domingo, 30 de septiembre de 2018

El asombro, la afección originaria de la filosofía


ARTÍCULOS

Comparto este texto

El asombro, la afección originaria de la filosofía

The Astonishment, the Original Condition of Philosophy
Jeannet Ugalde Quintana
Universidad Nacional Autónoma de México
Resumen


El tema del asombro fue una cuestión muy importante para los primeros filósofos que intentaron dar una explicación del nacimiento de la filosofía y establecer sus fronteras. En el caso de Platón, el asombro es la disposición primera del conocimiento en un doble sentido: antecede al deseo de conocimiento y también lo posibilita. El asombro pone en movimiento las tres partes que integran el alma y gracias a este movimiento llega al descubrimiento de la verdad.

Palabras clave: asombro; filosofía; alma, conocimiento; Platón.

Abstract
Astonishment was a very important subject for the first philosophers who tried to offer an explanation of the origin of philosophy and to establish its limits. In the case of Plato, astonishment is a disposition of the soul in two senses: it precedes desire of knowledge and also makes it possible. Astonishment moves the three parts of the soul and it is due to this movement that it can reach the discovery of truth.

Keywords: astonishment; philosophy; soul; knowledge; Plato.

El tema del asombro aparece en los primeros filósofos que intentaron realizar una definición de la filosofía, establecer sus fronteras y brindar una explicación de su nacimiento. Una cuestión importante es que tanto para Platón como para Aristóteles, quienes intentaron por primera vez realizar la tarea1 de delimitar la filosofía y ahondar en sus orígenes, la filosofía encuentra su nacimiento en un pathos (πάθος) o estado del alma que lleva a quien lo padece a la búsqueda del conocimiento. Así, para ambos filósofos, el interés por la filosofía proviene de un estado que predispone al conocimiento filosófico y que se caracteriza por cierta pasividad. El asombro es el estado a partir del cual se originaron la filosofía, el mito y el conocimiento en general. Sin embargo, aunque constituye el origen de la investigación de los primeros principios y de todo el saber, el asombro surge en el alma (la cual es considerada como el principio activo en el hombre) de forma involuntaria, siendo un estado que esta experimenta ante la percepción de lo existente.

La importancia de los afectos2 en general y la del asombro en específico han sido consideradas por Martin Heidegger en sus lecciones del semestre de invierno de 1937/38 y publicadas en el volumen XLV de la Gesamtausgabe. En ellas se pregunta cómo se encuentra la filosofía vinculada con un temple y considera que esta, a diferencia de todo otro pensar, es el más profundo porque se origina de la pura austeridad y es gracias a esta penuria que emerge de un temple como el asombro. En este mismo sentido, Klaus Held, en su escrito Staunen, Zeit, Idealisierung. Über den griechischen Anfang der Philosophie3, parte de la distinción que realiza Heidegger entre las formas pre-filosóficas de asombrarse (tales como el "maravillarse", la "admiración" o la "fascinación") y de la diferencia entre estos estados para defender que el asombro filosófico se separa y distingue de los demás porque remueve nuestra significatividad del mundo. Sin embargo, Held considera que si bien Platón permanece próximo al asombro filosófico, se entrega a la búsqueda del saber y se aleja de este estado de ánimo de tal suerte que el asombro deja de ser un estado fundamental de la reflexión filosófica para convertirse en un estado pasajero: "De una parte, Platón permanece aun muy próximo al comienzo de la filosofía en el taumazein. Pero, de otra parte, se entrega al movimiento de la búsqueda curiosa del saber, mencionado al inicio de estas reflexiones, por el cual el pensamiento filosófico se aleja del estado de ánimo del asombro"4.

En este artículo, me interesa mostrar que para Platón las afecciones tienen un lugar importante en el ámbito de la discusión y del conocimiento filosófico. El tema de los afectos en Platón ha sido analizado por Michael Erler en Platon affekte und Wege zur Eudamonie5, donde considera que lo que permanece como base de la discusión que realiza Platón en torno a cuestiones tales como la virtud, la valentía, la belleza o la justicia, es la temática afectiva6.

