domingo, 6 de abril de 2014

Walter Benjamin. El pensador vagabundo

Walter Benjamin.

Comparto este archivo de: Ciencias humanas. Revista Nº 28

Actualidad del pensamiento e Benjamin 

Actualidad del pensamiento de Walter Benjamin, Giorgio Agamben.




"Walter Benjamin: Entre la información y la experiencia"
Alberto Antonio Verón Ospina

        Nuestro trabajo parte de una pregunta que se considera definitiva en los estudios actuales de filosofía y de cultura. La pregunta permite volver a pensar alternativas de redención imaginativa como respuesta a toda forma de alienación y sujeción de la voluntad. ¿Encuentra una ruta Walter Benjamín a la escisión entre razón, y crisis de la experiencia subjetiva humana?. Profundizar en esta pregunta es proseguir una ruta que desde Benjamín, conduce a la comprensión filosófica de la crisis contemporánea.

1. La vanguardia y la novedad

    Contemporánea de las revoluciones socialistas, la vanguardia se encontró inspirada por una utopía depositaria de las esperanzas de redención social. La utopía creció en el interior de una gran civilización donde lo nuevo, contenía el germen de una identificación emancipadora con las capacidades imaginativas de la subjetividad humana. En nuestro presente esa idea de novedad da la impresión de encontrarse en crisis y aparejada a esta crisis se hace más común la idea entre los interesados en el tema de que lo moderno ha de ser nuevamente pensado o y hasta redimido.

    Como bien lo plantea Eduardo Subirats, en los inicios de la cultura industrial moderna la novedad estuvo identificada al progreso moral o social, a pesar de que en algunos sectores de artistas haya existido una reacción negativa a ese tipo de vanguardia por considerarla ausente de un ideario emancipador lo suficientemente radical. ¿Significa esto que la relación entre vanguardia estética y modernidad moral y social se encuentra rota.? "El futuro es experimentado hoy por los pueblos como un proceso universal de destrucción material y moral cuyos primeros pasos han empezado ya " nos expresa Subirats. La "experiencia contemporánea" de la vida se nos descubre reducida a un presente continuo de información en que las catástrofes sociales y las experiencias individuales brillan y estallan en la instantánea misma de un presente que todo lo devora. Pensar con una perspectiva histórica lo cercano, aquello que se nos sugiere como contemporáneo ; historiar desde un ámbito crítico lo pequeño, darle voz a zonas silenciadas donde no se ha escrito la historia, se vuelve un reto que Walter Benjamín asume.

  2. Vanguardia, fascinación y fascismo

    Según Benjamín el idilio con la información y la defensa de la experiencia estuvieron presentes como tensiones dialécticas en la expresión vanguardista de la primera mitad del siglo veinte europeo. El "maquinismo", el "futurismo" la "Abstracción" son corrientes estéticas que identifican las búsquedas imaginativas con el reconocimiento y el aprovechamiento que el espíritu de racionalización y la colectivización del imaginario tecnológico han dejado, dibujando unos límites para la acción humana a partir de una relación particular con la razón y la máquina. En estas corrientes se trasparenta la fascinación por el progreso que un nuevo entorno cultural promete de liberación espiritual por medio del arte, pero también se augura el reconocimiento de antiguos sentimientos que de la fascinación se aproximan al fascismo y que el artista hace suyos desde el arte y la política. En un fragmento Benjamín recoge el ejemplo de esta síntesis poética que hace emblemática el idilio de los poetas con la tecnología:(1)

        "Desde hace veintisiete años, nosotros, los futuristas, nos levantamos contra la idea de que la guerra sería antiestética... Por ello... afirmamos: la guerra es bella porque gracias a las máscaras antiguas, al terrible megáfono o los lanzallamas y los carros de asalto, se fundamenta la soberanía del hombre sobre la máquina subyugada. La guerra es bella, porque enriquece una pradera con orquídeas ardientes: las ametralladoras. La guerra es bella, porque reúne, para hacer una sinfonía, los disparos de fusil, los cañonazos, los altos del fuego, los perfumes y los olores de la descomposición."

