Razón
La
razón es la facultad en virtud de la cual el ser humano es capaz de identificar
conceptos, cuestionarlos, hallar coherencia o contradicción entre ellos y así
inducir o deducir otros distintos de los que ya conoce. Así, la razón humana,
más que descubrir certezas tiene la capacidad de establecer o descartar nuevos
conceptos concluyentes o conclusiones, en función de su coherencia con respecto
de otros conceptos premisas.
En un
sentido general, la Razón es la facultad formuladora de principios. Se divide
en Razón Teórica y Razón Práctica.
No se
trata de dos razones distintas sino de dos usos de la misma y única razón.
Cuando dichos principios se refieren a la realidad de las cosas, cuando
utilizamos la Razón para el conocimiento
de la realidad, estamos ante el uso teórico de la Razón (o Razón Teórica);
cuando dichos principios tienen como objeto la dirección de la conducta, la
Razón tiene un uso práctico (Kant la llama Razón Práctica).
En su uso teórico la Razón genera juicios y en
su uso práctico imperativos o mandatos. En un sentido más restringido y en el
contexto de la "Crítica de la Razón Pura", la Razón es la facultad de
las argumentaciones, es la facultad que nos permite fundamentar unos juicios en
otros, y que junto con la Sensibilidad y el Entendimiento compone las tres
facultades cognoscitivas principales que Kant estudia en la “Crítica de la
Razón Pura”.
Los mecanismos de la razón
Para su
cometido, la razón se vale de principios, que por su naturaleza tautológica (se
explican en sí mismos), se asumen íntima y universalmente como ciertos. Éstos
son descritos por la lógica que es la disciplina encargada de descubrir las
reglas que rigen la razón.
Los
principios lógicos son básicamente:
El principio de identidad, que evidencia que un concepto o materia
es ese mismo concepto o materia (A es A).
El principio de no contradicción, que evidencia que un mismo concepto o
materia no puede ser y no ser a la vez (A no es negación de A).
El principio del tercero excluido, que evidencia que entre el ser o no ser
de un concepto o materia, no cabe situación intermedia (A es, o no lo es).
Utilizando
estos principios, la razón es capaz de otorgar coherencia o contradicción a las
proposiciones, atendiendo no tanto a su contenido como a sus relaciones
lógicas.
Tipos de razonamiento
Razonamiento
abductivo
El
razonamiento abductivo es un tipo de razonamiento que a partir de la
descripción de un hecho o fenómeno llega a una hipótesis que lo explica, tal
hipótesis es conjetural la mejor explicación, o la más probable.
Razonamiento
deductivo
La
filosofía tradicional de lógica primaria, era fundamentalmente deductiva y no
inductiva. Por ello la experiencia constituye un fundamento cognoscitivo
completamente secundario.
Los
principios y conceptos, como esencias y leyes universales, podían ser intuidas
por el entendimiento humano; por sí mismo (los principios) o a partir del
conocimiento por experiencia de una serie de casos particulares (por
abstracción).
La
lógica deductiva discurre sobre lo que se sigue universalmente desde premisas
dadas por la razón humana. Es esta la razón por la cual Aristóteles estableció
los principios a priori para la lógica, todavía enseñados en nuestra época: el
principio de identidad, el principio de no contradicción, el principio del
tercero excluido y el principio de razón suficiente [[1]]
como axiomas evidentes y por tanto como verdades necesarias y universales, es
decir, aplicables en todos los casos y en cualquier contexto.
Para
Aristóteles el silogismo es un
argumento en el cual, establecidas ciertas cosas, resulta necesariamente de
ellas, por ser lo que son, otra cosa diferente.
Aristóteles An. Pr. I 24 b 18-23
Es un
argumento categórico que va de lo necesario a lo necesario, basado en el ser de
las cosas.
Sin
embargo hacer uso únicamente de la lógica deductiva puede llevar a errores.
Pues se parte como verdad "universal" y "necesaria" de unos
principios o leyes que no están confirmados por la experiencia concreta, sino,
a lo sumo, en una generalización a partir de la observación de casos particulares,
lo que nunca puede justificar un principio universal. [2]
Así,
Aristóteles se equivocó incluso en el número de dientes que tenían las mujeres,
habiéndose podido enterar simplemente observando y contando. [3][3]
En
oposición al mero formalismo lógico los idealistas, y en especial Hegel,
consideraron de otra forma el principio de contradicción en cuanto a lo
Universal moral como "praxis" o conceptual y teórico. Propusieron el
método dialéctico para partir de la materia concreta dada para llegar a la
forma de abstracciones universales y luego proponer definiciones generales. El
análisis deja lo concreto como fundamento y por medio de la abstracción de las
particularidades, que aparentan ser inesenciales, pone de relieve lo universal
concreto o sea la fuerza de ley general.