En el Teeteto, Platón caracteriza el asombro como un estado del alma que se distingue de otros porque posibilita el conocimiento filosófico de tal manera que puede ser considerado como una apertura al saber. Sin embargo, como afirma Held, el hecho de que Platón, a lo largo de sus diálogos, nos conduzca a aporías y a responder preguntas, no demuestra que para el filósofo el asombro sea un estado pasajero (como sí lo será para Aristóteles), debido a que las aporías y las preguntas propias del discurrir filosófico sugieren que la reflexión filosófica permanece abierta y, por ende, que el asombro es un estado que el filósofo no abandona. Ahora bien, el asombro es para Platón la disposición primera del conocimiento en un doble sentido: por un lado, antecede al deseo de conocimiento y lo posibilita. En este sentido, es previo a todo interés por la sabiduría. Por otro lado, es primero en tanto es necesario que aparezca en el alma para que pueda surgir en ella la aspiración por el saber, constituyendo simultáneamente un temple. El asombro es para Platón un ἀρχή, el origen y principio de todo el saber, la disposición primera que conduce a la investigación de los primeros principios.

En A Greek English Lexicon, se consideran dos sentidos del concepto de ἀρχή: por una parte, inicio o comienzo; por otra, comando o gobierno. En el primer sentido, el término ἀρχή presenta siete diferentes acepciones: 1) origen o comienzo de algo, acepción propia de la poesía épica y lírica griega; 2) primer principio o elemento, usada por primera vez por Anaximandro; 3) fin de una línea o cuerda, usado por primera vez por Heródoto; 4) definición matemática de una curva, usada por Heráclito; 5) lugar donde un río se bifurca; 6) la suma total de algo; y 7) órgano vital del cuerpo. Así, el asombro para Platón en Teeteto 155d1 nombra un ἀρχή en el primer y tercer sentido del término: según el primero, el asombro es principio en el sentido de ser el origen o comienzo del conocimiento y, según el tercero, hace referencia al inicio o comienzo de algo.

En el Filebo, Platón distingue siete estados entre las afecciones del alma que se oponen a la que podríamos considerar la vida propiamente filosófica. Esto se debe a que se encuentran lejanos de la felicidad y se oponen a la investigación de los primeros principios7 y las primeras causas. Las afecciones son: la cólera, el miedo, la lamentación, el duelo, el amor, la rivalidad y los celos. Para mostrar de qué manera en Platón las afecciones tienen un papel prioritario para el conocimiento, ya que algunos estados son apertura al saber mientras otras afecciones representan un cierre, analizaré en un primer momento la noción de pathos en el diálogo Teeteto; después, en un segundo momento, presentaré la noción de asombro en este mismo diálogo para realizar, por último, un análisis de la presentación del alma y las afecciones ofrecida por Platón en la República y en el Filebo.

I. El asombro: un pathos

En Teeteto 155d3, Platón se refiere al asombro como el estado natural en el que se encuentra el filósofo. El término πάθος nombra, por una parte, un incidente que acontece y para el cual no se determina un agente que lo realiza y, por otra parte, se refiere a un estado del alma que es experimentado de forma involuntaria. El sustantivo "πάθος" se traduce por incidente, accidente, afección o experiencia, proviene del verbo "πάσχω", que señala el estar afectado o el llegar a un estado, y que se diferencia de una acción porque no tiene su principio motor en quien lo experimenta.

La primera definición de πάθος que aparece en el Greek-English Lexicon8 ejemplifica estas dos posibilidades. Por una parte, a partir de Teeteto 193c se indica que el término páthos nombra algo que ocurre, un acontecimiento que tiene lugar de forma involuntaria. Platón utiliza el término para hablar acerca de las impresiones visuales que son observadas gracias a un espejo. A través del espejo, las cosas que transcurren del lado derecho se miran de forma invertida y parece que suceden en el lado opuesto: "ocurre como las impresiones visuales en los espejos que aquellas que están a la derecha transcurren a la izquierda"9. La percepción de las cosas de forma inversa no acontece porque las cosas tengan ciertas cualidades o propiedades, sino debido a algo externo a ellas como es el espejo. 

