¿Porque leer a Kant hoy?
François Vallaeys. [1].
Preámbulo
Parodiando el mismo título de una obra de Kant, el presente
ensayo parte de una molestia sobre el lugar común: es posible que Kant tenga
razón en teoría, pero en la práctica, ¡no funciona!
Una larga y repetida interrogación como profesor de filosofía dictando en el Perú el pensamiento de Kant desde hace más de una década es: ¿por qué razón Kant, a pesar de todo el respeto que se le prodiga oficialmente, es al mismo tiempo, oficiosamente, tan poco comprendido y apreciado?, ¿por qué motivo circulan sobre él tantos prejuicios y lugares comunes, que se repiten hasta el cansancio en los pasillos de las facultades de filosofía y que condenan desde el inicio los pusilánimes intentos de leerlo por parte de los estudiantes?, ¿por qué tantos repiten que es un filósofo «formalista», «rigorista», «universalista abstracto», «dualista», sin ser por eso discípulos de Hegel, ni haber leído una sola línea de su Filosofía del derecho?
Es como si las críticas posteriores, transformadas en lugar común, se adelantaran siempre a la lectura previa del filósofo de Königsberg, mermando sistemáticamente los alcances de su estudio y la posibilidad de fecundar los debates contemporáneos con sus tesis.
Una larga y repetida interrogación como profesor de filosofía dictando en el Perú el pensamiento de Kant desde hace más de una década es: ¿por qué razón Kant, a pesar de todo el respeto que se le prodiga oficialmente, es al mismo tiempo, oficiosamente, tan poco comprendido y apreciado?, ¿por qué motivo circulan sobre él tantos prejuicios y lugares comunes, que se repiten hasta el cansancio en los pasillos de las facultades de filosofía y que condenan desde el inicio los pusilánimes intentos de leerlo por parte de los estudiantes?, ¿por qué tantos repiten que es un filósofo «formalista», «rigorista», «universalista abstracto», «dualista», sin ser por eso discípulos de Hegel, ni haber leído una sola línea de su Filosofía del derecho?
Es como si las críticas posteriores, transformadas en lugar común, se adelantaran siempre a la lectura previa del filósofo de Königsberg, mermando sistemáticamente los alcances de su estudio y la posibilidad de fecundar los debates contemporáneos con sus tesis.
No queremos aquí dedicarnos a un trabajo de sociología de
las mentalidades universitarias latinoamericanas para responder a esta
pregunta.
Pero queremos, como pedagogos, haciéndole honor al
bicentenario de la muerte de un filósofo cuyo pensamiento necesitamos todavía
con urgencia—en un mundo que sigue dominado por el fanatismo metafísico de los dogmáticos
y el pretendido «indiferentismo» de los relativistas, las dos actitudes
oscurantistas de la razón que Kant había pretendido desterrar con su Crítica de
la razón pura—, [[2]] proponer
a los aficionados de filosofía unas cuantas reflexiones y herramientas para
facilitar su orientación en la filosofía práctica kantiana y derrumbar, en la
medida de lo posible, los prejuicios que dificultan todavía tanto su lectura.
Quizá, ayudando a reconocer el malestar que provoca siempre la lectura de Kant,
ayudaremos también a superar el malentendido.
Ver: El talón de Aquiles
Ver: El talón de Aquiles
Kant tiene fama de ser un autor de escritura difícil y
soporífera. [[3]] Es
quizás, junto con Aristóteles y Hegel, el arquetipo de filósofo esotérico,
cuyos textos solo pueden entender una exigua minoría de personas. De hecho, se
le atribuye a Borges la boutade de que es más fácil comprender a Kant en inglés
que en su lengua materna, el alemán, puesto que en la versión original de la
Crítica de la razón pura abundan los párrafos interminables en los que se
anudan los paréntesis y las matizaciones, mientras que en la traducción inglesa
se ha optado por separar estos párrafos con puntos que hagan respirar el texto
y faciliten su lectura.
Su traductor inglés se quejaba del estilo kantiano en los
siguientes términos: “Kant fatiga al lector con frecuentes repeticiones y
emplea un gran número de palabras para expresar de la manera más torpe posible
algo que podría haber dicho de manera más clara y precisa con unas pocas
palabras”.
Quizá la fama que tiene la filosofía alemana, y especialmente la de Kant, de ser pesada y aburrida se deba en gran parte a la propia lengua alemana. O quizás se deba al poco tiempo que dispuso para escribirla, o a que quiso decir demasiado, pues él mismo afirmaba que “más de un libro hubiera sido mucho más claro si no hubiera querido ser tan enteramente claro”.
Quizá la fama que tiene la filosofía alemana, y especialmente la de Kant, de ser pesada y aburrida se deba en gran parte a la propia lengua alemana. O quizás se deba al poco tiempo que dispuso para escribirla, o a que quiso decir demasiado, pues él mismo afirmaba que “más de un libro hubiera sido mucho más claro si no hubiera querido ser tan enteramente claro”.
Gabriel Arnaiz
Adania Quintero [[4]]
Preámbulo
La teoría estética de Kant es una de las teorías
fundacionales de la estética en la filosofía moderna y lo es no por ser
pionera, sino por ser una síntesis magistral del debate estético del siglo
XVIII. La estética de Kant, se concentra en la primera parte de su Crítica del
Juicio. Kant no denominó estética su teoría, sino Critica del gusto, mucho más
acorde con sus intenciones.
La tradición de la crítica del arte, posterior a Kant, ha
coincidido en reconocer en la “Crítica del Juicio”, una incidencia fundamental
en el desarrollo de la noción de la autonomía del arte. Así, tanto las posturas
que defendieron los Idealistas Alemanes, como las teorías de los Neokantianos
fueron vistas y siguen siendo vistas, en cierto modo, como continuadoras de una
manera de ver el arte, en su actividad autónoma, iniciada por Kant y que ha
marcado pauta a lo largo del tiempo.
El presente trabajo se concentra en la autonomía de lo
estético, descrito por Kant, en cuanto a como nos colocamos frente a lo bello y
a lo sublime del arte y cómo este pensamiento Kantiano influyo de manera
decisiva en el pensamiento de los filósofos contemporáneos. Mi propósito, en
primer lugar es mostrar que en la “Crítica del Juicio” de Kant se apoyan unos y
otros filósofos, es decir, quienes lo postulan como un autonomista y quienes lo
niegan como tal.
En segundo lugar, busco señalar las razones que tienen tanto
unos como otros para realizar dichas interpretaciones y de esta manera poder
conocer la influencia de la estética de Kant en el pensamiento estético de
otros filósofos, sea que éstos lo apoyen, lo rechacen o sean indiferentes.
Profesor de Filosofía en la PUCP y Consultor en temas
de Responsabilidad Social Universitaria enla Iniciativa Interamericana de Ética, Capital Social
y Desarrollo (BID).
Filósofo especialista en ética aplicada a las organizaciones. Consultor internacional en responsabilidad social universitaria. Asesor del Observatorio Regional de Responsabilidad Social para América Latina y el Caribe.
Filósofo especialista en ética aplicada a las organizaciones. Consultor internacional en responsabilidad social universitaria. Asesor del Observatorio Regional de Responsabilidad Social para América Latina y el Caribe.
Síntesis:
Si bien el mundo empresarial acoge desde algún tiempo
el concepto de responsabilidad social, su reflexión en el ámbito universitario
recién ha comenzado. El paradigma de la Responsabilidad Social Universitaria
supera el enfoque de la “proyección social y extensión universitaria” y apuesta
por una reflexión integral de la Universidad como institución académica que influye
en el entorno social.
Responsabilidad social
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