromiso religioso: teorías revisitadas] (pdf). www.eskieserler.com (en inglés). Consultado el 18 de marzo de 2018.

Küçükcan, Talip (2005). «Multidimensional Approach to Religion: a way of looking at religious phenomena» [Enfoque multidimensional a la religión: una forma de ver los fenómenos religiosos]. Journal for the study of religions and ideologies (en inglés). Vol. 4 (No. 10): 60-70. ISSN 1583-003

miércoles, 18 de diciembre de 2019

Maine de Biran, François-Pierre (1766-1824).

François-Pierre Maine de Biran.  (1766-1824).





Filósofo y político conservador francés. Se inició en el estudio de las matemáticas, para ir poco a poco internándose en la psicología y la filosofía, bajo la influencia de Cabanis y de Destutt de Tracy.

Maine se confía totalmente a la introspección: el instrumento para el conocimiento de la verdad y para la salvaguardia de la religión (entendida en un sentido no confesional) es el "sentido íntimo" o conciencia, en oposición al sensualismo de Condillac, del que en un principio fue simpatizante. A través de la introspección, descubre la infalibilidad de la apercepción inmediata interna y la unificación del yo -un yo que se manifiesta activo y volitivo-, para afirmarse como existente en medio del mundo -no-yo- que presenta resistencia.

Esta polaridad de actividad y resistencia es asimismo la matriz de todas las nociones metafísicas. Por una parte, captándose como actividad, el yo se aprehende como libertad, la cual es conocida de inmediato en la medida en que es conciencia del propio poder de actuar, y precede a cualquier percepción de pasividad. Por otro lado, en la resistencia opuesta al yo por el cuerpo tienen su origen la idea de extensión y todas las demás ideas que caracterizan los cuerpos materiales.

El dualismo radical existente en el hombre entre la actividad y la pasividad, entre la vertiente constituida por la conciencia -que le convierte en persona-, y la vertiente orgánica y fisiológica -que le aproxima a los animales-, está oscurecido por fenómenos psicológicos como el del hábito, que implica mecanización con respecto a la voluntad libre. Por eso es tarea de la filosofía reafirmar ese dualismo contra las deformaciones que se producen espontáneamente en el ánimo del hombre.

Entre la consideración del hombre fisiológico y la conciencia, Maine añade la noción de una "tercera vida" del hombre, la vida "espiritual", que él presenta en términos de misticismo, como el camino para identificarse con el mismo Dios, a través de la meditación y mediante la intervención de la gracia.

El hombre, un ser intermedio entre Dios y los animales, tiene la posibilidad de asemejarse a éstos si se convierte en esclavo de su propio cuerpo y se pierde en el resto de la naturaleza, pero también podrá elevarse por medio del amor hasta el creador, abandonándose en él. Esto explica la superioridad del amor sobre la razón, aunque sólo a esta última se halla vinculada la personalidad y la libertad del hombre.

Así pues, Maine, discrepando del ambiente sensista y positivista, y en contraste con el espíritu de la Ilustración de su tiempo, llegará a ser el máximo representante del renacimiento del espiritualismo en la tradición de Descartes y Malebranche.

Fuera de Influencia del Hábito sobre la facultad de pensar (1802), y algunas obras menores, el resto de sus obras aparecieron póstumamente. Éstas son: La descomposición del pensamiento (1805), La apercepción inmediata (1807), Sobre las relaciones entre lo físico y moral del hombre (1811), Ensayo sobre los fundamentos de la psicología (1812), Fundamentos de la moral y de la religión (1818), Nuevos ensayos de antropología o de la ciencia del hombre interior (1824), Diario íntimo (redactado a lo largo de toda su vida).

http://www.mcnbiografias.com/app-bio/do/show?key=maine-de-biran-francois-pierre

Como Biran no se dedicó profesionalmente a la cátedra sino a la administración, su obra es la típica de un laboratorio privado de filosofía. Separándose del positivismo de la llamada ideología pura de la escuela de Condillac, se convertirá en uno de los más grandes fenomenólogos avant la lettre. No hay psicólogo, fisiólogo o metafísico que no se vea atendido, comprendido y refutado por la profundidad del análisis de Biran.

http://www.sigueme.es/autores/maine-de-biran.html

Historia de la filosofía: Frederick C. Copleston: RESEÑA INDICE

Historia de la filosofía: Frederick C. Copleston





La Historia de la filosofía es una historia en nueve volúmenes del pensamiento filosófico occidental, escrita por el jesuita inglés Frederick C. Copleston.

