miércoles, 2 de abril de 2014

Gadamer: Sobre filosofía

Georg Gadamer



 Germán H. PASTORINI
Licenciado en Psicología

Si bien la filosofía gadameriana es difícil de sistematizar en tanto que no brinda respuestas definitivas, es posible de realizar y pasible de ejecutar la dilucidación de un abánico de generalidades que permitan -utilizando un término propio del autor en cuestión-, una "fusión de horizontes" con respecto a su propuesta. Es así que a título de comienzo podemos indicar que entabla un debate contra el cientificismo, a través del cual lucha contra el positivismo ingenuo (y por que no también, ingenuo positivismo). Este debate se sustenta sobre una serie de pilares tales como: el fenómeno de la comprensión como modo de ser en el mundo y en la historia; el carácter irreductiblemente lingüístico de nuestra relación con el mundo y con los demás; la conciencia de la fínitud tanto de la voluntad como de la comprensión.

Pero, ¿cuál es su propuesta?. Gadamer intenta rescatar un modo de saber moral aristotélico, un "¡¿qué hacer con nuestras vidas!?". También busca una recuperación del diálogo humano y del debate público sobre diferentes cuestiones, es decir, intenta recuperar el juicio reflexivo. En este orden de cosas se busca rescatar un saber pre-científico entendiendo éste como un determinado saber del hombre que incluiría la posibilidad de que los hombres hagan ciencia.

Realiza un serio diagnóstico de la situación actual destacando que la praxis ha sido olvidada. El dominio de la tecnología, en tanto que "know-how" basado en la ciencia ("tecnociencia" podríamos decir si se nos permite el neologismo). Es así que cuanto más crece la tecnología, más decrece el ejercicio del juicio propio del hombre en tanto esta dirige todo lo que antes pertenecía a otros dominios.

En conjunto, la propuesta de este filósofo se basa en la "filosofía práctica", postulando la necesidad de salir del contextualismo típico de nuestra época sin caer en un objetivismo, y de esa manera ver a qué tipo de universalidad podemos llegar. Como él mismo afirma, "... no está en cuestión lo que hacemos ni lo que debiéramos hacer, sino lo que ocurre con nosotros por encima de nuestro querer y hacer". (1)

Lo anteriormente expuesto es la mínima gestalt a que puede llegarse en la realización de una síntesis de su trabajo. Pero, ¿cómo opera el contenido de su obra "Verdad y método" en y para el despliegue de su filosofía?. Dejemos que él mismo lo explique: "La presente investigación trata del problema hermeneútico".(2)

"La cuestión que nosotros planteamos intenta descubrir y hacer consciente algo que la mencionada disputa metodológica (hace referencia a la disputa metodológica entre las ciencias del espíritu y la moderna ciencia natural), acabó ocultando y desconociendo algo que no supone tanto limitación o restricción de la ciencia moderna cuanto un aspecto que le precede y que en parte la hace posible". (3) (el paréntesis es mío).

De esta manera va a manifestar que la verdad es tanto ocultación como des-ocultación del logos, además, en tanto la develamos (a la verdad), se mantiene una cierta tensión interna, lo que a su vez conlleva a investigar sobre la capacidad interpretativa generadora de sentido y la conciencia de la alteridad radical.

El problema del conocimiento.

Dice Gadamer-. "...la comprensión no es uno de los modos de comportamiento del sujeto, sino el modo de ser del propio estar ahí". (4) "Comprender no quiere decir seguramente tan sólo apropiarse una opinión trasmitida o reconocer lo consagrado por la tradición. Heidegger, que es el primero que cualificó el concepto de la comprensión como determinación universal del estar ahí, se refiere con él precisamente al carácter de proyecto de la comprensión, esto es, a la "futuridad del estar ahí". (5)

Teniendo una raíz heideggeriana, la proposición anterior da cuenta de que el "Dasein" en tanto que "ser en el mundo" implica una facticidad que no es susceptible ni de fundamento ni de deducción, sino que va a ser base ontológica de todo planteamiento fenomenológico.