    El anterior es uno de los ejemplos de esa alianza modernista entre la imagen del progreso técnico unido al desarrollo espiritual propiciado por el arte, y en el cual se usa la imagen de la nueva guerra, aquella que de las lanzas y el fusil ha pasado a los tanques, las metrallas y las bombas. En su artículo"Teorías del fascismo Alemán"(2) (Theorien des deutschen Faschismus") Benjamín afirma que "...sin que vaya en detrimento de la importancia de las raíces económicas de la guerra, que la guerra imperialista está condicionada en su núcleo más duro y fatal por la discrepancia abismal entre los inmensos medios de la técnica y la ínfima clarificación moral que aportan." Esta comentario esclarece su posición crítica hacia los avances de la tecnología. La guerra contemporánea no tiene en absoluto nada de heroica, la imagen del soldado esta desarticulada de cualquier representación moral que nos haga concebir un héroe de la experiencia espiritual. Benjamín nos había indicado en su estudio sobre los pasajes que el héroe moderno en Baudelaire no tiene la imagen del soldado ya que la figura militar se encuentra en decadencia. Ese descrédito del heroísmo militar a de ver con la capacidad destructiva de las nuevas máquinas de guerra usadas por los ejércitos. La fascinación técnica se ha vuelto fatal racionalidad para la destrucción.



 3. Por el camino de la experiencia

    El concepto de experiencia lleva al contacto del individuo del común con la vivencia directa: el sentimiento, el deseo, el amor, el paisaje primero que se mira desde algún punto. De las muchas definiciones de experiencia tomaremos dos que nos resultan cercanas al autor Alemán: "La aprehensión por un sujeto de una realidad, una forma de ser, un modo de hacer, una manera de vivir, etc. La experiencia es entonces un modo de conocer algo inmediatamente antes de todo juicio formulado sobre lo aprehendido". También en términos filosóficos, la experiencia es entendida como:

        "El hecho de soportar o sufrir algo, como cuando se dice que se experimenta un dolor, una alegría, etc"(3).

    La experiencia aparece en platón como experiencia de lo cambiante y carece del carácter preciso y claro de la razón y las ideas. En Aristóteles la experiencia es la aprehensión de lo singular. En San Agustín la experiencia puede designar la vivencia interna de la vida y de la fe y, en último término de la vida mística. La experiencia que prima en la modernidad es sensu oritur u originada en los sentidos pues hemos terminado habitando de manera extensiva los objetos artificiales más que los naturales. Desde la vuelta experimental hacia la naturaleza que se produce de la edad media hasta el renacimiento, y bajo el triunfo de las taxonomías, la biología y las economías de mercado financiero, pasando por el hallazgo y uso de la fuerza atómica, la entronización del imaginario porno o el delirio por las drogas, se ha despertado un aplastante hedonismo inclinado por el vivir, el sentir y alcanzar todo aquello que en algún instante fue apenas imaginación, y que hoy se ha convertido en realidad posible y cercana.

    La experiencia es vista en Kant como el área dentro de la cual se vuelve posible el conocimiento. Según Kant, no es posible conocer nada que no se halle dentro de la experiencia posible. Como el conocimiento es además conocimiento del mundo de la apariencia, la noción de experiencia se halla ligada a la noción de apariencia. Kant habla de experiencia interna (innere Erfahungsurteile,) y señala que mi existencia en el tiempo es consciente mediante tal experiencia. Para los idealistas Alemanes el proyecto es el de dar razón de toda experiencia o si se quiere dar razón de los fundamentos de toda experiencia. Según lo que plantea Concha Fernandez(4) esta tesis idealista lo que pretende es "establecer una experiencia absoluta que de nuevo vinculara al ser humano con el mundo".

    Concha Fernandez, cronista de Benjamín, sugiere una interesante diferenciación entre Erlebnis de Erfharung. La primera significa vivir una experiencia como aventura, esto es una experiencia que se ubica en el nivel psicológico inmediato junto al del shock; algo que se vive con absoluta inmediatez en el corazón de la cultura contemporánea, para luego ser abandonado a cambio de otra nueva vivencia, "la pequeña moneda de lo actual. La noción de Erfharung o experiencia fue utilizada por Kant, otorgándole Benjamín a esta unos nuevos contenidos.

    En Benjamín la experiencia obliga a la integración del sujeto concreto a un contexto social de carácter más amplio a través de la tradición. La integración a un contexto tradicional es lo que favorece la aparición de "El aura" o sea la experiencia donde se vive la realización y contacto irrepetible y único del ser humano con los objetos del mundo".(5) Así Benjamín supera la noción acumulativa de información para orientarse en pos de una experiencia más duradera y profunda de lo humano.

    En su crítica de la experiencia, Benjamín nos alerta acerca de lo doloroso que llega a convertirse para el hombre moderno un acercamiento directo a las cosas del mundo.