Esta obra abarca desde la filosofía de los presocráticos hasta la de Dewey, Russell, Moore, Sartre y Merleau-Ponty. 

Los nueve volúmenes, publicados entre 1946 y 1974, fueron escritos para los estudiantes de seminarios católicos, con el propósito de “brindar a los seminarios católicos eclesiásticos un trabajo que sea más detallado y de mayor alcance que los libros de textos comúnmente usados, y que mostrase asimismo el desarrollo lógico de los sistemas filosóficos y cómo están interrelacionados”.

El enfoque tomista de Copleston se mantiene explícito a lo largo de la obra; sin embargo, generalmente se acepta que describe de una manera justa y cabal a las diferentes filosofías tratadas, incluso aquellas que no comparte. De hecho, ésta es quizás la mejor y más completa historia de la filosofía occidental disponible hoy en día.

Algo que puede molestar a los lectores menos doctos que Copleston son las constantes citas en griego, latín, alemán y francés, sin traducir.

Índice
1 Sumario de temas
1.1 Volumen 1: Grecia y Roma
1.2 Volumen 2: De San Agustín a Juan Duns Scoto
1.3 Volumen 3: De Occam a Suarez
1.4 Volumen 4: De Descartes a Leibniz
1.5 Volumen 5: De Hobbes a Hume
1.6 Volumen 6: De Wolff a Kant
1.7 Volumen 7: De Fichte a Nietzsche
1.8 Volumen 8: De Bentham a Russell
1.9 Volumen 9: De Maine de Biran a Sartre
2 Referencia bibliográfica

Sumario de temas

El siguiente es un sumario de los temas tratados en los nueve volúmenes de la obra:

Volumen 1: Grecia y Roma





Filosofía presocrática / Período socrático / Platón / Aristóteles
Filosofía postaristotélica.

Volumen 2: De San Agustín a Juan Duns Scoto





Influencias premedievales (incluyendo a San Agustín)
El renacimiento carolingio / Los siglos X, XI y XII.
Filosofía islámica y judía
El siglo XIII (incluyendo a Santo Tomás de Aquino y a Duns Scoto)

Volumen 3: De Occam a Suarez

El siglo XIV (incluyendo a Guillermo de Occam)
Filosofía renacentista (incluyendo a Francis Bacon)
La escolástica del renacimiento (incluyendo a Francisco Suárez)

Volumen 4: De Descartes a Leibniz

René Descartes / Blaise Pascal / Baruch Spinoza / Gottfried Leibniz

Volumen 5: De Hobbes a Hume

Thomas Hobbes / John Locke / Isaac Newton
George Berkeley / David Hume

Volumen 6: De Wolff a Kant

La Ilustración francesa (incluyendo a Jean-Jacques Rousseau)
La Ilustración alemana
El surgimiento de la filosofía de la historia (incluyendo a Giambattista Vico y a Voltaire) / Immanuel Kant

Volumen 7: De Fichte a Nietzsche

Johann Gottlieb Fichte / Friedrich Wilhelm Joseph Schelling
Georg Wilhelm Friedrich Hegel / Arthur Schopenhauer
Karl Marx / Søren Kierkegaard / Friedrich Nietzsche

Volumen 8: De Bentham a Russell

Empirismo británico (incluyendo a John Stuart Mill y a Herbert Spencer)
El movimiento idealista en Gran Bretaña (incluyendo a Francis Herbert Bradley y a Bernard Bosanquet)
El idealismo en los Estados Unidos (incluyendo a Josiah Royce)
El movimiento pragmatista (incluyendo a Charles Sanders Peirce, William James, y John Dewey)
La revuelta contra el idealismo (incluyendo a George Edward Moore y a Bertrand Russell)

Volumen 9: De Maine de Biran a Sartre





De la Revolución francesa a Auguste Comte (incluyendo a Maine de Biran)
De August Comte a Henri Bergson
De Henri Bergson a Jean-Paul Sartre (incluyendo a Maurice Merleau-Ponty)
Referencia bibliográfica

Copleston, Frederick Charles (2000-2004). Historia de la filosofía. Barcelona: Editorial Ariel.

ISBN 978-84-344-8769-7 / ISBN 978-84-344-8700-0.