miércoles, 9 de mayo de 2018

Empatía simbólica: Art Noveau: Percy C. Acuña Vigil

Empatía simbólica: Art Noveau: 




Art Nouveau es el nombre del movimiento artístico que comenzó en Europa alrededor de 1890 y duró hasta alrededor de 1910. Adoptó muchas características diferentes en diferentes lugares, y algunos de los diseñadores más famosos de la época tienen estilos dispares, como Antoni Gaudí en Barcelona , Josef Hoffmann en Viena y Carlo Bugatti en Italia. Lo que estos diseñadores tenían en común era el interés en encontrar un nuevo vocabulario artístico que pudiera expresar mejor el mundo moderno. 



Hubo algunos temas principales en el Art Nouveau para tener en cuenta. En una era de producción industrializada, muchos diseñadores buscaron una base para un pasado preindustrial local; en Rusia, los cuentos populares y la historia popular, y en Francia era la "edad de oro" del siglo XVIII del diseño francés. Trabajando en ciudades como París, Nancy y Bruselas, los diseñadores del Art Nouveau encontraron una gran inspiración en la naturaleza, no necesariamente la belleza de la naturaleza, sino su fuerza vital, su ciclo de vida incesante: nacimiento, vida, decadencia y muerte. La naturaleza a veces tomaba el papel de un extraño mundo ajeno, gobernado por oscuras fuerzas incontrolables.

Esta idea de un mundo incontrolable a nuestro alrededor se reflejó en el interés del Art Nouveau en la psicología, el simbolismo y lo sobrenatural. Sigmund Freud estaba escribiendo sobre el mundo de los sueños inconscientes, y los artistas intentaban explorar ese mundo a través del arte y el diseño. Los símbolos no fueron corregidos, su significado cambió y fue ambiguo.

También ambiguo fue el papel de la mujer en el Art Nouveau. Como siempre, las mujeres eran musas importantes para artistas y diseñadores, y en este momento había mucho interés en artistas famosos como Sarah Bernhardt, la bailarina Loie Fuller, la intérprete de discoteca Jane Avril. Pero en una época en que las mujeres eran cada vez más independientes (luchando por el sufragio, obteniendo el derecho al divorcio, más visible en la esfera pública que las generaciones anteriores), la mujer del Art Nouveau tenía un giro amenazante. Ella era seductoramente sexual, pero también escandalosa, moralmente comprometida, incluso mortalmente amenazante.




Definición de “Art Noveau”  (Jugendstile), por Robert Schmutzler:





 “El fenómeno: llamamos Art Noveau a aquel estilo que se desarrolla alrededor de 1900 y cuyo leimotive es un largo y sensual movimiento”.



Ejemplos: Dos dibujos de Walter Crane (Arts & Crafts)

Podemos encontrar difundido este movimiento artístico en muchísimos países, y cada uno de ellos tiene su propia manera de decirlo:

Art Noveau (en Francia), Jugendstile (en Alemania), Modernismo (en España), Secesión (en Viena), Liberty (en Italia); todas ellas sinónimas.

En el Art Noveau juegan un papel muy importante las artes aplicadas, es decir, intentar aplicar el arte en el entorno en que vivimos. Con ello se  conciben las artes fusionadas.

La línea, una de las más importantes características de este estilo, es siempre continua, se curva y entrelaza, pero nunca se quiebra ni jamás aparecen ángulos en ella.

Se busca un arte de la vida, no un arte pensado para exponerlo en museos.

Así pues, el ideal del modernismo es el de hacer posible una vida determinada por el arte, “Diseñar desde la cucharilla al edificio entero”

Ejemplos:     



  Olbrich  :  Secession pavilion Vienna  

Secesión vienesa: Walter Olbrich


 

                    

 Van de Velde. : Velde in dress by H. Van de Velde
                                                                                                           
published in Dekorative Kunst, 1901

Henri van der Velde

Definiremos las fotos anteriores como artes aplicadas (Arts & Crafts = arte y manualidad). 

Buscando el ideal de la fusión entre al vida y el arte.


El ideal del Darmstadt es el de instalarse a vivir en el arte (Olbrich, Beherens, etc.). Intenta crear una ciudad a partir del arte, donde sus ocupantes desarrollen sus artes y habilidades.

La vida es juventud (un niño en crecimiento), energía, fuerza, líneas, formas, arte.

Ejemplo:



 La Casa Milà (La pedrera) de Gaudí, con esas formas tan características que mantienen una unión entre vitalidad, línea continua, crecimiento orgánico,... que nos llevan al arte.

Todo se basa en una relación entre la vida y el arte, y el arte y la vida, de manera reciproca.

Lipps, desarrolla la teoría de la empatía o simpatía simbólica (Einfühlung) , entendiéndola como una interiorización del sentimiento, o más que eso, una impregnación del sentimiento.

Un libro muy interesante de  M.Dufrenne “Año 1913, podemos encontrar una explicación muy buena del momento artístico done se produce el cambio de siglo; explica bien la idea de la empatía y del formalismo.

La “Teoría estética del formalismo”, también llamada “Teoría de la pura visibilidad”, desarrollada por K.Fieldler, A.Riegl, nos explica también como entender esta corriente artística.

La “Teoría de la Pura visibilidad” se basa en la obra de arte exclusivamente, solo le interesan las condiciones exclusivas de la obra de arte, para que esta sea objetiva. Quiere ser una ciencia del arte, en el análisis de la estructura formal de la obra de arte.

El concepto de Kunstwollen (o voluntad artística) es importante en la “Teoría estética del formalismo”.

G.Semper desarrolla la teoría de que la evolución técnica condiciona la evolución artística (o del arte). Pero el Kunstwollen está en contra de la idea de Semper.

Riegl dice  a todo esto, que el arte evoluciona por la voluntad del artista en querer evolucionar, y que esto hace evolucionar la técnica a favor del arte.

Un echo que preocupa a Riegl, al igual que a muchos contemporáneos suyos (sobre el 1900), es el retroceso artístico que se produjo cuando del rico arte helénico, se retrocedió al arte primitivo del cristianismo. ¿Quiere decir esto que los artistas no tuvieron entonces voluntad de evolucionar?

La definición entonces del Aesthetik = Subjetivista, será aquella donde no preocupa “el arte”, preocupa “lo bello”, la noción de la belleza exige que haya un observador sobre el cual recaiga la sensación de captar algo bello. Es un sentimiento que se produce por la aprensión del observador sobre el objeto.

Para explicar por que “lo bello” es un sentimiento, citamos la obra de Kant, que fue el primero en hablar de “lo bello” como un sentimiento.

La teoría de la empatía predomina en el Art Noveau, que nos diría que hay una fusión entre la vida y el arte, el observador y la obra de arte, el observador y “lo bello”.

Otro magnífico libro: “Asthetik: psicología de lo bello y el arte”, donde podemos encontrar desarrollada la teoría de la estética de la empatía, donde la relaciona con términos psicológicos sobre el observador y la obra de arte.

EJERCICIO 8.4

Buscar citas que confirmen o cuestionen lo que hemos visto en la primera parte de la clase.-

Texto de Ll.Sullivan “El ornamento en arquitectura”

Ejemplo: Panteón de la familia Getty.




Para Sullivan, hay dos posibilidades en todo este movimiento:
·          El ornamento añadido.
·         Ornamento que forma parte del material,  donde existe una especial simpatía entre el objeto (edificio) y el  ornamento.