Por ello, con el término páthe se nombra algo que sucede involuntariamente y que no depende de las propiedades de sobre quien acontece el evento.

El segundo ejemplo que ilustra el uso del término πάθος aparece en República 612a, donde se encuentra vinculado a la noción de alma (ψῡχή). Con este concepto se nombra los estados que afectan el alma durante la vida de los hombres y se opone fundamentalmente a toda praxis (πρᾶξις).

En el pasaje que va del 611b al 612a, Sócrates discurre con Glaucón acerca de cómo es posible conocer en verdad el alma y considera que, para conocerla, es necesario analizarla en estado puro, no cuando está arruinada por su relación con el cuerpo y sus vicios. Así, afirma que es necesario mirar el amor que el alma tiene por la sabiduría, observar las compañías que el alma desea y el amor que manifiesta por lo divino. Sin embargo, Sócrates considera que hasta dicho momento en el diálogo, su análisis del alma se ha reducido a un estudio de las afecciones y formas que tiene el alma durante la vida de los hombres: 

"Cualquiera podría ver entonces qué es y cómo es su verdadera naturaleza, si es compuesta o simple. Por ahora hemos detallado suficientemente, según creo, las afecciones y las formas que adopta durante la vida humana"10. De esta manera, si bien el estado gracias al cual se origina el conocimiento es un estado de pasividad, pues la filosofía y todo el saber encuentran su origen a partir de que el alma se ve afectada por el asombro, el amor a la sabiduría parece ser un estado activo del alma.

El amor a la sabiduría (φιλοσοφία) es una acción que se origina del asombro. Solo en la medida en que el filósofo padece este estado (θαυµάζω) puede ir de ese estado pasivo al estado de actividad que implica el amor. De esta manera, el asombro es una afección del alma involuntaria y es en este estado, opuesto a toda acción o praxis, donde encuentra su origen la filosofía.

Para Platón, el estado que dispone al conocimiento filosófico es un estado del alma que parece concernir a la parte racional logistikón (τó λογιστικóν), tal como es presentada en la República. Si bien esta afección es el origen de la filosofía, no es exclusiva de ella, ya que el conocimiento filosófico comparte un mismo origen con el mito. Ahora bien, para Platón, el asombro es una afección a partir de la cual el ser humano toma una mirada en torno a lo existente; posibilita observar todas las cosas a partir de la unidad de su origen y también permite separarse de lo que ha sido observado como una totalidad para formular la pregunta por el principio de todo lo existente. El pasmo primigenio, que origina la filosofía y todo el saber, no acontece ante un objeto particular sino frente a la totalidad de lo que hay.

Aristóteles, en el segundo capítulo del primer libro de la Metafísica, habla del asombro como un estado previo al filosofar, que se origina a partir de la percepción de algún objeto o evento. Ahora bien, el asombro inicial que conduce a la investigación y a la adquisición del conocimiento, conduce a lo contrario11: a asombrarse de que las cosas no sean como son. Sin embargo, el asombro primero, origen de todo el conocimiento, y el asombro segundo, que va en sentido inverso, no pueden ser considerados desde una misma perspectiva. Ellos se distinguen en una cuestión fundamental: en aquello a lo que conducen. El primer asombro, aunque encuentra su origen en la percepción de lo particular, trasciende este ámbito y reconduce la mirada a lo universal, a la investigación de los primeros principios, ya que en la percepción se hace presente lo universal. El segundo asombro surge también ante lo particular, pero en este caso lo concreto se presenta con una gran fuerza y como siendo único, ya que representa una excepción a la norma. Una vez que se han conocido los principios y causas de lo existente, causa extrañeza que las cosas no sucedan como deben suceder. 

Así, lo particular desconcierta pues no se comporta como debería. Este segundo asombro conduce a la búsqueda de una explicación que explique el cambio o a la verificación de lo que se creía conocido.

continua...

http://www.scielo.org.pe/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1016-913X2017000100007

Publicación del:
Departamento de Humanidades
Av. Universitaria cdra. 18, San Miguel
Lima-32, Perú
Telf.: (511) 626-2000



No hay comentarios:

Publicar un comentario