JUICIO
DE VALOR
Percy
Cayetano Acuña Vigil
El juicio de
valor es un análisis basado
en un conjunto particular (solo personal) de creencias, formas de vida o de valores. También puede ser definido
como un sistema de valores específicos y con su consiguiente
análisis de una situación particular.
Versa sobre lo correcto o errado de algo, o su utilidad sobre la base de una comparación u
otra cuestión relativa. Por esto, no es
válido para discutir cuestiones de existencia u otras cualidades del mundo
físico sino para describir intereses y puntos de vista estrictamente
personales. O también para dar opinión propia con respecto a los valores morales que son los parámetros.
También se
entiende por juicio de valor una evaluación apresurada o basada en
información limitada que se tiene a la mano. Este sentido sólo se aplica cuando
la situación obliga a utilizar gustos o apreciaciones personales en vez de la
mayor cantidad o mejor calidad de información disponible.
Desde el punto de vista existencial, en
la vida, que es lo único absoluto y auténtico, hay cosas reales, hay objetos ideales y hay valores.
Las cosas reales y los objetos ideales
los hay en mi vida y en la vida de cada uno, en el sentido de Ser.
En cuanto a los
valores en mi vida o en nuestra vida, las cosas del mundo nos parecen algunas
mejores que otras, porque el mundo en que vivimos no nos es indiferente y ante
cada cosa que vemos tomamos una posición valorativa, la preferimos o no, le
otorgamos poco o mucho valor.
La filosofía distingue entre juicios de existencia
y juicios de valor.
Los juicios de
existencia enuncian lo que esa cosa Es, sus propiedades u otros predicados de
la cosa, desde la perspectiva de su existencia como ente y desde su esencia que
la define.
Frente a estos juicios de existencia se contraponen
los juicios de valor.
Los juicios de valor enuncian algo de la cosa que no agrega ni le quita
nada a su esencia y existencia.
De modo que los valores no son cosas ni elementos
de las cosas, son impresiones subjetivas de agrado o desagrado que nos producen
las cosas y que nosotros proyectamos en ellas.
Sin embargo, el
criterio del valor no consiste en el agrado o desagrado que nos producen las
cosas sino en algo diferente, porque muchas veces algo nos puede agradar y ser
considerado por otros malos; como el pecado en la religión católica, que puede
ser grato pero malo para la doctrina, o la virtud que puede ser desagradable de
practicar, pero tener buena reputación.
Los valores se pueden
discutir, porque son subjetivos, pero si podemos discutir sobre ellos,
significa que existe la convicción profunda de que son objetivos, que no
dependen de mi agrado o desagrado, que están ahí y que quedan en mi alma
después de contemplar el objeto.
Los valores se
descubren tal como se descubren las verdades de la ciencia, o sea que pueden no
haber sido intuidos antes pero después sí.
Los valores no son cosas,
pero tampoco son impresiones puramente subjetivas.
Frente a este
aparente dilema, el filósofo alemán Lotze,
encontró la palabra exacta: los valores no Son, sino que valen, porque una cosa
es valer y otra es Ser.
Cuando decimos que
una cosa vale no decimos que Es, sino que estamos señalando que no nos es
indiferente.
La no indiferencia
contrapone el valer al Ser y es la esencia del valer, o sea que los valores
tienen la categoría del valer y no la categoría del Ser.
Que una cosa valga no
significa que sea más ni menos que lo que no vale, sino que quiere decir que es
algo que tiene valor.
El valor pertenece al
grupo ontológico que Husserl
denominó, siguiendo a Stumpf,
objetos no independientes, o sea que no se sustentan por sí mismos, que no Son,
sino que están adheridos a otro objeto, y que llamamos cualidad.
Por ejemplo, el color
y el espacio, no son independientes, porque no hay espacio sin color ni color
sin espacio.
O sea, los valores
tienen la primera categoría de valer en vez de Ser y la segunda categoría de la
cualidad pura.