Van de Velde también hace esta distinción cuando habla de ornamentación (externo o  añadido) y ornamento (implícito o que forma parte del objeto).

Sullivan busca un sistema de ornamentación donde el ornamento parezca que forma parte del edificio y convertirlo así  en una parte del material usado en esa obra..

El ornamento de Sullivan se caracteriza por:
·        Usar bajos relieves.
·        Ornamentos que están en todas partes.

El ornamento parece surgir de la obra misma (en Sullivan), hasta que los fusiona en uno mismo. Al finalizar la obra, el ornamento debe parecer surgido de ella misma, del mismo modo que las flores surgen de las plantas. Como una simpatía que une el interior y el exterior del conjunto.

En las últimas obras de Sullivan (1913-1915), se produce su época de “decadencia”. Entonces practica una ornamentación artificial del edificio, contradiciendo totalmente lo que defendía años atrás. Ahora el ornamento se convertirá claramente en las obras de Sullivan en un  impuesto en el edificio y ya no habrá  ornamento orgánico.

En la clase el profesor nos  lee un texto de Sullivan de 1890, antes de la “decadencia”, donde describe como deben ser los edificios de oficinas. Dice que deben ser altos y unitarios, siguiendo su teoría de que la forma sigue a la función.




Podemos ver fotografías del edificio “WainWright building at St. Louis, Missouri, 1891” de oficinas, un edificio alto con muchas líneas verticales, enfatizando la grandeza, la altura y la verticalidad. Nos encontramos ornamentación  hacia el interior y por todas partes, como él mismo dijo que tenían que ser los edificios, es decir con ornamento orgánico.



En cambio, en  edificios posteriores, Sullivan pierde sus criterios. Por ejemplo, en el edificio “Carson” 1898-99, la verticalidad no tiene tanto protagonismo. Aparecen ornamentos impuestos, no orgánicos, ornamentos de estilo Art Noveau. Ya no pondrá ornamentación en las partes altas, ya que piensa que nadie la vería, ahora solo aparecen ornamentos en partes bajas.



Fotos de edificios de Sullivan. Starkovsky 1950




Deatail of Sullivan Ironwork 

El Sullivan de los primeros años ponía ornamentación en todas partes de manera casi delirante. Unos ejemplos muy claros son las fotos que se encuentran encima de este párrafo.

Otro artista destacado de este movimiento fue  V.Horta, en 1893, que por ejemplo  construye la casa “Tassel”, donde vemos uno de los primeros ejemplos de Art Noveau, en un entorno totalmente diseñado, la forma es la que lo domina todo. La forma fluye de un objeto a otro, y se quiere suprimir la discontinuidad entre materiales.



Otro libro muy interesante seria: ”Abstracción y Empatía”de  Worringer, donde se habla de la abstracción y del arte del s.XX.

La teoría de la empatía no sirve para explicar toda la historia del arte.

La Empatía y la Abstracción aparecen como dos polos opuestos y el arte va de uno a otro a través de la historia del arte.

Antes de la primera guerra mundial, el arte duda entre ir hacia la empatía o hacia la abstracción.


Empatía:  Belleza orgánica - Naturalismo. 

Abstracción:

Belleza en lo inorgánico - Belleza en la negación de lo vivo. 

Belleza basada en leyes - Belleza de lo cristalino


Para Worringer hay 2 tipos de belleza (empatía y abstracto).

Worringer dice que ha habido dos Kunswolen en toda la historia del arte, uno va hacia la naturaleza, y el otro hacia lo inorgánico.

La belleza orgánica es una compenetración o simpatía mutua entre nosotros y el objeto natural.

La belleza inorgánica (Ej.: pirámides, mosaicos bizantinos)

En 1890, fascinaba el enigma del porque se había pasado de lo orgánico del arte helénico, a lo inorgánico del arte bizantino.

En el 1907 se empieza a vislumbrar el arte cubista, cortando con la obra dirigida hacia lo naturalista.



Los presupuestos psíquicos de la tendencia a la abstracción, podríamos decir que fueron:
·    Preocupación hacia el cosmos y su relación con el.
·    Perturbación del hombre preocupado por los fenómenos del mundo exterior.
·    Ansiedad espiritual ante el espacio.
·    Religiosidad trascendental.

 Por otro lado los presupuestos psíquicos de la tendencia a la empatía serian :
·   El hombre no se siente amenazado por su entorno.
·   Sociedad feliz y panteísta.
·   Confianza entre el hombre y los fenómenos del mundo exterior.
·   Religiosidad

¿Qué les pasaba a los pueblos antiguos? (Según Worringer)
Que querían entender las cosas que les daban miedo, e intentaban formalizar los fenómenos del mundo exterior para superar el miedo al entorno.

http://www.etsav.upc.edu/personals/tih03/anteriors/03pset09/clase09.htm

martes, 8 de mayo de 2018

LISTA DE LOS 43 LIBROS DE FILOSOFÍA MÁS IMPORTANTES DE 1950-2000, SEGÚN FILÓSOFOS CONTEMPORÁNEOS

LISTA DE LOS 43 LIBROS DE FILOSOFÍA MÁS IMPORTANTES DE 1950-2000, SEGÚN FILÓSOFOS CONTEMPORÁNEOS 



La lista nos ayuda, también, para otra cosa: notar la profunda crisis en la que se encuentra la filosofía moderna. Más allá de algunas ausencias que fortalecerían este listado, es indudable que si se compara con una hipotética lista de 1900 a 1950, la lista actual quedaría vapuleada. Si imaginamos uno de esos juegos de futbol como los de Monty Python entre filósofos de la primera mitad del siglo y filósofos de la segunda, el resultado sería escandaloso, tipo 7-1 o algo así. 

Los primeros 30 autores/Obras de la lista son:

1. Ludwig Wittgenstein, Philosophical Investigations
2. W. V. Quine, Word and Object
3. Peter F. Strawson, Individuals: An Essay in Descriptive Metaphysics
4. John Rawls, A Theory of Justice



5. Nelson Goodman, Fact, Fiction and Forecast
6. Saul Kripke, Naming and Necessity
7. G. E. M. Anscombe, Intention
8. J. L. Austin, How to do Things with Words
9. Thomas Kuhn, The Structure of Scientific Revolutions
10. M. Dummett, The Logical Basis of Metaphysics
11. Hilary Putnam, The Many Faces of Realism
12. Michel Foucault, The Order of Things: An Archaeology of the Human Sciences



13. Thomas Nagel, The View From Nowhere
14. Robert Nozick, Anarchy, State and Utopia
15. R. M. Hare, The Language of Morals and Freedom and Reason
16. John R. Searle, Intentionality and The Rediscovery of the Mind
17. Bernard Williams, Ethics and the Limits of Philosophy, Descartes: The Project of Pure Enquiry and Moral Luck: Philosophical Papers 1973-1980
18. Karl Popper, Conjecture and Refutations
19. Gilbert Ryle, The Concept of Mind
20. Donald Davidson, Essays on Action and Event and Inquiries into Truth and Interpretation
21. John McDowell, Mind and World
22. Daniel C. Dennett, Consciousness Explained and The Intentional Stance
23. Jurgen Habermas, Theory of Communicative Action and Between Facts and Norm



24. Jacques Derrida, Voice and Phenomenon and Of Grammatology
25. Paul Ricoeur, Le Metaphore Vive and Freedom and Nature



26. Noam Chomsky, Syntactic Structures and Cartesian Linguistics
27. Derek Parfitt, Reasons and Persons
28. Susan Haack, Evidence and Inquiry
29. D. M. Armstrong, Materialist Theory of the Mind and A Combinatorial Theory of Possibility
30. Herbert Hart, The Concept of Law and Punishment and Responsibility

lunes, 7 de mayo de 2018

El concepto de verdad y de certeza en Descartes Percy C. Acuña Vigil

El concepto de verdad y de certeza en Descartes
Percy C. Acuña Vigil

Universidad Nacional de Ingeniería
Universidad Nacional Mayor de San Marcos
hatunllaqta@gmail.com

Descartes, a inicios del siglo XVII definió con claridad el objetivo de los filósofos de este período histórico: la búsqueda de la certeza. 