    Entre nosotros y este se han levantado toda una serie de elementos: desde un complejo arsenal conceptual hasta un sistema moderno de regulaciones propias de los medios masivos de comunicación. Por eso la crisis de la experiencia implica la dificultad que tiene el sujeto concreto de disfrutar de un hallazgo abierto y no mediado con el mundo.

    La "experiencia" resulta para Walter Benjamín, una filosofía que de la contemplación se vuelve en acción de comunicar nuevos sentidos de lenguaje capaces de incidir sobre la realidad.

    La superación de esta situación la resuelve Benjamín en las alternativas, tanto del viaje como del paseo; ambas permiten salir de las costumbres de la tribu cultural en que nos encontramos insertos. Recordemos que los límites de una ciudad o de una nación son también los límites y los diques de la experiencia personal de sus ciudadanos. Se puede asumir como cierta la experiencia cultural de pertenecer a un país o una nación pero resulta demasiado atrayente el viaje como posibilidad de fuga y escape de los límites ; verificación de que existe a la base de ese mundo en apariencia homogéneo de la modernidad, una franja que se resiste a la estandarización del modelo.

    Como respuesta a este panorama donde el orden de la "experiencia humana" pareciera confrontarse y ser borrado por la "acumulación de información tecnológica" la recepción de los textos de Walter Benjamín son una vía de entrada a una alternativa de superación al conflicto técnica - espíritu, camino que Eduardo Subirat denomina:

        "La transformación de la experiencia cognitiva, que el positivismo filosófico orienta en un sentido exclusivamente científico- matemático, a una experiencia teológica y metafísica. Esta nueva estructura de la experiencia la funda Benjamín en una filosofía del lenguaje"(6)

    La "experiencia" resulta para Walter Benjamín, una filosofía que de la contemplación se vuelve en acción de comunicar nuevos sentidos de lenguaje capaces de incidir sobre la realidad. En su texto en torno a la obra de arte en el tiempo de la reproducción técnica, el autor Berlinés lo intuyó: el arte pasa de ritual religioso o de la belleza a una práctica política; a una relación dialéctica capaz de dinamitar los diques clásicos de la contemplación y enfrentarnos a un tenaz reto de transformación en las maneras de percibir nuestro mundo. Esa transformación la elabora el filósofo en aras de un lenguaje que cruza por el centro mismo de los sucesivos magmas o sedimentos de la expresión simbólica humana: mito, religión, razón, arte.

    La práctica comunicativa con la que Benjamín intenta recuperar la experiencia de carácter político y estético se produce gracias a una profunda transformación en la manera de percibir el arte por parte del público. No se trata de una vulgarización de los bienes más refinados de las élites sino de una redención (léase revolución ) por parte de una multitud que del silencio milenario y la fascinación fascista a la que fuera abocada invierte su papel y usurpa o escamotea el lugar de la producción estética.

    Los programas de un teatro, un cine, o una literatura de la revolución contemplaron la idea de que más personas del común escribieran en los periódicos y las revistas, y se hicieran los protagonistas de las tablas y de las pantallas. Benjamín está comprometido con las consecuencias lógicas que a de traer el proyecto moderno en tanto este implique la unidad entre técnica y humanismo: la liberación de la creatividad humana en diversos grupos sociales y en diversas latitudes del planeta.

    Las consecuencias de esto no se han demorado en explotar: una escritura en general, tanto en la poesía, como en la novela y en la filosofía más agresiva; pero no en el sentido que las vanguardias de la primera mitad del siglo la pudieron haber entendido: palabra y revolución, palabra y compromiso individual. ¿Existe entonces un perfil, una forma común que traduzca la experiencia del ser contemporáneo?. ¿Qué puede ir de la fuga estética que propicia Walter Benjamín a las posteriores escrituras que han bebido de su propia experiencia de escritor y de filósofo?. Existe en cada uno de los escritores marcados por Benjamín el placer de dinamitar, si es que existe hoy algo por dinamitar en las fronteras epistemológicas de las ciencias humanas y de las ciencias sociales. Cada una de estas escrituras intenta llegar al mundo con su propio género a cuestas. Saber comunicar estos contenidos no es problema de contenidos, es también asunto de construcción de lenguaje. 

4. La acción de comunicar y el retorno a la experiencia

    En Benjamín el lenguaje no es apenas el medio con el que se comunica esta experiencia redentora; en el lenguaje mismo encontramos las claves de la redención del género humano en tanto se trata de una especie productora de lenguaje o en términos más recientes de que somos una especie productora de significaciones.

