A raiz de la entrevista referida selecciono lo que considero las principales afirmaciones y comparto mi punto de vista:
Peter Sloterdijk:
1. Pero para mí, el resentimiento, no es nunca la actitud de los pobres. Más bien la actitud del pobre amo, como Nietzsche lo analizó tan bien. Es la moral de los “esclavos”.
Digo: La moral de esclavos, es la moral del rebaño y de la mediocridad, una moral impregnada de instinto de venganza contra la vida superior; es la moral de la democracia: quiere igualar todas las personas; una moral que glorifica todo aquello que hace soportable la vida a los débiles. Para esta moral bueno es igual a pobre, carente, impotente, enfermo, feo.
2. Sólo que se equivocó un poco desde el punto de vista social: no es el verdadero esclavo, es el esclavo que, como el Fígaro de Beaumarchais, quiere reemplazar al amo.
Digo: Un individuo en soledad desde el nacimiento busca también que su autoconsciencia sea reconocida. Si vive en soledad, nunca tendrá autoconsciencia de sí mismo.
3. Vivimos en un mundo que se “futuriza” cada vez más. Creo, por ende, que el sentido profundo de nuestro “ser en el mundo” reside en el futurismo, que es el rasgo fundamental de nuestra forma de existir.
Digo: El hombre no es intratemporal, no está sometido a las temporalidades, sino que por el contrario las domina de entrada, ordenándolas. La ordenación de las temporalidades se hace desde la superioridad atemporal del entendimiento. Cuando se piensa sólo en el laissez faire liberal se tiene la visión del Katéjon.
4. Pregúntenle a un estadounidense cómo imagina el pago de las deudas acumuladas por el gobierno federal. Su respuesta seguramente será: “Nadie lo sabe” y creo que ese no saber es el núcleo duro de nuestra crisis. Nadie en esta Tierra sabe cómo pagar la deuda colectiva. El porvenir de nuestra civilización choca contra un muro de deudas.
Digo: Aquí sólo imagina el arma política del liberalismo a ultranza.
5. Creo que los europeos simplemente olvidaron lo que quiere decir religio . La palabra significa literalmente “diligencia”. Cicerón dio la etimología correcta:
leer, legere , religere , es decir, estudiar atentamente el protocolo para organizar la comunicación con los seres superiores. Es, por ende, una suerte de diligencia o en mi terminología, un código de entrenamiento. Por esa razón creo que “la vuelta de lo religioso” sólo sería eficaz si pudiera llevar a prácticas de ejercicios intensificados.
Digo: Como referida a una obligación de conciencia que impele al cumplimiento de un deber queda descartada. Resulta cínicamente en un ejercicio lúdico más.
6. Pero en el siglo XX, el deporte se impuso en la civilización occidental. No volvió la religión, reapareció el deporte, después de haber sido olvidado durante casi 1.500 años. No fue el fideísmo sino el atletismo el que ocupó el primer plano. Pierre de Coubertin quiso crear una religión del músculo en los primeros años del siglo XX. Fracasó como fundador de una religión, pero triunfó como creador de un nuevo sistema de ejercicios.
Digo: Cuando falta el temor a dios el estado perece o vive solamente por el temor a un principe, temor que suple la falta de religion. Veamos sino en que situación está la europa irreligiosa.
Zlavoj Zizek:
1. ” Sabemos muy bien que no podemos hacerlo, pero actuamos en la práctica como si pudiéramos hacerlo. Sin embargo, emplearía el término “futuro” para designar lo que Peter Sloterdijk llama el “creditismo”.
2. “Aquí, la situación en el frente es seria pero no catastrófica” y los austríacos respondieron: “Aquí, la situación es catastrófica pero no seria”. Y eso es lo catastrófico: no podemos pagar las deudas pero, en cierta forma, no lo tomamos en serio. Además de ese muro de deudas, la época actual se acerca a una suerte de “grado cero”.
Quien se ve afectado es el ciudadano común y corriente. Los grandes culpables, la Banca y los Trusts internacionales son los objetos de preocupación. Al liberalismo no le interesan las diferencias sino en cuanto les sirve para seguir con su saqueo.
En primer lugar, la enorme crisis ecológica nos impone no continuar en esta vía político-económica.
Segundo, el capitalismo, como sucede en China, ya no está naturalmente asociado a la democracia parlamentaria.
Tercero, la revolución biogenética nos impone inventar otra biopolítica.
Nada que toque el statu quo. Por eso cuando Grecia y su izquierdismo atempera la farsa liberal, es bienvenida.
3. En cuanto a las divisiones sociales mundiales, crean las condiciones de explotaciones y alzamientos populares sin precedente. La idea de lo colectivo también se ve afectada por la crisis.
4. La tolerancia multicultural es una engañifa que despolitiza el debate público, remitiendo las cuestiones sociales a las cuestiones raciales, las cuestiones económicas a las consideraciones étnicas.
5. Pero para mí, el resentimiento, no es nunca la actitud de los pobres. Más bien la actitud del pobre amo, como Nietzsche lo analizó tan bien. Es la moral de los “esclavos”. Sólo que se equivocó un poco desde el punto de vista social: no es el verdadero esclavo, es el esclavo que, como el Fígaro de Beaumarchais, quiere reemplazar al amo.