Mediante su trabajo filosófico buscó dar respuesta al escepticismo dominante. Su estrategia consistió en la aceptación de la duda hasta las últimas consecuencias. Utilizó la duda como método y sometió todo conocimiento a duda con el fin de encontrar una verdad de la que ya no pudiese dudar ni el más escéptico. Así llegó a alcanzar una certeza primera: “Pienso, luego existo.” Y teniendo en ella una base inconmovible, reconstruyó el edificio filosófico. En primer lugar, alcanzó una segunda certeza: la existencia de Dios. En segundo lugar, reafirmó la confiabilidad del conocimiento científico, el cual tenía a Dios por garante.

Para Descartes la ciencia busca la verdad, y considera que la Ciencia Unificada es la matemática y que su método es el resolutivo-compositivo. En la Regula IV Descartes dice que el método es necesario para la investigación de la verdad de las cosas  y que así es mucho más acertado no pensar jamás en buscar la verdad de las cosas que hacerlo sin método.

Descartes trata precisamente de buscar un método, un camino de acceso a la verdad y un camino del cultivo de la razón. El método de la Matemática, el método resolutivo-compositivo o método del análisis y de la síntesis constituye para Descartes el método más eficaz para acceder a la verdad y por tanto para el cultivo de la razón. Con este objetivo las reglas del método cartesiano, son las siguientes: Regla de la evidencia: del análisis: de la síntesis: de las comprobaciones: 

En Descartes la verdad se identifica con la certeza. El afirma que algo es verdadero si esta cierto de ello. Esto es precisamente lo que ocurre con la regla de evidencia. El cumplimiento de la regla de evidencia permite asegurar la certeza.

Para Descartes la distinción junto con la claridad, son notas de la evidencia. 

Descartes llama “distinto” a todo conocimiento que reúne estas dos características:
Es claro, es decir se refiere a una cosa presente ante el propio sujeto; describe la cosa percibida con precisión, sin añadirle rasgos que le son ajenos. 

Descartes obtiene el criterio de verdad a partir de la primera verdad descubierta con el ejercicio de la duda metódica. Lo que garantiza la verdad de la proposición “pienso, luego existo” es su claridad y distinción, por lo que puede aceptar como regla general que todas las cosas que percibe muy clara y distintamente son verdaderas (“Tercera Meditación”). 

Este “criterio de verdad” no tiene total garantía hasta que se demuestra la existencia de Dios y su bondad, y ello, básicamente, por la radicalidad de la duda metódica: En este punto Descartes parece caer en un círculo vicioso al sostener que podemos llegar a la demostración de la existencia de Dios si vemos con “claridad y distinción” que cada uno de los pasos que seguimos en la argumentación es verdadero. Pero, a su vez, la claridad y distinción como criterio de verdad para  conocimientos que no son los del cógito, sólo queda suficientemente justificada si Dios existe. Parece que aquí hay un acto de visión mental de la verdad de algo (la evidencia), frente a conocer ese algo con ciencia perfecta.

Para Descartes sólo hay ciencia de lo evidente, de lo que se caracteriza por la claridad y la distinción. Sostiene que sobre lo verdadero no debe haber la menor sombra de duda, pues al ser el sujeto el que duda, el criterio de verdad es el criterio de certeza. La ciencia es conocimiento indudable.

Sostiene que el criterio de verdad reside en el sujeto cognoscente, no en la cosa. En la relación cognoscitiva entre Sujeto y Objeto es el sujeto el que determina los límites, el alcance y el criterio de verdad y falsedad del conocer. La conciencia es el ámbito trascendental de posibilidad de la certeza y, por tanto, de la verdad, y por tanto, del conocimiento, pues no hay conocimiento sino de lo verdadero.

Según Descartes, si alguien quiere investigar seriamente la verdad de las cosas, no debe elegir una ciencia determinada, pues todas dependen unas de otras recíprocamente; sino que debe pensar tan sólo en acrecentar la luz natural de la razón, para que en cada circunstancia de la vida el entendimiento muestre a la voluntad qué se ha de elegir.

Las reglas metodológicas de Descartes tienen como fondo la identificación:

Verdad  = sabiduría = certeza = supresión de la duda.

En la búsqueda de la verdad Descartes admite dos vías de conocimiento:

A. La experiencia, es resultado de dos componentes:
Objetivo -la realidad externa-, subjetivo -el punto de vista sobre esa realidad, como es la fidelidad o no de los órganos senso perceptivos. Sin embargo la realidad empírica es compuesta y por compuesta es dudosa, contradictoria, variable, mudable, epistemológicamente es peligrosa y no fidedigna, está sometida a la opinión, al convencionalismo, es engañosa. Sobre la experiencia no puede haber en consecuencia ciencia.

B. La deducción es el paso de una cosa a otra en la mente, el enlace entre dos cosas. Es un conocimiento inmanente, interior de la conciencia para la conciencia. Es un conocimiento puro, simple, sin mezcla, racional. No necesita aportes desde el exterior de la conciencia. Su criterio de verdad  es interno. La verdad tiene en sí su propia marca distintiva, su propia validación, su propio criterio de certeza y de verificación. 

Es un conocimiento constructivo, edificado por, en y para la conciencia. Sabemos que no nos puede fallar porque nosotros mismos lo construimos. Es el verum est factum. La conciencia tiene en sí misma la regla de su génesis y por tanto de su verdad o falsedad. La deducción o bien se la capta -y es correcta o válida- o no se la ve -no hay entonces deducción- no hay evidencia.

Para Descartes la deducción nunca puede engañarnos. En ella no hay lugar para el error. El error procederá de la experiencia o de juicios ligeros y precipitados. La deducción es un acto del entendimiento. Considera que hay dos actos del entendimiento: la intuición y la deducción. 

Descartes distingue entre la intuición y la deducción, indicando que entiende por intuición la concepción de una mente pura y atenta tan fácil y distinta, que no permite en absoluto que quede duda alguna sobre aquello que entendemos; y precisa que la concepción no dudosa de una mente pura y atenta que nace de la sola luz de la razón y que por ser más simple, es más cierta que la misma deducción. 

Llama intuición a todo acto mental que capta una realidad con claridad y distinción. El error aparece cuando nuestra voluntad nos lleva a asentir a proposiciones que no se muestran con claridad ante nuestra mente. Si sólo aceptásemos como verdadero aquello que se presenta con claridad, nunca nos equivocaríamos. Las demostraciones geométricas tienen precisamente certidumbre porque se fundan sólo en la evidencia, en la claridad. 

Señala que la intuición es un conocimiento inmediato, no procesal, por el cual se capta una verdad clara y distinta de manera instantánea. En cambio, la deducción es un proceso de pensamiento mediado, procesal, es una cadena de razones sucesivas. 