        Walter Benjamín "La tarea que se encomendó fue la de descubrir los elementos subterráneos irracionales e inconscientes que fisuran el lenguaje trasparente y unívoco de la tradición mayoritaria en occidente, dirigiéndose hacia la construcción de una nueva racionalidad, capaz de asumir la sinrazón, de edificar una nueva historia donde se recupere a través de la memoria de los humillados y ofendidos, el recuerdo de los vencidos" (7).

    La tradición mayoritaria en occidente Benjamín la sigue a lo largo de todo el proyecto racional o de abstracción y sometimiento de la realidad social a universales y categorías generales. Tanto en el idealismo, como en la ilustración y en el positivismo, esta tradición configura una epistemología o un estatuto de verdad que penetra y determina nuestras instituciones sociales. Existe un momento maravilloso de nuestra historia de las ideas - la moderna occidental - en que el progreso surge como idea redentora y reconciliadora entre las palabras y el mundo; redentora de una humanidad que otea en el futuro las esperanzas perdidas en anteriores pasados. Pero existen también dos momentos recientes: en el primero la experiencia humana redentora se extingue y es reemplazada por los campos de concentración en los que serán despellejadas las ideas totalitarias. En el segundo una explosión que tiene la forma de un crecimiento exponencial de datos, cifras e información capaces de augurar un mundo feliz y liviano a partir de las bondades del consumo.

    Este fenómeno, llamado tragedia de la cultura moderna, tiene en Walter Benjamín un momento de tensión gracias a la reflexión que realiza acerca del papel que el lenguaje posee en el territorio de la experiencia cultural debido a que la estética expresa la respuesta del individuo concreto frente a la devaluación de la experiencia humana.

5. La dialéctica como experiencia comunicativa

    El saber debe convertirse en acción y unida a la acción está la conciencia individual como el origen del conocimiento y de la acción. El ser del hombre no reside en el saber sino que se justifica gracias a la acción. La acción humana incide en la historia, una historia consciente de su propia naturaleza. El dialéctico piensa que el ser humano se trasciende mediante la acción histórica.

    La historia de la burguesía es la historia de una economía y de una ética basadas en la autonomía que expone a Kant como su portavoz moderno.. Su economía es la de una sociedad en que producción - distribución y consumo operan al modo de una engranaje. El individuo cobra vigor en esta estructura cuando las prescripciones externas a él se diluyen en los mecanismos internos de la oferta y la demanda.

    Una dialéctica de la experiencia habrá de obligar a un reconocimiento de el "Otro", el distinto, ese otro por quien se vieron seducidos y obligados a viajar los antropólogos occidentales del siglo XIX y que nos coloca en contacto con la posibilidad de situarnos en la ruta, entendida esta experiencia como la fascinación por lo distinto. El recorrido nos lleva hacia "el otro" quien habla desde su diferencia - marginado social o extranjero, mujer o niño - pero también ese otro que diariamente nos niega, nos confronta, y de quien el filósofo recoge un basto repertorio de signos que configuran otras maneras de pensar y de sentir. El camino que redime al pensamiento moderno de la escisión entre información abstracta y experiencia concreta, pasa por el reconocimiento de la condición heroica de quien habita los márgenes de la cultura, esos inmensos basureros del ser contemporáneo. Al lenguaje es a quien le corresponde el reconocimiento de ese héroe moderno el cual se perfila surgiendo de las cenizas de la historia. Los sucesivos restos del tiempo acumulado - de los dioses a la máquina, de lo sagrado a lo profano - los lleva inscritos en la piel aunque sus ojos hayan pasado de contemplar el drama religioso al de la política, la economía y la superabundancia de imágenes.

NOTAS

(1) BENJAMIN Walter. La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica. Revista Eco. Abril de 1968. Bogotá. p. 594.
(2) BENJAMIN Walter. Para una crítica de la violencia y otros ensayos. Iluminaciones IV. Taurus Humanidades. p. 47. Madrid 1991.
(3) FERRATER José. Diccionario de filosofía. Tomo I. P 296. Alianza Editorial. Madrid. 1992.
(4) FERNANDEZ Concha Martorrell. Walter Benjamin. Crónica de un pensador. Montesinos. Barcelona. 1992. p. 43.
(5) FERNANDEZ Concha. Op cit. p. 45-46.
(6) Op cit. p.13
(7) LUCAS Ana. La alegoría barroca y el lamento silencioso de la naturaleza. Teoría del lenguaje y crítica literaria en Walter Benjamin. p. 76-77.

El problema del lenguaje en la filosofía de Walter Benjamin: A Parte Rei
Link al artículo de A PARTE REI 

Discursos interrumpidos: Walter BENJAMIN.

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