Lee todo en: Ontología de los Valores | La guía de Filosofía http://filosofia.laguia2000.com/los-valores/ontologia-de-los-valores#ixzz4jM9cPic2
Se requiere siempre algo que valorar
Punto de
partida
- Partimos de conocer y de disponer de Indicios, evidencias, pruebas, y de una historia de los hechos vinculados.
- Además, se requiere tener competencia dada por la praxis en el contexto.
- Si es un acto se requiere un mínimo de información dada por las pautas señaladas.
- Esto requiere conocer un mínimo de indicios que lleven a conocer el hecho. Estos indicios deben de completarse con la recolección de evidencias sobre el sujeto o sobre el acto realizado.
- Indudablemente que complementariamente se requiere conocer y certificar las pruebas de lo que se valora.
- Sin embargo, esto es sólo una primera instancia.
- Todos estos referentes deben contrastarse con la ideología del evaluador.
- El sujeto evaluador no es un ente abstracto, sino que tiene un contexto de referencia en el que sus propios valores están inmersos.
- Estos valores entran a jugar un papel fundamental en el proceso valorativo y dependen de él finalmente para ponderar su juicio.
Desde el punto de vista existencial, en
la vida, que es lo único absoluto y auténtico, hay cosas reales, hay objetos
ideales y hay valores.
Las cosas reales y
los objetos ideales los hay en mi vida y en la vida de cada uno, en el sentido
de Ser.
En cuanto a los
valores en mi vida o en nuestra vida, las cosas del mundo nos parecen algunas
mejores que otras, porque el mundo en que vivimos no nos es indiferente y ante
cada cosa que vemos tomamos una posición valorativa, la preferimos o no, le
otorgamos poco o mucho valor.
La filosofía distingue entre juicios de
existencia y juicios de valor.
Los juicios de
existencia enuncian lo que esa cosa Es, sus propiedades u otros predicados de
la cosa, desde la perspectiva de su existencia como ente y desde su esencia que
la define.
Frente a estos
juicios de existencia se contraponen los juicios de valor.
Los juicios de valor enuncian algo de
la cosa que no agrega ni le quita nada a su esencia y existencia.
De modo que los
valores no son cosas ni elementos de las cosas, son impresiones subjetivas de
agrado o desagrado que nos producen las cosas y que nosotros proyectamos en
ellas.
Sin embargo, el
criterio del valor no consiste en el agrado o desagrado que nos producen las
cosas sino en algo diferente, porque muchas veces algo nos puede agradar y ser
considerado por otros malo; como el pecado en la religión católica, que puede
ser grato pero malo para la doctrina, o la virtud que puede ser desagradable de
practicar pero tener buena reputación.
Los valores se pueden
discutir, porque son subjetivos, pero si podemos discutir sobre ellos,
significa que existe la convicción profunda de que son objetivos, que no
dependen de mi agrado o desagrado, que están ahí y que quedan en mi alma
después de contemplar el objeto.
Los valores se descubren tal como se
descubren las verdades de la ciencia, o sea que pueden no haber sido intuidos
antes pero después sí.
Los valores no son cosas,
pero tampoco son impresiones puramente subjetivas.
Frente a este
aparente dilema, el filósofo alemán Lotze, encontró la palabra exacta: los
valores no Son, sino que valen, porque una cosa es valer y otra es Ser.
Cuando decimos que una cosa vale no
decimos que Es, sino que estamos señalando que no nos es indiferente.
La no indiferencia
contrapone el valer al Ser y es la esencia del valer, o sea que los valores
tienen la categoría del valer y no la categoría del Ser.
Que una cosa valga no
significa que sea más ni menos que lo que no vale, sino que quiere decir que es
algo que tiene valor.
El valor pertenece al
grupo ontológico que Husserl denominó, siguiendo a Stumpf, objetos no
independientes, o sea que no se sustentan por sí mismos, que no Son sino que
están adheridos a otro objeto, y que llamamos cualidad.