Razonamiento
inductivo
En el
mismo sentido, el razonamiento inductivo, es el estudio de derivar una
generalización o una ley a partir de observaciones. Éste fue posteriormente
incluido en el estudio de la lógica, y fue adoptado como el razonamiento básico
de la investigación científica, combinándola cuando corresponde con la
deducción. Este probablemente es el motivo del éxito y la certeza de los
modelos científicos actuales. Es decir, la inclusión del razonamiento inductivo
en las ciencias no es menor en nuestras vidas, nos permitió tener el modelo
científico actual el cual nos ha dado una cantidad impresionante de tecnología
y supuestas “verdades”.
En la
ciencia moderna, el razonamiento inductivo basa sus conclusiones en las
inferencias estadísticas. Es decir, se toma o registran una cantidad de datos
sobre un fenómeno y se establecen conclusiones basadas en modelos
probabilísticos, en la mayoría de los casos siguiendo la curva normal, acerca
del fenómeno estudiado. La base filosófica del razonamiento inductivo la
encontramos en el principio de razón suficiente, desarrollado, entre otros, por
Leibniz.
Contrastes
La
diferencia entre la validez inductiva y la deductiva es la siguiente: Una
indiferencia es deductivamente válida si y sólo si no hay posible situación en
la cual todas las premisas son verdaderas y la conclusión falsa. La noción de
validez deductiva puede ser rigurosamente establecida para sistemas de lógica
formal en términos de las bien entendidas nociones de la semántica. La validez
inductiva, por el otro lado, requiere que se defina una “generalización
rentable” a partir de un conjunto de observaciones. La tarea de proveer esta
definición puede ser enfrentada de varias maneras, algunas menos formales que
las otras; algunas de estas definiciones pueden usar modelos matemáticos de
probabilidades.
Kurt
Gödel ha demostrado que en cualquier formalización consistente de las
matemáticas que sea lo bastante fuerte para definir el concepto de números
naturales, se puede construir una afirmación que ni se puede demostrar ni se
puede refutar dentro de ese sistema y que ningún sistema consistente se puede
usar para demostrarse a sí mismo.
Por
tanto, en nuestra época los razonamientos deductivos e inductivos deben
complementarse y trabajar juntos, buscando así la verdad sobre la realidad y el
entorno.
Historia
La
razón como principio del conocimiento conceptual, que supera el conocimiento de
la experiencia, como fenómeno opuesto a intelectual fue considerado fundamental
en el pensamiento por los griegos, que consideraron esta cualidad como
propiedad específica del alma humana, permitiendo así el lenguaje y el
intercambio entre los hombres; convirtiendo la argumentación, la discusión y el
diálogo en las acciones necesarias para el desarrollo intelectual, la búsqueda
del conocimiento, y el establecimiento de relaciones políticas.
La
razón ha sido vista de este modo como la expresión privilegiada de las
capacidades humanas, descalificando otras propiedades del espíritu. Tal ha sido
sobre todo la consideración de la Razón con mayúsculas durante la Edad Moderna.
[4]4
En la actualidad se considera una facultad no desligada sino en perfecta
unidad, que no en perfecta armonía, con las demás capacidades como los
sentimientos y sobre todo la acción y adaptación en el entorno natural,
cultural y social de cada individuo y grupo. [5]5
Diversas concepciones
El
Logos socrático
El
Logos o razonamiento es considerado no como un instrumento, sino como una
realidad que se impone a la mente y la arrastra. El razonamiento es un sentido,
una realidad autónoma, superior al que razona, el cual sólo mediante el
razonamiento se pone en contacto con un mundo más alto.
Sócrates
siente que posee en su interior una fuente de revelación, una llave, que le
abre las puertas de un mundo superior donde las cosas ya no son medianas, como
el mundo de la realidad. Ya que lo que esta revelación interior nos entrega es
la verdad misma, la verdad única, que se opone terminantemente a la verdad
múltiple, personal y caprichosa de los sofistas, y también a la realidad
fluyente de Heráclito.
No es
fácil comprender el asombro, el entusiasmo, el deslumbramiento que en las
gentes del siglo V a. C. despertaba el uso de la razón. En ese entonces,
conversar con Sócrates era como asistir a una fiesta o fantasmagoría, a un
teatro extraordinario que nunca había sido contemplado hasta ahora por el ser
humano.
Según
Kant, en un sentido general, la razón (Vernunft) es la facultad formuladora de
principios en contraposición a el concepto entendimiento (Verstand). El
filósofo distingue en Razón Teórica y Razón Práctica, no tratándose éstas de
dos razones distintas, sino de dos usos distintos de la misma y única razón.