Sostiene que de una verdad evidente se extraen sus consecuencias, que son también verdaderas; y que la deducción es la facultad por la cual entendemos, todo aquello que se sigue necesariamente de otras cosas conocidas con certeza, aunque ellas mismas no sean evidentes, tan sólo con que sean deducidas a partir de principios verdaderos conocidos mediante un movimiento continuo e ininterrumpido del pensamiento que intuye con transparencia cada cosa en particular. 

En Regula III Descartes distingue la intuición de la mente de la deducción, en la que ésta [la deducción] es concebida como un movimiento o sucesión, pero no ocurre de igual modo con aquélla [la inducción]; y además, porque para ésta, [la deducción] no es necesaria una evidencia actual, como para la intuición, sino que más bien recibe en cierto modo de la memoria su certeza. De lo cual resulta que aquellas proposiciones que se siguen inmediatamente de los primeros principios, son conocidas tanto por intuición como por deducción; pero los primeros principios mismos sólo por intuición, mientras que las conclusiones remotas no lo son sino por deducción. (Regula III).

El proceso de conocimiento en Descartes

A continuación presento un esquema del proceso de conocimiento tal como lo entendía Descartes, acompañado de una breve descripción de los elementos que lo componen.

Duda metódica: en busca de una certeza, decidió rechazar como falsa toda afirmación de la que se pudiese dudar. 

Duda del conocimiento sensible: los datos de los sentidos no son seguros, podemos dudar de ellos. De hecho, los sentidos nos engañan a menudo. Incluso no hay indicios ciertos para distinguir el sueño de la vigilia, por lo que todo lo que percibimos por los sentidos podría no ser real. En consecuencia, todos los datos de los sentidos, inclusive el propio cuerpo, quedan a un lado en esta búsqueda de la certeza. 

Duda del conocimiento racional: como no se basan en los datos de los sentidos, las verdades de razón (lógicas y matemáticas) no son alcanzadas por la duda, la cual recae sobre el conocimiento sensible. Sin embargo Descartes señala que más de una vez nos equivocamos al realizar algún cálculo, y lleva la duda al extremo de afirmar que podríamos estar siendo engañados por un "genio maligno" o "dios engañador", astuto y poderoso. ¿Cómo podríamos defendernos de él?  

“Pienso, existo”: más allá de toda duda se encuentra nuestra propia existencia. Incluso aunque admitiese que soy engañado por un genio maligno, ello no invalidaría la certeza que tengo respecto de esta proposición mientras la estoy concibiendo en mi espíritu. Pues no se trata de un razonamiento o una deducción (como todo lo que piensa existe, si yo pienso, yo existo) sino de una evidencia que se impone, de un conocimiento intuitivo que se obtiene de modo inmediato y directo. 

Criterio de verdad: Descartes analiza su primera certeza para descubrir las notas distintivas que le servirán de criterio para identificar otras afirmaciones verdaderas. La afirmación “Pienso, existo” se presenta  a la conciencia con "claridad" y "distinción". Por lo tanto, serán aceptadas como verdaderas aquellas ideas que sean claras (ciertamente presentes a la conciencia) y distintas (no confundidas con otras ideas). 

Existencia de Dios: a pesar de haber encontrado una certeza absoluta (“Pienso, existo”), y a partir de ella un criterio de verdad, de todos modos sigue en pie la duda que sobre todo otro conocimiento nos genera la Hipótesis del Genio Maligno. La demostración de la existencia de Dios despeja las dudas sobre el conocimiento racional, que tiene en Dios a su garante. Su existencia se demuestra como causa externa de la existencia en la conciencia de la idea de perfección, que no puede provenir del yo que duda y es imperfecto. Y siendo Dios perfecto no puede ser engañador ni puede habernos hecho para que nos confundamos sistemáticamente. Podemos equivocarnos porque no somos perfectos, pero no estamos hechos para el error. 

Descartes sólo llega a Dios en busca de un apoyo seguro para la comprensión y el conocimiento de un mundo que se ha vuelto ininteligible más allá de su conciencia de hombre moderno.

Inicia su demostración empleando el único principio ante el cual toda su duda se desvanece: yo pienso, luego soy; y tengo en mí la idea de Dios, por lo tanto afirma que como no puede ser el autor de su propio ser; entonces, tanto su existencia como las ideas que encuentra en ella, que son imposibles de adquirir por la experiencia, proceden de una causa eternamente creadora. Sostiene que la unidad y simplicidad de una causa divina, es lo único capaz de satisfacerlo plenamente, y que de este modo al admitir su existencia y la idea de Dios en él, queda demostrada la existencia de Dios.

En su segunda prueba el punto de partida está en la idea misma de Dios, y sostiene que  esa idea tiene que haber sido creada junto con la de su propio ser e implica además la existencia de una causa trascendente a la cual corresponde, pero como el efecto no puede exceder a la causa, a la idea de un ser perfecto e infinito afirma que tiene necesariamente que corresponder la existencia de Dios. Por último, emplea un argumento ontológico, en el que está también comprendido necesariamente en la idea de un ser absolutamente perfecto, la existencia real de ese ser. 

Conocimiento racional seguro: con Dios como garantía, el conocimiento lógico y matemático recobra su seguridad y se desecha la Hipótesis del Genio Maligno.

Ideas innatas: son las ideas que no proceden ni de la experiencia ni de la imaginación, son las únicas verdaderamente claras y distintas (la idea de Dios, por ejemplo). 

Conocimiento sensible: se refiere a las ideas adventicias que, se supone, representan las cosas reales. Pero ¿cómo superar la duda respecto de este conocimiento? ¿No será sólo un sueño? ¿Cuál es su causa, su origen? Nosotros no, porque nos sentimos pasivos ante ellas. Dios tampoco, porque él no es engañador. Debemos concluir que la causa de nuestras ideas adventicias son las cosas externas realmente existentes. De todos modos, sólo conocemos de ellas con claridad y distinción que son substancia extensa.  

Ideas facticias: son las ideas producidas por la propia conciencia mediante la imaginación (la idea de minotauro, por ejemplo). 

Ideas adventicias: son las ideas que nos vienen del exterior, a través de los sentidos (la idea de azul, por ejemplo).


Las concepciones de verdad 
Voy a exponerlas resumidamente, para referirme a ellas en la obra de Descartes.

Se considera que la verdad se refiere a la realidad misma, o a la correspondencia de la cosa con el intelecto, o a la correspondencia del enunciado con aquello de que se habla; mientras que la veracidad es una especie de correspondencia de lo que se dice con quien lo dice. Por esto el error es lo contrario de la verdad, y el engaño es lo contrario de la veracidad.

La veracidad viene a ser la verdad que compromete a quien la propone, por eso se equipara con la sinceridad. No parece posible ser veraz sin voluntad de decir la verdad y, sin hacer todo lo posible para decirla. Se considera que la veracidad se da en la relación con el otro, para Feuerbach se da en la relación mutua entre el tú y el yo.

Sin embargo para Nietzsche la verdad es una abstracción si se compara con el carácter concreto de la veracidad; mientras que para Unamuno ser veraz es más fundamental que decir la verdad. 

En Descartes ‘veracidad’ y ‘verdad’ parecen ser lo mismo, cuando indica repetidamente que Dios no puede engañarnos, haciendo referencia al tipo de veracidad llamada ‘veracidad divina’, y que es el fundamento de las ‘verdades eternas’, que presuponen que hay una serie de principios ‘verdades’ que son inconmovibles, absolutamente ciertos, no porque son evidentes por sí mismos, sino también porque su verdad se halla garantizada por la fuente de toda verdad, es decir Dios.

