miércoles, 26 de octubre de 2016

El filósofo Josep María Esquirol, premio Nacional de Ensayo. España.

Premio Nacional de Ensayo
El filósofo Josep María Esquirol, premio Nacional de Ensayo

El galardón, concedido por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, es por la obra ‘La resistencia íntima: ensayo de una filosofía de la proximidad’

Barcelona 25 OCT 2016 - 20:32 CEST


El filósofo Josep Maria Esquirol, en su casa en Barcelona, en abril de 2015. JUAN BARBOSA

Cree el filósofo Josep Maria Esquirol (Mediona, Barcelona, 1963) que “la autoayuda empieza a rozar la obsolescencia, con sus propuestas simples y sus planteamientos banales que no llevan a sitio alguno y, por ello, generan ya hasta malestar”. Y, por otro, piensa que “en las sesudas ramas de las ciencias humanas los discursos son cada vez más tecnicistas, con un lenguaje aparentemente científico que no es más que un barniz, porque detrás tampoco dicen nada sobre cómo orientar la vida real”. Justo en el medio, con “un lenguaje coloquial con el que intenta, dice, aproximarse “a las experiencias más hondas de la vida”, se sitúa La resistencia íntima (Acantilado; Quaderns Crema en catalán), con el que obtuvo ayer el Premio Nacional de Ensayo, dotado con 20.000 euros. Esquirol es profesor de Filosofía Política en la Universidad de Barcelona, donde imparte desde hace tres décadas.

El libro funcionó desde su salida, en marzo de 2015, solo con el boca a boca; luego vino la prensa. La clave estaba en la perfecta simbiosis entre forma y fondo, como reconocía el jurado del galardón que concede el Ministerio de Cultura, que destaca de esta obra su propuesta de “meditar, de manera directa y personal, sobre la propia vida ayudando a vivirla con mayor lucidez y consciencia. Un buen ejemplo de filosofía de alto estilo capaz de interpelar a cualquier clase de lector”. Porque la obra hace un llamamiento a admirar lo simple y llano, lo cotidiano, una reivindicación del comer juntos, la proximidad, la familia, un regreso a casa... “Es una cierta respuesta a la aceleración, a esta sociedad donde todo caduca pronto, que requiere recambio constante para todo; muy consumista, sí, pero que aún así genera insatisfacción... Frente a ello, reivindico la cotidianeidad, la casa entendida no como construcción arquitectónica sino como amparo, protección, intimidad, una respuesta a esa intemperie en la que estamos; intemperie física, pero también metafísica: esa falta de sentido a la vida”.

Evita Esquirol, que se apoya en pesos pesados como Heidegger, Levinas, Derrida o Deleuze que traduce siempre a exposiciones muy entendedoras, que su llamada a la introspección sea leída como mirarse y encerrarse en uno mismo, reforzando la individualidad. “Lo íntimo equivale en mi caso a lo próximo, reivindico las cosas muy cercanas, las personas y los paisajes, cosas concretas, no abstracciones; toda proximidad hace concreción”. Todo ello lo reivindica, curiosamente, “en una sociedad que parece muy materialista, pero que está plenamente inmersa en la abstracción; por ello hablo también de abrazar: dar la mano o acariciar son gestos de una riqueza indiscutible: todo es susceptible de banalizarse, pero un buen abrazo no tiene sustituto”.

También desea marcar distancias entre la intimidad que destila su planteamiento y la mala lectura de esa interioridad que está haciendo la sociedad, que la confunde con un exhibicionismo que va desde mostrar la ropa interior o el uso de las transparencias a programas tipo Gran Hermano: mostrarse como falso sinónimo de sincero, ergo bueno. “Estoy lejos de ese exhibicionismo: intimidad significa siempre estar en la penumbra, resguardado, lo de la casa; es lo que decía Walter Benjamin sobre los entonces nuevos edificios de vidrio: que no tenían aura...; una cosa es una ventana, símbolo en sí mismo de intimidad; un edificio todo de vidrio es justamente falta de penumbra, de protección”.

Imparte Esquirol asignaturas de filosofía política y pensamiento contemporáneo. ¿Puede aplicarse La resistencia íntima a la política? “Es un hilo del que voy tirando hace un tiempo y en el que estoy trabajando ahora: la resistencia íntima en política tiene que ver con la generosidad; a mi entender, la fraternidad es la realización de la igualdad y la fraternidad; sin la primera, las otras dos se quedan en aspectos meramente formales, sin contenido real”.

Asoma también en La resistencia íntima un rechazo a lo que llama el autor el “imperio a la actualilidad”. Tanto sus ventas como ahora el premio le han puesto precisamente en pleno centro de ese imperio. “No hay nada perverso en sí en la actualidad; el problema es que creo que hay que acabar siempre con algo que se convierte en hegemónico; en cualquier caso, desde hace un año no hago más que rechazar participar en tertulias y programas audiovisuales; no quiero entras ahí”. Esquirol está mejor en su casa.

Referencia: Publicado en: http://cultura.elpais.com/cultura/2016/10/25/actualidad/1477392274_994517.html  
Madrid.

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