En este sentido, la experiencia humana en el mundo es conciencia de finitud y es un irreductible que no necesita de fundamento por parte de la reflexión. La experiencia humana en el mundo es la base de toda reflexión.

Es así que reconoce junto a Heidegger que la realidad es condición de ser existente, pero también reconoce que la adecuación cognoscente-conocido, es decir, entre el que conoce y lo que es conocido tiene un peculiar modo de ser que es común a ambos. De este modo, la relación con el mundo no la comprende ni desde un punto de vista objetivista ni subjetivista; ni subsumiendo el objeto al sujeto ni el sujeto al objeto.

Volviendo a la frase del comienzo, podemos afirmar que en tanto que seres "arrojados" al mundo, nuestro modo de ser en el mismo implica que este se nos presente como un obstáculo, una resistencia que nos obliga a comportarnos como seres que comprendemos, y comprender no es tan sólo un tipo de actividad propia que desarrollemos sino que es parte constitutiva de nuestra existencia.

El mundo en que vivimos, el "lewensfeld" husserliano -que está pre-dado y que es base para toda praxis-, se nos presenta así como lo otro que nos enfrenta a nuestra conciencia de la finitud de la experiencia humana en tanto que constantemente está poniendo límites que es necesario trascender, superar. Esta conciencia de la finitud es el resultado de la experiencia humana en el mundo y es además, un irreductible del análisis al cual llegamos a través de la limitación de toda previsión humana. En este sentido, para Gadamer la conciencia humana es limitada. La existencia del hombre es entonces el mundo, pero además, el mundo es un otro que se nos presenta como interpelación y como obstáculo.

Ahora, ¿cómo se desarrolla para Gadamer el proceso de la comprensión en tanto que seres en el mundo enfrentados a él?. Para él comprender es comprender el proceso de fusión de horizontes que se da en el dominio de la tradición, entre personas, entre culturas.

El concepto gadameriano de horizonte refiere al "...ámbito de visión que abarca y encierra todo lo que es visible desde un determinado punto". (6) Y qué tipo de horizonte es: "El horizonte es más bien algo en lo que hacemos nuestro camino y que hace el camino con nosotros. El horizonte se desplaza al paso de quien se mueve... Comprender una tradición requiere sin duda un horizonte histórico". (7)

"Ganar un horizonte quiere decir siempre aprender a ver más allá de lo cercano y de lo muy cercano, no desatenderlo, sino precisamente verlo mejor integrándolo en un todo más grande y en patrones más correctos". (8)

"Comprender es siempre el proceso de fusión de estos presuntos "horizontes para sí mismos""(9)

"La fusión tiene lugar constantemente en el dominio de la tradición; pues en ella lo viejo y lo nuevo crecen siempre juntos hacia una validez llena de vida, sin que lo uno ni lo otro lleguen a destacarse explícitamente por sí mismos". (10)

Sí bien ésta fusión de horizontes tiene lugar en forma constante, debemos tener presente que cada vez que comprendemos lo hacemos de modo diferente, es decir, comprendemos desde nuestra "actualidad", pero también es menester tener en cuenta que la conciencia de la finitud pone límites a la experiencia humana y del mundo, y que por ende, no podemos abarcar ni comprenderlo todo. "La experiencia es pues, una experiencia de la finitud humana". (11)

En este sentido podemos afirmar que no se conoce la "cosa en sí" sino que lo que se logra con la comprensión es una unidad de sentido que se da en base a acuerdos, es decir, no hay fenómenos sino interpretaciones de los fenómenos.

Esto nos conduce a considerar al hombre también como un "ser histórico", en tanto que en el proceso y experiencia del comprender no se participa acríticamente como meros espectadores sino en tanto que partícipes ubicados en la historia. Y esto es lo que Gadamer denomina "historia efectual", es la estructura de la comprensión y que predispone la apertura del mundo, es decir, se comprende siempre desde y dentro de determinado contexto. Historia efectual en tanto que siempre la experimentamos desde adentro y siempre nos encontramos en la historia, la cual transcurre permanentemente y es parte constitutiva de nuestra historia personal en tanto que seres en el mundo. Es algo que nos precedió y de lo cual no podemos escapar.