La entrevista ilustra una actitud cínica y totalmente indiferente, rayana en el desprecio, empleando recursos de parrhesia y de autarkeia. Es la actitud del que desde una posición desde la afluencia considera al otro como descartable. La considero aleccionadora para continuar registrando cómo estas posiciones comodas y pedantes que calan en muchos, contribuyen a profundizar la alienación posmoderna que presisamente tiene mucho que ver con las carencias y la ignorancia.
Ambos personajes, vedettes mediáticas y fuentes de negocios del Jet set , no agregan nada nuevo a su afán de emular a Madonna y a Lady Gaga.
Ambos personajes, vedettes mediáticas y fuentes de negocios del Jet set , no agregan nada nuevo a su afán de emular a Madonna y a Lady Gaga.
Transcripción de la entrevista
Desde la crisis económica y el rol de las religiones hasta el caso Strauss-Kahn, dos de los filósofos más leídos de la actualidad analizan presente y futuro de Occidente. “Hemos acumulado tantas deudas que la promesa de reembolso en la cual se funda la seriedad de nuestra construcción del mundo ya no puede sostenerse”, denuncian.
Desde la crisis económica y el rol de las religiones hasta el caso Strauss-Kahn, dos de los filósofos más leídos de la actualidad analizan presente y futuro de Occidente. “Hemos acumulado tantas deudas que la promesa de reembolso en la cual se funda la seriedad de nuestra construcción del mundo ya no puede sostenerse”, denuncian.
Occidente vive una crisis del porvenir: las nuevas generaciones ya no creen que vivirán mejor que las anteriores. Una crisis de sentido, de orientación y de significación. Occidente sabe más o menos de dónde viene pero le da trabajo saber adónde va. Ciertamente, como decía el poeta francés René Char, “nuestra herencia no es precedida por ningún testamento” y a cada generación le corresponde dibujar su horizonte. Nuestros tormentos, sin embargo, no son infundados. El sentido de lo común se fragmentó. Con el “cada uno en lo suyo”, el sentimiento de pertenencia a un proyecto que trascienda las individualidades se evaporó. El derrumbe del colectivismo –tanto nacionalista como comunista– y del progresismo económico dio lugar al imperio del “yo”. El sentido del “nosotros” se dispersó.
La idea de partición, de bien común y de comunidad parece volar en pedazos. Sin embargo, son muchos todavía los que no desean confiar la idea de comunidad a los comunitarismos que acosan a un planeta desgarrado. Entre ellos se cuentan Peter Sloterdijk y Slavoj Zizek, filósofos europeos, que aceptaron debatir públicamente por primera vez sobre estos temas.
Todo los separa en apariencia. El primero es un seguidor de la filosofía individualista de Nietzsche; el otro, un marxista allegado a los movimientos alternativos. El primero es más bien liberal, el segundo, calificado como radical. Gracias a la fuerza metafórica puesta al servicio de sus audacias teóricas, Peter Sloterdijk se dedica a captar la época sobre todo gracias a una morfología general del espacio humano, su famosa trilogía de las “esferas”, que se presenta como un análisis de las condiciones por las cuales el hombre puede volver habitable su mundo.
Aliando a Marx con y la trilogía de ciencia ficción Matrix , haciendo malabarismos entre Hegel y Hitchcock, el pensador esloveno Slavoj Zizek es una figura notoria de la “filosofía pop”, tan severo con el capitalismo global como con cierta franja de la izquierda radical, que articula sin cesar las referencias de la cultura elitista (ópera) y popular (cine) a las grandes deflagraciones planetarias.
Este encuentro inédito está relacionado con la publicación concomitante de dos trabajos destinados a pensar la crisis que atravesamos. Con Vivre la fin des temps (Flammarion), Zizek analiza las diferentes formas de aprehender la crisis del capitalismo. Para él, los cuatro jinetes del Apocalipsis (desastre ecológico, revolución bioenergética, mercantilización desmesurada y tensiones sociales) están, diezmándolo: la negación (la idea de que la miseria o los cataclismos “no pueden pasarme a mí”), el regateo (“que me dejen el tiempo de ver a mis hijos recibidos”), la depresión (“voy a morir, para qué preocuparme por algo”) y la aceptación (“no puedo hacer nada, mejor que me prepare”). Y propone alternativas e iniciativas colectivas para recobrar el sentido de un comunismo despojado de su gregariedad aliado a un cristianismo liberado de su creencia en la divinidad.
Con Tu dois changer ta vie (Libella/Maren Sell), Peter Sloterdijk esboza otras soluciones, más individuales y espirituales. Inspirado por el poema de Rainer Maria Rilke consagrado a un torso antiguo del Louvre, trata de inventar en los ejercicios espirituales de los religiosos un nuevo cuidado de sí mismo, una nueva relación con el mundo. Desde el quebranto del crédito hasta el caso que derivó en la renuncia del director gerente del FMI, Dominique Strauss-Kahn, un diálogo inédito para cambiar de rumbo. Colectivas o individuales, políticas o espirituales, las ideas-fuerza de dos pensadores iconoclastas para evitar los callejones sin salida de la globalización.
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