La verdad en un sentido se usa para referirse a la realidad, como en los griegos, que la consideraban idéntica a la realidad, y esta era considerada como permanencia. Lo permanente era percibido como lo verdadero. Esta concepción era accesible únicamente al pensamiento y no a los sentidos, de modo que esta ‘visión inteligible’ era un elemento necesario de la verdad.

Sin embargo desde la visión hebrea se tiene otro sentido de verdad, como seguridad, como confianza. Lo verdadero en esta concepción es lo que es fiel, lo que cumple su promesa, y por eso Dios es lo único verdadero. Los griegos concebían la verdad como ??????????como la visión de la forma de lo que es verdaderamente, pero que se halla oculto por el velo de la apariencia. Mientras que para los hebreos lo contrario de la verdad es la decepción, para los griegos lo contrario a la verdad es la desilusión.

Para Julián Marías hay que distinguir la verdad como ??????????que es patencia, como ‘emunah, que es confianza, y como veritas, que es veracidad.

También los griegos se ocuparon de la verdad como propiedad de ciertos enunciados verdaderos. Aristóteles decía que ‘decir de lo que es que es, y de lo que no es que no es, es lo verdadero’. Esto ha devenido en la “concepción semántica de la verdad”. Un enunciado es verdadero si hay correspondencia entre lo que se dice y aquello sobre lo cual se habla.

Los escolásticos trataron de conjugar estos diversos modos de entender la verdad. Concibieron el verum como una propiedad trascendental del ente. La verdad trascendental (verdad metafísica, verdad ontológica) es la conformidad del ente con la mente, pues el verum es la relación del ente con el intelecto. Sin embargo la verdad también puede ser entendida como la conformidad de la mente con la cosa (verdad lógica), y también la verdad como correspondencia.

El problema para los autores racionalistas, como Descartes es como conjugar las ‘verdades racionales’ [verdades de razón]  con las ‘verdades empíricas’ [verdades de hecho]. Leibniz considero que las verdades de razón corresponden a las conseguidas por medio del saber riguroso, siendo su método la dialéctica y su modelo la matemática. Las verdades de hecho son las conseguidas por medio de la opinión. Como consecuencia las verdades de razón son necesarias y las de hecho, contingentes.

Descartes fiel a su racionalismo y al realismo considero ambos tipos de juicios como reducibles a proposiciones evidentes.

La concepción idealista se refiere a la verdad como ‘verdad trascendental’ en el sentido kantiano, en donde la verdad es primordialmente verdad del conocimiento, coincidente con la verdad del ser conocido. 

Hegel intento, en un marco idealista, llegar a la verdad absoluta, a la ‘verdad filosófica’. Para Hegel la figura en la que existe la verdad no puede ser más que el sistema científico de esta verdad. Esta concepción idealista deviene en proposiciones racionalmente ordenadas dentro de su sistema, juicios que extraen su significado del significado del ‘todo’. Se ha hablado por esto de la noción de verdad como ‘coherencia’.

Husserl considera la noción verdad en relación con las nociones de adecuación y evidencia. Entiende la verdad de cuatro modos: 1.) La concordancia entre lo significado y lo dado. 2.) la forma de un acto de conocimiento, acto empírico y contingente de evidencia. 3.) el objeto dado en tanto que es mentado (significado). 4.) la justeza de la intención, especialmente como justeza de juicio. El tenor de estas ideas es el de la verdad como correspondencia, entre lo que se significa y lo significado.

Heidegger, sostiene de acuerdo con el significado clásico griego, que la verdad es el descubrimiento. Pero el descubrimiento es no solo descubrir, sino lo descubierto. De este modo toda verdad, no lo es, en tanto no haya sido descubierta. Por eso hay verdad solo en tanto que hay Existencia, y ser en tanto que hay verdad. Heidegger sostiene que la esencia de la verdad es la libertad, una que posee al hombre y que hace posible la verdad como descubrimiento del ente por medio tiene del cual tiene lugar una ‘apertura’.

Para William James, es verdadero lo que muestra ser bueno en el orden de la creencia, lo que es ‘expeditivo’ en nuestro modo de pensar. En James la verdad esta ligada a la investigación, y sostiene que la verdad debe ser verificada. Siguiendo a Peirce sostiene que lo verdadero es lo útil, como lo que introduce un ‘beneficio vital’ que debe ser conservado. La verdad en el pragmatismo se refiere exclusivamente a algo acerca de las ideas, a su practicabilidad o posibilidad de funcionamiento.

Para Ortega y Gasset la verdad es aquello sobre lo cual el hombre sabe a que atenerse, el ponerse en claro consigo mismo respecto a lo que cree de las cosas. 

Desde la filosofía analítica se ha defendido lo que se denomina ‘la teoría de la verdad como correspondencia’, siguiendo líneas parecidas a las de Aristóteles y a las de los escolásticos, habiéndose encontrado nuevas dificultades en sus enunciados, tal como lo afirman Russell y Moore. También esta el ‘concepto semántico de verdad’ presentado por A. Tarski, quien afirma que una definición adecuada de ‘verdad’ tiene que darse en un metalenguaje. 

Strawson ha propuesto una ‘teoría performativa’ de la verdad, como parte de su critica a la teoría semántica de la verdad.

Los conceptos de verdad presentados no tienen un común denominador, aunque pueden ser agrupados en tipos fundamentales que tienen en común el suponer que veritas filia temporis.


Las concepciones de certeza
Con respecto al concepto de certeza a veces se equipara con la evidencia, pero también a veces no coincide con el carácter ‘claro y distinto’ cartesiano. 
La evidencia, ontológicamente, se presenta directamente al sujeto, y especialmente a la expresión sensible.
Una proposición es evidente, en  sentido epistemológico, cuando se considera que es cierta y que no hay necesidad de demostrarla acudiendo a otra proposición de la que se derive.

Los escolásticos distinguían entre dos tipos de evidencia: la ‘evidencia objetiva’, que se apoya en el objeto que se ofrece al intelecto, y la ‘evidencia de credibilidad’, que se apoya en la certidumbre de la proposición. Sostenían que existe también evidencia formal (de tipo intelectual o racional), evidencia material (de acuerdo con los datos proporcionados por los sentidos) y evidencia moral (según una ley o máxima indiscutible).

Descartes consideraba que la evidencia es la aprehensión directa de la verdad de una proposición por medio de la simple inspección de la mente, lo que equivale a la intuición. Como vemos a veces la evidencia se considera como la certidumbre completa o máxima. Para Descartes, la evidencia es el primero de los pasos fundamentales del método, y consiste en la aprehensión o captación directa de la verdad de una proposición por medio de una intuición inmediata de la mente. A partir de la evidencia, es posible construir todo un sistema mediante la deducción. La evidencia cartesiana del conocimiento está directamente relacionada con la llamada ‘intuición intelectual’.

En la actualidad predomina el sentido epistemológico de la evidencia. La evidencia es la característica por la cual una realidad cualquiera (cosa, hecho, fenómeno) se presenta directa e inmediatamente a un sujeto. También se dice que una proposición es evidente cuando no precisa de demostración alguna.