La conciencia de la historia efectual es la fuerza operativa de la tradición que opera sobre quienes pertenecen a dicha tradición, estando condicionados por ella sin posibilidad de escape, y en tanto somos seres históricos no podemos nunca agotarnos en el saber ni en el saberse.

¿Y qué es la tradición?. Dice Gadamer: "...la tradición no es un simple acontecer que pudiera conocerse y dominarse por la experiencia, sino que es lenguaje, esto es habla por sí misma como lo hace un tú". (12)

La tradición es esa "historia" dentro de la cual nos encontramos inmersos, la cual nos constituye y a la cual constituimos a través de un proceso dialéctico continuo y dinámico.

De esta manera llegamos a comprender -en el sentido gadameriano del término-, que podemos hablar del mundo y de nosotros de múltiples maneras; el problema es que lo que se dice ha de permanecer en una forma predecible pero no definida en cuanto a su relación con lo dicho, es decir, no todo se dice y no todo se comprende.

Para finalizar este introito a la obra de Gadamer en lo que refiere al problema de la comprensión digamos que, la comprensión que nosotros seres finitos podemos realizar de la realidad infinita que es la alteridad toda (el todo que se construye con palabras y que está dado por ellas), y siendo el lenguaje el lugar en que el yo y el mundo se encuentran, es donde ambos aparecen en su unidad originaria, superándose así la dualidad sujeto-objeto. También se salva así a lo otro en tanto que diferente, como "alteridad" pues es la lingüisticidad de nuestra experiencia en el mundo la que nos permite comprender y/o interpretar a lo otro.

Nada queda explicado sino tenemos en cuenta la comprensión lingüística. El lenguaje pone así una dimensión completamente nueva. No nos libramos del horizonte ni adoptamos un horizonte libremente, sino que estos horizontes forman un lenguaje que nos constituye y que nos permite comprender significados.

Lenguaje y comprensión son entonces aspectos inseparables del ser en el mundo. "... esta fusión de horizontes que tiene lugar en la comprensión es el rendimiento genuino del lenguaje". (13)

"El acuerdo en la conversación no es un mero exponerse e imponer el propio punto de vista, sino una transformación hacia lo común, donde ya no se sigue siendo el que se era". (14)

El ser que puede ser comprendido es lenguaje. Todo comprender es interpretar y toda interpretación se da en medio del lenguaje que se abre a lo otro, en una palabra, la realidad no está a espaldas del lenguaje. Y en este sentido, tener lenguaje es tener mundo porque no lo dominamos como la ciencia a los objetos y además, no lo creamos conscientemente (al mundo), sino que ya estamos en él. Tener mundo es comportarse con respecto al mundo en el mundo. El lenguaje no es así un instrumento sino el mundo en que vivimos desde el comienzo.

 Hans-Georg GADAMER: "Verdad y método"; pág. 10
  1. Ibid.; pág. 23
  2. Ibid.; pág. 11
  3. Ibid.; pág. 12
  4. Ibid.; pág. 20
  5. Ibid.; pág. 372
  6. Ibid.; pág. 375
  7. Ibid.; pág. 375
  8. Ibid.; pág. 376-377
  1. Ibid.; pág. 377
  2. Ibid.; pág. 433
  3. Ibid.; pág. 434
  4. Ibid.; pág. 456
  5. Ibid.; pág. 458

Verdad y Método

Videos

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En este nuevo episodio Gadamer explica un poco de los orígenes del idealismo alemán en Fichte y Hölderlin y se detiene en la exposición de la influyente Dialéctica del Espíritu de Hegel.



En este capítulo tenemos una sencilla y profunda introducción al pensamiento de Hegel, Schopenhauer y Nietzsche.



Este es el último capítulo de la serie elaborada bajo la dirección de R. Safranski en la que Gadamer narra la historia de la filosofía. Después de haber recorrido toda la historia en los capítulos precedentes dicha historia desde los griegos, Gadamer explica su propio pensamiento filosófico, la hermenéutica, el arte de interpretar y de dejarse interpelar. Una oportunidad de recibir una clase de filosofía de uno de las grandes figuras filosóficas del siglo XX.


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