Por ejemplo, el color
y el espacio, no son independientes, porque no hay espacio sin color ni color
sin espacio.
O sea, los valores
tienen la primera categoría de valer en vez de Ser y la segunda categoría de la
cualidad pura.
Lee todo en:
Ontología de los Valores | La guía de Filosofía http://filosofia.laguia2000.com/los-valores/ontologia-de-los-valores#ixzz4jM9cPic2
Carl Stumpf
First published Wed
Jan 28, 2009; substantive revision Mon Feb 2, 2015
The name Carl Friedrich Stumpf (1848–1936) is historically associated
with one of the most important philosophical currents in the early twentieth
century, phenomenology. Stumpf supervised Husserl’s habilitation thesis in
Halle in 1887 and the latter’s seminal work on phenomenology, Logical
Investigations (1900–1901), is dedicated to him in recognition of his
friendship and his philosophical contribution to this book.
Stumpf is also
known as the founder of the Berlin Institute of Psychology, which gave birth to
Gestalt psychology, another important current during the early twentieth
century and whose main adherents were among others, his students W. Köhler, K.
Koffka, W. Wertheimer and K. Lewin. Founder of the Phonogram Archive in Berlin,
now under the protection of the UNESCO, he is also considered as one of the
forefathers of comparative musicology and a pioneer in ethnomusicology. He held
positions in the philosophy departments at the universities of Göttingen,
Würzburg, Prague, Munich and Halle, before obtaining a professorship at the
University of Berlin, where he was also rector in 1907–1908.
His two main
sources of inspiration in philosophy are Franz Brentano, of whom he was the
first student in Würzburg, and Hermann Lotze, who supervised his doctoral
thesis on Plato (1868) and his habilitation thesis on mathematical axioms
(1870). The philosophical work he left us is as original and as diversified as
his academic and institutional achievements. Besides many treatises in the
fields of acoustics and musicology, his important contributions to the
development of the “new psychology” and to the philosophy of the mind in
general should also be noted.
His friend William James said of him in his Principles
of Psychology (p. 911) that he was “the most philosophical and
profound of all writers; and I owe him much.” His studies in the field of
descriptive psychology and phenomenology (known as the science of phenomena)
for example, are of particular interest to current research in the fields of
philosophy of mind and cognitive sciences.
Hermann Lotze
First published Wed
Jan 12, 2005; substantive revision Thu Sep 18, 2014
Rudolph Hermann Lotze (1817–1881) mediated the
transition from the exuberance of German idealism, in the first half of the
nineteenth century, to the sober, scholarly and scientific ethos that came to prevail
in the second half. He adapted the notion of “chief” or defining problems in
the philosophical sub-disciplines, inherited from Herbart, and brought opposing
approaches to bear on them, in a quasi-systematic way, preparing the way for
the modern textbook.
A professor in a changing situation, moving toward
bureaucratic centralization in an encompassing national state, he mostly
restricted his attention to academic issues, appealing to his peers (but not
the public) in the now rising professional journal (while maintaining a lively
interest in things quotidian). Given the increasing amounts of data and the
rising importance of the burgeoning new disciplines, Lotze hoped to preserve a
special place for philosophy as a value-theoretic investigation.
Lotze's
influence was far-reaching and not yet widely admitted or well understood.
While he accidentally inspired numerous materialists (and was simultaneously
claimed by the idealists), his strong association with certain traditionalist
preachers, on the one hand, and liberal theological movements, on the other,
blunted his interest for the philosophical revolutionaries of the twentieth
century, while simultaneously preserving a continued line of subterranean
influence.
Edmund Husserl
First published Fri
Feb 28, 2003; substantive revision Tue Nov 1, 2016
Edmund Husserl was the principal founder of phenomenology—and thus one
of the most influential philosophers of the 20th century. He
has made important contributions to almost all areas of philosophy and
anticipated central ideas of its neighbouring disciplines such as linguistics,
sociology and cognitive psychology.
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