Cuando dichos principios se refieren a la realidad de las cosas, es decir, si
usamos la Razón para el conocimiento de la realidad, estamos ante el uso
teórico de la Razón. Cuando dichos principios tienen como fin la dirección de
la conducta, le estamos dando a la razón un uso práctico. En su uso teórico la
Razón genera juicios y en su uso práctico imperativos o mandatos.
En un
sentido más restringido y en el contexto de la "Crítica de la razón
pura", la razón es la facultad de las argumentaciones, la facultad que nos
permite fundamentar unos juicios en otros, y que junto con la sensibilidad y el
entendimiento componen las tres facultades cognoscitivas principales que Kant
estudió. Marcando la proporcionalidad de las ideas de Aristóteles con las ideas
del razonamiento expuesto por Kant, se podría inferir un uso de la razón lógica
en aquellos procesos de conocimiento.
LOGOS
Logos
(en griego λóγος -lôgos- ) significa: la palabra en cuanto meditada,
reflexionada o razonada, es decir: "razonamiento",
"argumentación", "habla" o "discurso". También
puede ser entendido como: "inteligencia", "pensamiento",
"sentido", la palabra griega λóγος -lôgos- ha sido y suele ser
traducida en lenguas romances como Verbo (del latín : Verbum).
Es uno
de los tres modos de persuasión en la retórica (junto con el ethos y el
pathos), según la filosofía de Aristóteles.
Definiciones: Significado filosófico
Heráclito
utiliza esta palabra en su teoría del ser, diciendo: "No a mí, sino
habiendo escuchado al logos, es sabio decir junto a él que todo es uno."
Tomando al logos como la gran unidad de la realidad, acaso Lo real, Heráclito
pide que la escuchemos, es decir, que esperemos que ella se manifieste sola en
lugar de presionar.
El ser
de Heráclito, entendido como logos, es la Inteligencia que dirige, ordena y da
armonía al devenir de los cambios que se producen en la guerra que es la
existencia misma. Se trata de una inteligencia sustancial, presente en todas
las cosas. Cuando un ente pierde el sentido de su existencia se aparta del
Logos.
Significado
psicológico
En
logoterapia, la tercera escuela vienesa de psicología -después del
psicoanálisis de Sigmund Freud y de la Psicología Individual de Adler- desarrollada
por Frankl, la búsqueda del logos (en este caso: "sentido de la
existencia") es el centro del trabajo existencial y terapéutico para
encontrar el sentido y el significado que orientan la praxis del ser humano.
Significado
teológico
En el
prólogo del Evangelio de Juan, se menciona al Λóγος, identificándolo como a la
persona espiritual con Dios en el principio de la creación. Juan 1:1 dice:
εν αρχη ην ο λογος και ο λογος ην προς τον
θεον και θεος ην ο λογος
En el principio era el logos y el logos era
con Dios el logos era Dios.
Traducido al latín en la Vulgata: In
Principio erat Verbum et Verbum erat apud Deum et Deus erat Verbum
En el principio era el Verbo [la palabra
razonada] y el Verbo era con Dios el Verbo era Dios .
Muchas
interpretaciones han surgido en torno al significado del Logos en este
versículo. Algunos lo relacionaron con el Logos de la filosofía griega y la
judeo helenística de Filón de Alejandría quien precisamente utiliza -antes de
del siglo I- la palabra griega Λógos para significar la sabiduría y,
especialmente, la razón inherente a Dios, luego del siglo I y a partir del
Evangelio según Juan Λóγος (traducido al latín como Verbum) obtiene una
significación cristiana.
Los gnósticos se inclinaron más por el primer
componente. Los cristianos apologistas del siglo II, veían en él al Hijo de
Dios, pero algunos como Tertuliano, diferenciaban entre el Logos como atributo
interno en Dios, y otro el Logos que engendró Dios, que se tornaría en una
persona.
Otros
teólogos lo entendían ontológicamente como "la razón de Dios" e
inseparable de él. Los que se oponían a esta visión alegaban que al Logos se le
predica sin artículo definido en griego, y esto indicaría para algunas
opiniones que este Logos era un "segundo Dios"(δευτερος θεος) (véase
Orígenes de Alejandría), pero no el Dios Todopoderoso, El Dios (ο θεος), que
lleva artículo definido.
El
Logos es interpretado como aquello que existía desde el principio (αρχη/arkhé)
con Dios (con mayúscula, porque es el nombre propio). La palabra admite más de
treinta acepciones, no obstante y según san Agustín antes de la existencia de
la creación no existía el tiempo, lo que convierte a la Razón en la energía del
Universo.
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