Para Brentano, la evidencia es una propiedad de ciertos juicios, solo de los cuales puede decirse que hay evidencia. Mientras que para Husserl, la evidencia se da cuando hay una adecuación completa entre lo mentado y lo dado. Establece varias clases de evidencia: asertórica, que se aplica a lo individual; y apodíctica, que se aplica a las esencias. También habla de cuatro tipos de evidencia: natural, trascendental, apodíctica, y adecuada.

En todo caso la evidencia tiene un carácter eminentemente relacional.

Los escolásticos se referían a la certidumbre como ‘un estado firme de la mente’. La certidumbre subjetiva implica un asentimiento, pero no el fundamento de ese asentimiento. Mientras que la certidumbre objetiva, implica el fundamento del asentimiento, que puede ser de una autoridad digna de creencia, o puede ser un testimonio.
Los tomistas  consideraban la certidumbre formal en varias clases, de acuerdo con la razón del objeto la llamaban ‘certidumbre por evidencia’ y según la razón del fundamento la llamaban ‘certidumbre de fe’.

En la actualidad no se ha abandonado totalmente estas concepciones. Se considera que la certidumbre es un acto del espíritu por el cual se reconoce sin reservas la verdad de una cosa, pudiendo referirse tanto a las verdades de razón como a las de hecho, y por lo tanto no coincide con el carácter ‘claro y distinto’ cartesiano, que era un rasgo distintivo de la certidumbre.

Varios autores consideran que la certidumbre no puede equipararse a la evidencia. Tampoco puede equipararse a la creencia ni confundirse con la mera aserción individual de algo sin razones ni fundamentos porque se trataría de una arbitraria posición. Por eso se tiende a reducir la certidumbre a la certidumbre moral.

Dingler ha llamado tendencia certística a la que admite solamente proposiciones completamente seguras  como base de la ciencia, y considera que debe ser excluido todo lo que no pueda ser rigurosamente demostrado. Se basa en un juicio de valor que otorga carácter positivo solamente a lo ‘inexpugnable’

Los argumentos de Descartes y los interrogantes de Hume siempre están presentes en relación a la certidumbre del conocimiento y a su fundamentación. Sin embargo Russell adoptando la figura escéptica, no tiene por absolutamente cierto ningún conocimiento que no pueda ser adquirido de forma inmediata y cierta.

En oposición a Russell, Moore refuta la generalización de la sospecha escéptica, y acepta que la certeza puede ser absoluta, sin que tenga que basarse en ningún conocimiento directo. Por su parte Wittgenstein, para quien la certeza no puede ser parte de un proceso deductivo, sostiene que esta se obtiene o no, en determinados casos, porque las proposiciones aceptadas se hayan inmersas en un tejido comunitario unido por la ciencia y la educación.

El concepto de verdad, de certeza, de mediocridad:

El concepto de “la verdad” según Popper, debería ser suprimido de nuestro vocabulario. Al ser el humano un mortal, es decir, un ser parcial, todas sus verdades son parciales. Y bien, precisamente porque son parciales, nos equivocamos tan a menudo.

Nietzche argumentaba que el error es propiedad de la condición humana, razón por la cual nos vemos obligados a realizar permanentes correcciones. La frase exacta de Nietzsche es: “solo el error es fuente de verdad”. Por lo mismo  para Nietzche corregir y pensar son casi sinónimos.

Con estas premisas resulta que es conveniente emplear el concepto de certeza.  Esta podríamos así definirla, como que es una verdad adaptada a la escala de nuestros sentidos, o si se prefiere, una verdad perceptible, lo que significa que fuera de esa escala la verdad percibida puede que no sea la verdad objetiva (o total).

En la famosa respuesta de Sócrates a Alcibíades, en la parte final de “El Banquete” de Platón, Sócrates sostiene que la máxima condición a la que puede aspirar un ser humano es la de llegar a ser un mediocre.

En la alegoría de la caverna, al examinar sus compartimentos encontramos que en el tercero se encuentran los que han visto la luz fuera de la caverna, pero sin salir de la caverna. Esos serían, siguiendo la lógica platónica, no los mejores pero sí los mediocres, vale decir, los que según Sócrates habitan en medio de la luz y de la oscuridad.

El pesimismo socrático- platónico fue reactivado muchos siglos después por la filosofía política de Immanuel Kant a través de una de sus más célebres frases. “Con esa madera carcomida con la cual está formado el ser humano hemos de carpinterear”. Y bien, para Kant todos los seres humanos, todos sin excepción, estamos construidos con esa madera carcomida.

Luego, el mejor de todos no existe, según Kant. Esa es la razón por la cual debemos ser sometidos a leyes. Los menos peores son los que las han introducido en su propio corazón, sin embargo poseen certeza. Más no hay en este mundo. Por esa madera carcomida de la cual todos estamos formados

PhilPapers: may - april 2018

PhilPapers

Lee A. Mcbride Iii
Journal of Speculative Philosophy 32 (1):168 (2018)

Abstract
In “Race, Multiculturalism, and Democracy,” Robert Gooding-Williams offers an insight. He writes: “Our sense of ourselves and of the possibilities existing for us is, to a significant degree, a function of the descriptions we have available to us to conceptualize our intended actions and prospective lives. . . . ‘Hence if new modes of description come into being, new possibilities of action come into being in consequence.’” In this article, I discuss the philosopher’s role in the articulation of new descriptions and thus new possibilities. I argue that potential modes of bold and assertive comportment are conjured when new insurrectionist descriptions are articulated within oppressed populations. To bring this to a higher resolution, I discuss the pervasiveness of dialectical conflict, the need to creatively reorient the descriptions of oppressed groups toward liberation, and the need for more than one prescriptive mode of social amelioration.

Susanna Siegel
Analysis (Reviews) 
Abstract
Includes a summary of my book *The Rationality of Perception* (Oxford, 2017) and replies to commentaries on it by Endre Begby, Harmen Ghijsen, and Katia Samoilova. These commentaries and my summary and replies will be published soon in Analysis Reviews. Begby focuses on my analysis of the epistemic features of the interface between individual minds and their cultural milieu (discussed in chapter 10 of *The Rationality of Perception*), Ghijsen focuses on the notion of inference and reliabilism (chapters 5 and 6), and Samoilova focuses on the relationship between epistemic charge (chapter 3) and shifts in the amount of justification needed for knowledge.
https://mail.google.com/mail/u/0/#inbox/1633abdd1bd198a1

May 6th, 2018 GMT
Book Review: Against Marriage: An Egalitarian Defence of the Marriage-Free State, by Clare ChambersAgainst Marriage: An Egalitarian Defence of the Marriage-Free State, by ChambersClare. Oxford: Oxford University Press, 2017. 226 Pp. US$35.00. ISBN 9780198744009.Tamara Metz - forthcoming - Political Theory:009059171877016.

 May 5th 2018 GMT
Teleologie Senza Spirito? Sui Deficit Politici Della Filosofia Della Storia di Honneth, in "Consecutio Reurum", 2, N.4, 2018, Pp. 181-199.Marco Solinas - 2018 - Consecutio Rerum 2 (4):181-199.

The aim of this paper is to show that Honneth’s philosophy of history is teleological in a narrow sense. This teleological character is problematic for the theory of the struggle for recognition, for the conception of history as such, and for the methodology of the normative reconstruction. In particular, the teleological conception gives to the theory of recognition a historical form that points out a unilateral character. Furthermore, the teleological neo-Hegelian methodology of normative reconstruction seems to adopt a too stark trust in the progress of human societies faced with the problem of social, political and cultural regressions.

Social Domination and Epistemic Marginalisation: Towards Methodology of the Oppressed.Venkatesh Vaditya - forthcoming - Social Epistemology:1-14.
Europe as a Political Society: Emile Durkheim, the Federalist Principle and the Ideal of a Cosmopolitan Justice.Francesco Callegaro & Nicola Marcucci - forthcoming - Constellations.

May 4th, 2018 GMT
Does Reliabilism Have a Temporality Problem? Jeffrey Tolly - forthcoming - Philosophical Studies.
Matthew Frise claims that reliabilist theories of justification have a temporality problem—the problem of providing a principled account of the temporal parameters of a process’s performance that determine whether that process is reliable at a given time. Frise considers a representative sample of principled temporal parameters and argues that there are serious problems with all of them. He concludes that the prospects for solving the temporality problem are bleak. Importantly, Frise argues that the temporality problem constitutes a new reason to reject reliabilism. On this point, I argue that Frise is mistaken. There are serious interpretive difficulties with Frise’s argument. In this essay, I show that there are principled and reasonable temporal parameters for the reliabilist to adopt that successfully undermine the interpretations of Frise’s argument that only invoke plausible premises. 

There are interpretations of Frise’s argument that leave reliabilism without a clear parameter solution. However, I argue that these interpretations invoke controversial premises that are at best unmotivated, and at worst they merely re-raise older disputes about reliabilism. In any event, the temporality problem fails to constitute a new reason to reject reliabilism.

Normativism and Realism Within Contemporary Democratic Constitutionalism.Valerio Fabbrizi - 2018 - Philosophy and Social Criticism:1-21.

The renewed interest on political realism can offer a new reading of the traditional dichotomy between normative and realist conception of constitutionalism. The purpose of this article is to analyze this renewed discussion, especially by focusing on the relationship between “political realism” and “political constitutionalism,” in the light of some theorists and authors—such as Richard Bellamy and Jeremy Waldron. After a brief introduction in which political realism will be discussed, especially through Bernard Williams’ reinterpretation, the article proposes a rereading of democratic constitutionalism from the classical dichotomy between normativism and realism in political theory. 

The focus will be set on three key issues: 1. Richard Bellamy’s constitutional theory in a realist perspective; 2. An insight of legal constitutionalism under a normative banner; 3. A brief conclusion in which the risks of a majoritarian and populist constitutionalism will be discussed.
Emancipation, Progress, Critique: Debating Amy Allen’s The End of Progress.Albena Azmanova, Martin Saar, Guilel Treiber, Azar Dakwar, Noëlle McAfee, Andrew Feenberg & Amy Allen - forthcoming - Contemporary Political Theory:1-31.
The Policy State: An American Predicament.Bernardo Zacka - forthcoming - Contemporary Political Theory:1-4.

Book Review: Political Realism in Apocalyptic Times, by Alison McQueenPolitical Realism in Apocalyptic Times, by McQueenAlison. Cambridge: Cambridge University Press, 2018. 244 Pp. US$ 80.00, ISBN 9781107152397.Paul Sagar - forthcoming - Political Theory:009059171877105.
Book Review: Revolution Without Revolutionaries: Making Sense of the Arab Spring, by Asef Bayat Revolution Without Revolutionaries: Making Sense of the Arab Spring, by BayatAsef. Stanford, CA: Stanford University Press, 2017. 312 Pp. US$24.95. ISBN 9781503602588.Arash Davari - forthcoming - Political Theory:009059171877108.

Book Review: Reordering the World: Essays on Liberalism and Empire, by Duncan BellReordering the World: Essays on Liberalism and Empire, by Bell Duncan. Princeton, NJ: Princeton University Press, 2016.Adom Getachew - 2018 - Political Theory 46 (3):487-493.

Book Review: Sex and Harm in the Age of Consent, by Joseph J. FischelSex and Harm in the Age of Consent, by FischelJoseph J.Minneapolis: University of Minnesota Press, 2016.Jennifer C. Nash - 2018 - Political Theory 46 (3):503-506.

Book Review: Mere Civility: Disagreement and the Limits of Toleration, by Teresa BejanMere Civility: Disagreement and the Limits of Toleration, by BejanTeresa. Cambridge, MA: Harvard University Press, 2017, 288 Pp.Douglas Casson - 2018 - Political Theory 46 (3):498-502.
Destabilizing Religion, Secularism, and the StateBeyond Religious Freedom: The New Global Politics of Religion, by HurdElizabeth Shakman. Princeton, NJ: Princeton University Press, 2015.Religious Difference in A Secular Age: A Minority Report, by MahmoodSaba. Princeton, NJ: Princeton University Press, 2016.Tobias Müller - 2018 - Political Theory 46 (3):455-466.

Book Review: Unconditional Equality: Gandhi’s Religion of Resistance, by Ajay SkariaUnconditional Equality: Gandhi’s Religion of Resistance, by SkariaAjay. Minneapolis: University of Minnesota Press, 2016. 408 Pp.J. Daniel Elam - 2018 - Political Theory 46 (3):493-498.
Paternalism Revisited: Definitions, Justifications, and TechniquesGovernment Paternalism: Nanny State or Helpful Friend?, by Le GrandJulianNewBill. Princeton: Princeton University Press, 2015.Why Nudge? The Politics of Libertarian Paternalism, by Sunstein Cass R.New Haven, CT: Yale University Press, 2014.Bart Engelen - 2018 - Political Theory 46 (3):478-486.

Revising the Cambridge School:
 Republicanism RevisitedPolitics in Commercial Society: Jean-Jacques Rousseau and Adam Smith, by HontIstvan. Cambridge, MA: Harvard University Press, 2015.The Sleeping Sovereign: The Invention of Modern Democracy, by Tuck Richard. Cambridge: 

Cambridge University Press, 2015.Richard Bourke - 2018 - Political Theory 46 (3):467-477.
The Rights of Families and Children at the Border.Matthew J. Lister - 2018 - In Philosophical Foundations of Children's and Family Law. pp. 153-170.

Family ties play a particular and distinctive role in immigration policy. Essentially every country allows ‘family-based immigration’ of some sorts, and family ties may have significant importance in many other areas of immigration policy as well, grounding ‘derivative’ rights to asylum, providing access to citizenship and other benefits at accelerated rates, and serving as a shield from the danger of removal or deportation. Furthermore, status as a child may provide certain benefits to irregular migrants or others without proper immigration standing that is not available to adults. Despite the fact that these benefits are extremely widespread, the justification for them remains less than fully clear, and the extent of the benefits required by considerations of justice (as opposed to expediency or other policy considerations) is debated. While essentially all states recognize at least some of these rights, a significant number of them wish to reduce, rescind, or place significant conditions on them. The role of the family in immigration policy, then, stands in need of further clarification. In this paper, I attempt to provide the needed clarification and justification. I discuss first questions about family unification or formation, focusing in particular on how broad a right must be provided by states wishing to have a just immigration policy, and on whether this right violates norms of liberal neutrality. I then discuss the family in relation to refugee and asylum policy, considering both when family ties should be given weight in refugee protection decision and when harm to a family member should, on its own, be able to be grounds for applying for refugee protection. I turn next to the question of when, and to what extent, family ties should be able to serve as a “shield” to removal or deportation, and finish with a discussion of the special rights of and obligations to children in immigration settings.

What Should We Believe About the Future? Miloud Belkoniene - forthcoming - Synthese:1-12.
This paper discusses the ability of explanationist theories of epistemic justification to account for the justification we have for holding beliefs about the future. McCain’s explanationist account of the relation of evidential support is supposedly in a better position than other theories of this type to correctly handle cases involving beliefs about the future. However, the results delivered by this account have been questioned by Byerly and Martin. This paper argues that McCain’s account is, in fact, able to deliver plausible results in cases involving such beliefs and that explanationism, if properly articulated, is illuminating with respect to the justification we have for holding such beliefs, as it manages to correctly distinguish evidence that only supports believing probabilistic claims about the future from evidence that is sufficient to believe that a particular event will happen.
Introduction to Symposium on Contemporary Moral and Political Philosophy.Thomas Christiano - 2018 - Politics, Philosophy and Economics 17 (2):117-118.

May 3rd, 2018 GMT
Against Empathy: The Case for Rational Compassion.Mark Smith - forthcoming - Ethics and Social Welfare:1-2.
Democracy for Realists, Groups, and Ordinary Voters.Eric Schickler - forthcoming - Critical Review:1-11.

May 2nd, 2018 GMT
The Contradiction of Crimmigation.José Jorge Mendoza - 2018 - APA Newsletter on Hispanic/Latino Issues in Philosophy 17 (2):6-9.

This essay argues that we should find Crimmigration, which is the collapsing of immigration law with criminal law, morally problematic for three reasons. First, it denies those who are facing criminal penalties important constitutional protections. Second, it doubly punishes those who have already served their criminal sentence with an added punishment that should be considered cruel and unusual (i.e., indefinite imprisonment or exile). Third, when the tactics aimed at protecting and serving local communities get usurped by the federal government for immigration enforcement purposes, they often undermine these original aims or get used in ways that conflict with the U.S. Constitution. These concerns should prompt us therefore either to reject the government’s plenary power over immigration or require the federal government to be more consistent about maintaining the separation between criminal law and immigration law.

The Color of Childhood: The Role of the Child/Human Binary in the Production of Anti-Black Racism.Toby Rollo - 2018 - Journal of Black Studies:1-20.
The binary between the figure of the child and the fully human being is invoked with regularity in analyses of race, yet its centrality to the conception of race has never been fully explored. For most commentators, the figure of the child operates as a metaphoric or rhetorical trope, a non-essential strategic tool in the perpetuation of White supremacy. As I show in the following, the child/human binary does not present a contingent or merely rhetorical construction but, rather, a central feature of racialization. Where Black peoples are situated as objects of violence it is often precisely because Blackness has been identified with childhood and childhood is historically identified as the archetypal site of naturalized violence and servitude. I proceed by offering a historical account of how Black peoples came to inherit the subordination and dehumanization of European childhood and how White youth were subsequently spared through their partial categorization as adults.

Book Review: Political Realism in Apocalyptic Times, by Alison McQueen.Paul Sagar - forthcoming - Political Theory:009059171877105.
Book Review: Revolution Without Revolutionaries: Making Sense of the Arab Spring, by Asef Bayat.Arash Davari - forthcoming - Political Theory:009059171877108.
Women’s Human Rights, Then and Now: Symposium on Eileen Hunt Botting’s Wollstonecraft, Mill, and Women’s Human Rights.Ruth Abbey, Linda M. G. Zerilli, Alasdair MacIntyre & Eileen Hunt Botting - 2018 - Political Theory 46 (3):426-454.
Paternalism Revisited: Definitions, Justifications, and Techniques. Bart Engelen - 2018 - Political Theory 46 (3):478-486.

Revising the Cambridge School: Republicanism Revisited. Richard Bourke - 2018 - Political Theory 46 (3):467-477.

Apr 30th, 2018 GMT
Optimism, Agency, and Success.Lisa Bortolotti - forthcoming - Ethical Theory and Moral Practice.
Does optimism lead to success? Friends of optimism argue that positive beliefs about ourselves and our future contribute to fitness and mental health, and are correlated with good functioning, productivity, resilience, and pro-social behavior. Skeptics, instead, claim that when we are optimistic we fail to react constructively to negative feedback and put ourselves at risk because we underestimate threats. Thus, it is controversial whether optimistic beliefs are conducive to success, intended as the fulfillment of our goals in a given domain. According to the traditional view, optimistic beliefs lead to success when they do not involve any distortion of reality, and according to the trade-off view, they lead to success when they involve a distortion of reality, but a small one. 

Based on the literature about positive illusions in the perception of romantic partners and in the assessment of future health prospects, I suggest that optimistic beliefs lead to goal attainment when they support agency by contributing to the sense that we are competent and efficacious agents and that our goals are both desirable and attainable.

Reconciling Enkrasia and Higher-Order Defeat. Mattias Skipper - forthcoming - Erkenntnis.
Michael Titelbaum (2015) has recently argued that the Enkratic Principle is incompatible with the view that rational belief is sensitive to higher-order defeat. That is to say, if it cannot be rational to have akratic beliefs of the form “p, but I shouldn't believe that p,” then rational beliefs cannot be defeated by higher-order evidence, which indicates that they are irrational. In this paper, I distinguish two ways of understanding Titelbaum’s argument and argue that neither version is sound. The first version can be shown to rest on a subtle, but crucial, misconstrual of the Enkratic Principle. The second version can be resisted through careful consideration of cases of higher-order defeat. The upshot is that proponents of the Enkratic Principle are free to maintain that rational belief is sensitive to higher-order defeat.

Is Supernatural Belief Unreliably Formed. Hans Van Eyghen - 2018 - International Journal for Philosophy of Religion:1-24.

I criticize 5 arguments for the conclusion that religious belief is unreliably formed and hence epistemically tainted. The arguments draw on scientific evidence from Cognitive Science of Religion. They differ considerably as to why the evidence points to unreliability. Two arguments conclude to unreliability because religious belief is shaped by evolutionary pressures; another argument states that the mechanism responsible for religious belief produces many false god-beliefs; a similar argument claims that the mechanism produces incompatible god-beliefs, and a final argument states that the mechanism is offtrack. I argue that the arguments fail to make the case for unreliability or that the unreliability can be overcome.

I Love My Children: Am I Racist? On the Wish to Be Biologically Related to One’s Children. Ezio Di Nucci - forthcoming - Journal of Medical Ethics.

Is the wish to be biologically related to your children legitimate? Here I respond to an argument in support of a negative answer to this question according to which a preference towards having children one is biologically related to is analogous to a preference towards associating with members of one’s own race. I reject this analogy, mainly on the grounds that only the latter constitutes discrimination; still, I conclude that indeed a preference towards children one is biologically related to is morally illegitimate because, in the context of parental love, biological considerations are normatively irrelevant.

Critical Ethics of Care in Social Work, Transforming the Politics and Practices of Caring.Aisha Macgregor - forthcoming - Ethics and Social Welfare:1-2.

Apr 29th, 2018 GMT
Reasonable Disagreement.Catherine Elgin - 2018 - In Voicing Dissent. New York USA: Routledge. pp. 10-21.

True Enough.Catherine Elgin - 2017 - Cambridge: MIT Press.
Science relies on models and idealizations that are known not to be true. Even so, science is epistemically reputable. To accommodate science, epistemology should focus on understanding rather than knowledge and should recognize that the understanding of a topic need not be factive. This requires reconfiguring the norms of epistemic acceptability. If epistemology has the resources to accommodate science, it will also have the resources to show that art too advances understanding.